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S’Albufera des Grau, tres rutas para disfrutar la joya natural de Menorca

Declarado Parque Natural en 1995, consta de 5.100 hectáreas y es el núcleo de la Reserva de Biosfera menorquina, así reconocida por la UNESCO en 1993

 

‘Tras el corazón verde’, título de la película que protagonizarón en 1984 Michael Douglas y Kathleen Turner, podría servir para definir lo que el viajero siente cuando va al encuentro de s’Albufera des Grau, la principal zona húmeda de Menorca. Un fascinante ecosistema natural con variados hábitats, desde estanques a bosques de acebuches, encinas y pinares pasando por sistemas dunares, praderas de fanerógamas marinas, islotes costeros, un litoral con acantilados y playas… e incluso un poblado talayótico. Un parque que destaca también por su gran diversidad de aves, mamíferos y especies acuáticas. Ir a su encuentro es respirar aire puro… y sentir el palpitar de la Menorca más natural.

 

Hacer compatible el desarrollo socio-económico con la conservación del medio natural es lo que permitió a Menorca ser reconocida como Reserva de Biosfera en 1993 por la UNESCO. El núcleo de la misma, s’Albufera des Grau –al norte de Maó–, consta de cinco reservas: las islas d’Addaia, bassa de Morella, Es Prat, la isla d’en Colom y s’Estany. Una de sus zonas más representativas es su laguna de 70 hectáreas, con tres metros de profundidad, que da cobijo a diversas plantas acuáticas y aves, como la focha común, el águila pescadora o el milano real. Entre los reptiles y anfibios destaca la lagartija balear (especie endémica de la isla), además del sapo verde, la ranita de San Antonio, las tortugas de tierra o la culebra de cogulla.

 

El Parque alberga también elementos patrimoniales, como el poblado talayótico de Sa Torreta de Tramuntana, del que se conserva el talayot, el recinto de taula, algunas casas y la base de una naveta funeraria. Cerca de este poblado hay una torre de defensa medieval: y algo más lejos, otra torreta del siglo XVIII. Diversas pasarelas de madera permiten recorrer todo este humedal, auténtico ‘corazón verde’ de Menorca.

 

    

Tres son los itinerarios para admirar este Parque Natural:

 

1– Sa Gola (2,2 km). Puede realizarse a pie y en bicicleta. La carretera es llana y las otras que bordean la zona de Sa Gola son accesibles para personas con movilidad reducida. Este itinerario discurre por el canal de Sa Gola y la zona dunar de la playa de Es Grau y a través de él se puede admirar paisaje, flora y fauna. Puede hacerse en cualquier época del año, incluso en verano, ya que los pinares proporcionan sombra y la proximidad del mar permite dar refrescantes baños.

 

2–Santa Madrona (2,8 km). Es la mejor ruta para la observación de aves acuáticas. En invierno es cuando se pueden ver mayor cantidad de especies, a medida que van llegando las migratorias. Una ruta pedregosa y sin sombras.

 

3–Mirador de Cala Llimpa (1,7 km). La que permite disfrutar de vistas más impresionantes. Discurre por la parte sureste de la laguna siendo recomendable hacerlo con calma, parando en los principales puntos de interés.

 

 

Y como guinda, un relajante paseo por Es Grau, coqueto pueblecito marinero de casas encaladas, junto a la amplia y protegida playa (ideal para familias con niños), desde el que parten excursiones hacia una de las zonas de este Reserva de Biosfera: la isla d’en Colom.

 

 

                             Más información en: www.menorca.es

Provincia de León, tierra de tesoros ocultos

La Provincia de León brilla con luz propia gracias a su gran oferta patrimonial, paisajística, natural, etnográfica y enoturística pero, ¿cuáles son sus tesoros más ocultos? Rincones como las Hoces de Vegacervera, el Valle del Silencio, la ruta de los puentes romanos de Lugueros, los Fiordos Leoneses de Riaño, la legendaria comarca de Babia o las pallozas prerromanas de los ancares, sorprenden a cualquiera que quiera conocer el corazón más profundo de este destino. León es una tierra mágica con mucho que ofrecer.

La Provincia de León es magia en estado puro. Ese destino que encandila la mirada con rincones naturales como la Cueva de Valporquero y las cientos de rutas senderistas en las que se respira el aire más puro serpenteando los Picos de Europa o las Reservas de la biosfera. Todo ello sin olvidar sus lugares ricos en patrimonio, que nos llevan de viaje al pasado, entre castillos, iglesias, monasterios, palacios y casonas solariegas, su enoturismo y por supuesto, su oferta en turismo etnográfico. Sin duda, descubrir León es la mejor de las aventuras, pero, ¿conoces sus tesoros ocultos?

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León es una provincia cargada de atractivos en cada uno de sus rincones y comarcas que despliegan ante sus visitantes un seductor legado, herencia de un pueblo con una rico y extenso pasado e historia. La naturaleza es uno de sus principales atractivos, con lugares como las Hoces de Vegacervera, donde el agua y el viento crean la sinfonía perfecta. Y si de la música queremos pasar al sosiego más absoluto, el Valle del Silencio habla por sí solo con la espectacularidad de sus paisajes y el recogimiento de sus pueblos.

La Provincia de León es un camino para descubrirte a ti mismo y seguir los pasos, firmes y acompasados, de la historia de Roma. Siguiendo la Calzada Romana del Esla se llega hasta uno de esos lugares que sorprenden a primera vista, los Fiordos Leoneses, en Riaño. También a Maraña, en el corazón del Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre, con sus impresionantes y únicos paisajes y panorámicas, lugares que, junto al padre de los ríos leoneses, el Esla, el antiguo “Astura” de los romanos, conforman una comarca con paisajes que te dejan sin palabras, que te hacen contener la respiración; rutas para practicar cualquier deporte de naturaleza; lugares de ensueños, pueblos de cuento, bosques de leyenda… León es un destino único.

Y una de las joyas de la corona es su arquitectura popular, herencias del pasado que perviven en el presente de esta provincia que muestra con orgullosa un legado de siglos. Los tradicionales hórreos de las montañas, las pallozas prerromanas de los ancares leonesas, los molinos de las riberas de sus múltiples ríos, los palomares de tierras de campos….

La Provincia de León es un destino que enriquece el alma y cultiva la mente.

León es tierra de magia, naturaleza y patrimonio. León lo tiene todo.

Pistas para celebrar el Año Jubilar de Guadalupe en la Provincia de Cáceres

 

Su monasterio, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, será centro de peregrinación por tierras cacereñas hasta el 10 de septiembre de 2022, tras haber sido ampliado un año el Jubileo Guadalupense por la Santa Sede

 

Guadalupe es mucho más que uno de los ‘Pueblos más bonitos de España’ (Asociación a la que se integró en 2018); es también la localidad que da cobijo al Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, patrona de Extremadura desde hace un siglo. Y si visitarlo cualquier año es ya un placer sensorial y espiritual, hacerlo en 2021-22 se convierte en una experiencia inolvidable por coincidir con su Año Jubilar, hecho que acontece solo cuando la festividad de la Virgen coincide en domingo; como el 6 de septiembre de 2020, inicio del Año Santo. Doce caminos conducen hasta Guadalupe y recorrer cualquiera de ellos no solo permite alcanzar el Jubileo sino disfrutar de un entorno natural único entre castaños milenarios y bosques encantados… hasta llegar al corazón extremeño.

 

Todo empezó cinco siglos atrás, cuando el Papa Paulo III estableció el primer Año Jubilar de Guadalupe, en 1536. Era una forma de rendir homenaje a Nuestra Señora de Guadalupe, cuya imagen se cobija en el Real Monasterio que toma su nombre. Una virgen negra sedente realizada en madera de cedro, de estilo románico, que mide 59 centímetros y pesa 3.975 gramos. Desde entonces, solo se celebró de manera excepcional hasta 2005, cuando otro Papa, Juan Pablo II, concedió la gracia del Año Jubilar Guadalupense siempre que la fiesta litúrgica coincidiera en domingo, hecho que sucede con una cadencia de 6, 5, 6 y 11 años. Como en 2020, en que dio comienzo el Jubileo que se prolongará hasta el 10 de septiembre de este 2022. El próximo será en 2026 por lo que estos próximos 19 meses son una oportunidad única para peregrinar hasta el corazón de Extremadura.

 

 

     Doce son los caminos por tierras cacereñas que conducen hasta Guadalupe: Camino Real, Camino de los Montes de Toledo, Camino de la Jara, Camino de Cabañeros, Camino de Levante, Camino de los Mineros, Camino Mozárabe, Camino Romano, Camino Visigodo, Camino de los Descubridores, Camino de Monfragüe y Camino de los Jerónimos. Convertirse en uno de los 170.000 peregrinos que anualmente suelen visitar el monasterio es disfrutar con los cinco sentidos de un territorio privilegiado, de enorme riqueza paisajística, que atraviesa bosques, humedales, sierras y valles, con un alto grado de biodiversidad y buen estado de conservación. Y, sobre todo, uno de los grandes tesoros naturales de la zona: El Geoparque Mundial de la Unesco Villuercas-Ibores-Jara, un increíble macizo montañoso con siete zonas ZEPA (especial protección de aves), además de relieve apalachense, desfiladeros, refugios con pinturas rupestres, castillos árabes, minas… y espectaculares miradores panorámicos.

 

Y al llegar a Guadalupe, el goce de pasear por las empedradas calles de uno de los ‘Pueblos más bonitos de España’ –reconocida Asociación a la pertenece desde 2018– hasta llegar al Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe. Una vez allí, tras atravesar la Puerta Santa de la basílica, llega el ritual de acariciar las piedras de su entrada, en la nave de Santa Ana, que según la tradición cubrió a la imagen de la Virgen tras haber sido sepultada para protegerla. Y, cómo no, disfrutar visitando la iglesia, los claustros mudéjar y gótico, la sacristía, el camarín y los museos de este monasterio declarado Monumento Nacional en 1879 y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1993.

 

Una leyenda que se remonta al siglo I

 

Cuenta la leyenda que la imagen fue realizada en un taller de escultura fundado en Palestina en el siglo I d.C. Tras ser venerada en templos de Acaya y Bizancio, el Papa San Gregorio Magno la regaló al arzobispo de la Sevilla visigoda quien la colocó en una ermita a las afueras de la ciudad. Pero durante la invasión musulmana del año 711, los cristianos, para protegerla, la depositaron en una caja que escondieron junto al río Guadalupe (afluente del Guadiana que discurre por Cáceres), en la serranía de Villuercas.

 

En el siglo XIII la Virgen se le apareció a un vaquero cacereño, Gil Cordero, y le dijo que existía una escultura de ella junto al río Guadalupe. Cordero la buscó, encontró la caja con la sagrada imagen, e hizo una pequeña cabaña agolpando piedras en la que depositó la imagen, siendo el origen de la primera ermita que albergó a la Virgen de Guadalupe. El santuario empezó a recibir peregrinos del entorno más cercano hasta que –en 1337– el rey Alfonso XI de Castilla y de León impulsó la construcción del que –en 1389– pasaría a convertirse en el Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, regentado en sus orígenes por los jerónimos y, desde 1908, por monjes de la congregación franciscana.

 

 

La grandeza de este centro de devoción mariana está vinculada también a los grandes personajes de la historia que lo han visitado, como Isabel la Católica, Cristóbal Colón, Hernán Cortés, Carlos V, San Pedro de Alcántara, Santa Teresa de Jesús, Miguel de Cervantes, Lope de Vega o Miguel de Unamuno, entre otros. Historia, tradición y espiritualidad fusionadas en un Monasterio que este 2021 continúa celebrando su Año Jubilar. Y una buena excelente oportunidad de disfrutarlo es aprovechando los Bonos Turísticos de la Provincia de Cáceres, que pueden adquirirse hasta el 31 de mayo y canjearse para ser disfrutados hasta el 31 de diciembre de este mismo año.

Más información: www.descubrircaceres.com y en el vídeo: https://n9.cl/2rzoz

 

 

Formentera anima a cuidar sus emociones, ahora más que nunca

Este es el claim de la campaña impulsada desde el Consell Insular para iniciar la recuperación emocional previa a la ansiada ‘nueva normalidad’

 

Inmersos en un desasosiego –parafraseando el título de la famosa obra del portugués Pessoa– que dura ya un año, nada mejor que hacer un reset y volver a recuperar ‘aquellas pequeñas cosas’ a las que se refería la canción de Serrat. Emociones a las que quizá antes no dábamos la importancia que realmente tienen, como pasear relajadamente, sin rumbo fijo y en lugares poco masificados; oxigenarse en espacios al aire libre, admirar la naturaleza en su estado más puro y salvaje… Emociones que son la viva esencia de un lugar como Formentera. La menor de las Pitiusas intenta reanimarse interiormente –en sus gentes, que son el verdadero alma de la isla– y así prepararse para que, cuanto todo vuelva a ser (casi) como antes, convertirse de nuevo en ese refugio espiritual y de bienestar que busca el viajero.

 

La vida es para nosotros lo que concebimos en ella. Para el rústico, cuyo campo lo es todo, ese campo es un imperio. Para el César, cuyo imperio le parece todavía poco, ese imperio es un campo. El pobre posee un imperio; el grande posee un campo. Y en verdad, no poseemos más que nuestras propias sensaciones; y en ellas tenemos que fundamentar la realidad de nuestra vida”, reflexionaba Fernando Pessoa en su ‘Libro del desasosiego’ (1982).

 

¿Cómo hacer frente al ‘desasosiego’ que ahora vivimos y recuperar esas sensaciones a las que hacía alusión el genial escritor portugués? Rearmándonos anímicamente. Este es, precisamente, el leit motiv de la campaña ‘Ahora más que nunca, cuidemos nuestras emociones’ que acaba de poner en marcha el Consell Insular de Formentera. Una campaña destinada a recuperar el optimismo en la ciudadanía… lo que revertirá posteriormente en quienes visiten la isla balear, no en vano la grandeza de un destino no está solo en lo material –patrimonio, naturaleza, gastronomía…– sino también en el carácter de sus gentes; esas que acogen con calidez al visitante y le hacen sentir como en su propia casa, bien sea en un alojamiento rural, en un hotel o en un restaurante.

 

Formentera sabe muy bien lo que son las emociones que destila por toda su geografía… y que proyecta en sus visitantes. Un destino que apuesta por la salud y el bienestar, por la dieta saludable amparada en una gastronomía ‘slow food’ con productos de proximidad, por espacios naturales como su treintena de rutas verdes, por eventos de relajación mental y espiritual como Formentera Zen

 

“Vivir una pandemia en un lugar como Formentera, con muchos espacios al aire libre y sin aglomeraciones, es uno de los hechos que hemos querido destacar en esta campaña (…). Consejos para cuidarnos anímicamente para ser tan optimistas como sea posible y así mejorar nuestro bienestar y el de quienes nos rodean”, afirma Alejandra Ferrer, presidenta del Consell Insular.

 

Son ‘aquellas pequeñas cosas’ las que, en estos momentos, damos más valor. Pequeñas cosas que, en la menor de las Pitiusas, son muy grandes emocionalmente. Por eso anima a cuidarlas… ahora más que nunca.

 

                                             Más información: https://www.formentera.es

5 excelentes planes para un 2021 esperanzador en la Provincia de Cáceres

Destilando pura esencia extremeña, la segunda provincia más extensa de España afronta el nuevo año ofreciendo seductoras alternativas para todos los gustos

 

Desde la monumentalidad de su capital hasta una Reserva de la Biosfera como Monfragüe pasando por comarcas como Trasierra y Tierras de Granadilla o La Vera –donde Carlos V vivió sus últimos días– o un impresionante Monasterio, el de Guadalupe, que precisamente este 2021 sigue celebrando su Año Jubilar. Un auténtico repoker de lugares, entre los muchos y tentadores que atesora la Provincia de Cáceres. Una tierra de descubridores… que vale la pena descubrir. Un destino sano y natural en el que ‘volver a lo que amas’.

 

     1 – Admirar la Cáceres monumental

           La capital provincial es una de las 15 ciudades españolas reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Un punto de encuentro de distintas civilizaciones que dejaron huella en sus milenarias piedras y han hecho que se la conozca como ‘la ciudad de las tres culturas’: la árabe, con la muralla que rodea la ciudad monumental o la decena de torres almohades, entre ellas la Torre de Bujaco; la cristiana, con iglesias como la Concatedral de Santa María o palacios como el de Carvajal; y judía, con esa judería vieja de estrechas calles y casas encaladas adornadas con plantas y flores. Por todo ello, no es de extañar que Cáceres fuera escogida como escenario de la mundialmente reconocida serie televisiva ‘Juego de Tronos’ en su 7ª temporada. Y, por si fuera poco, también ha sido declarada Zepa Urban: Zona de Especial Protección para las Aves dentro de núcleos urbanos. Tentador plan, ¿verdad?

 

 

     2 – Sumergirse en la Reserva de la Biosfera de Monfragüe

           La Reserva de la Biosfera de Monfragüe –que contiene en su área el Parque Nacional– representa la mayor extensión de bosque mediterráneo de todo el planeta. Con una fascinante biodiversidad, al vuelo de buitres leonados o el sonido de los ciervos en la berrea se unen lugares fascinantes, como la Cueva del Castillo, con sus pinturas rupestres; el embalse de Arrocampo, con 170 especies de aves; el centenar de murales de la Ruta de los Trampantojos de Romangordo; o el sobrecogedor Cristo de la Victoria, de Serradilla. Pero, sobre todo, cautiva por los paseos en barco por el Tajo y por el Castillo de Monfragüe, restos de una fortaleza convertida en el más fascinante mirador panorámico.

 

 

     3 – Visitar el Monasterio de Guadalupe en su Año Jubilar

           En su origen (siglo XIII) era una ermita, que un siglo más tarde se transformó en iglesia gótica y, luego, en Monasterio. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993, alberga en su interior la imagen de la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura. Su historia está también ligada a los Reyes Católicos –que reposaron aquí en 1492, tras conquistar Granada– y a Cristóbal Colón, que regresó aquí para agradecer a la virgen su descubrimiento de América. Al amparo de este Monasterio se gestó el pueblo de Guadalupe, al que proveía de oficios. Un pueblo con muchos hospitales y dedicado a la medicina gracias al Monasterio, lugar de peregrinación que –entre 2020 y 2021– celebra su Año Jubilar, algo que solo acontece 14 veces cada siglo: cuando la festividad de la virgen (6 de septiembre) cae el domingo, como el pasado año.

 

 

     4 – Descubrir Trasierra y Tierras de Granadilla

           Tierra, agua y cielo se fusionan en perfecta armonía en esta comarca cargada de sorpresas. Como el embalse Gabriel y Galán con su Vegacho; un monstruo que, según la leyenda, pulula por sus aguas. Un lugar donde disfrutar de actividades náuticas en primavera y verano o ver grullas en otoño e invierno, además de albergar El Anillo –Centro Internacional de Innovación Deportiva–, de forma circular. La comarca está atravesada por la Vía de la Plata, que pasa por el único arco romano cuadriforme que se conserva en España –el Arco de Cáparra– con una villa medieval y uno de los pueblos abandonados (a mediados del siglo XX) más bellos de nuestro país: Granadilla. Y, para los amantes de las emociones fuertes, un vuelo en parapente desde el Pico Pitolero al que se accede por una bella ruta senderista.

 

 

     5 – Enamorarse de La Vera de Carlos V

           Esta comarca cacereña está históricamente vinculada a la figura del monarca Carlos V, hijo de Juana ‘la Loca’ y nieto de los Reyes Católicos, y al Monasterio de Yuste, donde pasó sus últimos días antes de su muerte, en 1558. Pero La Vera tiene otros muchos alicientes, como el pueblo de Cuacos, con su conjunto histórico-artístico; o el castillo de los Condes de Oropesa, en Jarandilla de la Vera, que fue residencia provisional del citado emperador. Pero, sobre todo, La Vera es naturaleza en estado puro que hará las delicias de los amantes del senderismo, con más de una veintena de rutas, entre ellas la de Tejada de Tiétar. También destacan sus numerosas piscinas naturales e impresionantes gargantas, como las Pilatillas, Minchones o Gualtaminos, con una de las mejores cascadas de España: la Chorrera del Diablo. Y como guinda gastronómica, aquí se elabora el famoso Pimentón con DO, condimento esencial de la Dieta Mediterránea.

 

                                             Más información: www.descubrircaceres.com

10 pistas para un 2021 ilusionante en Formentera

 

La menor de las Pitiusas vuelve a ser, un año más, el destino perfecto para una escapada en la que cargarnos de energía y afrontar con optimismo los nuevos retos

 

Año nuevo, vida nueva. Más allá de cualquier tópico, es el gran deseo con el que todos iniciamos un nuevo periplo vital. Y en este recién estrenado 2021 mucho más si cabe tras el durísimo año anterior, marcado para siempre por la pandemia. ¿Dónde volver a recuperar la ilusión? En un lugar puro por naturaleza, un paraíso cercano, un oasis de paz y relajación mecido en las tranquilas aguas del Mediterráneo. Un lugar… como Formentera. Estas son las 10 pistas para disfrutar intensamente de esta isla balear.

 

1–La Savina, puerta de entrada. Ubicada al noroeste, es el único acceso ­a la isla, por vía marítima. Un punto de encuentro de pescadores y de toda la cultura salinera.

 

2–Faro de la Mola: amaneceres mágicos. Al este, es el lugar perfecto para ver salir el sol por el horizonte e inspiró a Julio Verne en una de sus novelas de aventuras, Héctor Servadac, como certifica un monolito dedicado al gran escritor francés. Además, en su interior acoge un museo.

 

3–Estany Pudent, ruta birding. Uno de los humedales con mayor valor biológico del Parc Natural, que desde 2020 acoge una ruta líneal de 4,3 kms para el avistamiento de pájaros. Con ocho paneles que informan sobre el valor natural del área y una pantalla de observación.

 

 

4–Can Marroig y Sa Pedrera. Finca que acoge el Centro de Interpretación del Parc Natural de Ses Salines y donde se pueden admirar elementos tradicionales de la actividad agrícola de la isla, canteras y vestigios arqueológicos… además de una zona rocosa de curiosas formas –Sa Pedrera– que en otros tiempos fue una cantera.

 

5–Sant Francesc, corazón y capital. Ubicada en el centro, es su principal población. En su bello conjunto histórico destaca la iglesia –a modo de fortaleza–, la animada plaza que la acoge, la capilla de Sa Tanca Vella, del siglo XIII… Y, muy cerca, los molinos de sa Miranda.

 

 

6–Es Caló, esencia de pescadores. En la zona norte, conserva inalterable su imagen de antiguo pueblo de pescadores, con sus fotogénicos varaderos de madera –declarados de interés cultural en 2002– y sus pequeñas calas, Ses Platgetes. Es punto de partida de una de las principales rutas verdes, la 25, por el histórico camino de Sa Pujada que conduce a La Mola.

 

 

7–Migjorn, el sur salvaje. El mayor arenal de la isla. 5 kms de playas paradisíacas divididas en varias calas por zonas rocosas… con un rincón muy especial: Es Caló des Morts, pequeño arenal entre rocas con casetas varadero, fiel reflejo del pasado marinero de la isla. En Migjorn también puede admirarse una de las más bellas torres de defensa y la única en que puede visitarse su interior: Pi des Català o torre de Migjorn, de tres plantas y construida en el siglo XVIII.

 

8–El Pilar de la Mola y su Mercado Artesano. Pueblo situado en la zona más elevada de la isla (aunque sean solo 192 metros de altitud) que destila pura bohemia, sobre todo su Mercado Artesano, abierto los miércoles y domingos tarde, de mayo a octubre. Allí puede encontrarse de todo: cestas, alpargatas, joyería, cerámica, cuero, bisutería, pinturas… amenizado con música en vivo. A destacar también su iglesia, del siglo XVIII.

 

 

9–Ses Illetes, el paraíso playero. Al norte de La Savina, siempre entre las playas top mundiales. 450 metros de arenal –divididos en dos por una pequeña zona rocosa– arropado por varios islotes que le otorgan su nombre y una zona dunar protegida, pues forma parte del Parc Natural de Ses Salines. Aguas tranquilas y poco profundas de color turquesa y fina arena blanca.

 

10–Cabo de Barbaria, románticas puestas de sol. Al suroeste de la isla, sus acantilados son el más majestuoso palco natural desde el que contemplar el espectáculo de ver cómo el sol se acuna cada atardecer en el Mediterráneo. Pero antes, un ritual: descender por un agujero hasta una cueva subterránea –la Cova Foradada– con impresionantes vistas. También destaca allí una de las torres de defensa, la torre des Garroveret. Barbaria es el lugar ideal para poner la guinda emocional a esta ilusionante escapada a Formentera.

 

                         Más información: https://www.formentera.es