Las catedrales suelen ser el epicentro de los centros históricos de las ciudades. La Catedral de Santa María de Vitoria es algo más…
Testigo privilegiada del crecimiento y desarrollo de una ciudad milenaria como Vitoria-Gasteiz, la ‘Catedral Vieja’ se presenta ante los visitantes como un algo más que un templo de culto. Es un recinto en el que aprender de la historia de una ciudad; en el que empaparse de una cultura que prevalece a través de los siglos; y es la excusa perfecta para planificar una escapada a una de las ciudades con más tesoros y experiencias que ofrecer en el norte de España.
Señorial, imponente, majestuosa, fascinante… se agotan los calificativos para definir una de las construcciones más representativas de la historia de Vitoria-Gasteiz. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2015 en el contexto de “Caminos de Santiago de Compostela: Camino francés y Caminos del Norte de España”; Santa María atestigua el inexorable paso del tiempo en un proceso de reconstrucción y restauración integral. Todo ello para que el visitante se enamore de uno de los símbolos más importantes de la ciudad vasca.
Presidiendo solemnemente la colina en torno a la cual se fue conformando la actual ciudad de Vitoria, la reputación de este templo la precede. No por nada, el famosísimo escritor Ken Follet se inspiró en esta Catedral para escribir Un mundo sin fin, segunda parte de su archiconocida saga de Los Pilares de la Tierra.
Una de las cosas que hacen que esta Catedral sea tan llamativa es que formó parte de la muralla medieval que hoy en día se conserva en gran medida. Algo sorprendente, ya que por lo general en las ciudades medievales las catedrales suelen ser el centro neurálgico. Al acceder al recinto, desde los cimientos, se pueden visitar las criptas musealizadas, la nave, el paso de ronda y el triforio. El visitante se adentra en un edificio de más de 800 años que revela la historia y los orígenes de la primitiva aldea de Gasteiz, donde surgió una pequeña iglesia fortaleza que con el paso del tiempo se convirtió en catedral.
Como colofón, una panorámica desde el punto más alto de la ciudad. La torre campanario, vigía de la ciudad. Lugar desde el que observar y disfrutar de una ciudad magnífica. También desde la cual divisar los otros tres puntos de Vitoria: los campanarios de las iglesias de San Miguel, San Vicente y San Pedro. Cuatro torres de cuatro emblemas del arte gótico, pero sólo una ofrece una vista sin igual de la Llanada Alavesa.
Para concluir la visita, aunque resulte paradójico, es necesario hacer un alto en la entrada para deleitarse y emocionarse con el excelso pórtico. Una muestra que define lo que es el estilo gótico para alguien que no es muy ducho en la materia. Gracias a un sistema de proyección de vídeo, denominado ‘el pórtico de la luz’ se puede apreciar la evolución de la policromía a lo largo del tiempo, desde el siglo XVI al XX.
Al inicio o para finalizar una necesaria visita a la ciudad de Vitoria-Gasteiz, la Catedral de Santa María se convierte en un imprescindible en nuestro itinerario. Fundamentalmente porque sus muros son la línea del tiempo que ha seguido la ciudad desde su fundación. Perderse esta visita es una falta muy difícil de perdonar. ¡Disfrútala!
Más información: https://www.catedralvitoria.eus/es/inicio/
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