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Paseo emocional por el encanto arquitectónico del Hotel Alhambra Palace

Con Granada a sus pies y la Alhambra ‘levitando’ sobre él, este 5 estrellas es una obra de arte decorativa de la hotelería donde fluyen las emociones

 

¿Hotel palaciego… o palacio de los sueños? El Alhambra Palace no deja indiferente a nadie. Desde fuera, impresiona por su estructura almenada y curvilínea, evocando las murallas de Ávila: fuertes, robustas y no muy elevadas. Y una vez en su interior, cautiva por la embriagadora belleza de un estilo neoárabe elevado a la perfección en cada rincón, en un barroquismo alhambrino único y seductor. Porque la experiencia sensorial de este 5 estrellas va mucho más allá de la que pueda ofrecer cualquier establecimiento hotelero. Aquí cada instante se vive con intensidad y pasión: del desayuno a la cena, del relajado café a la excitante copa, del paseo por estancias y pasillos admirando mil y un detalles arquitectónicos… al ‘retiro espiritual’ en habitaciones donde el dormir es solo una (pequeña) parte del sueño.

 

 

Teñido de ‘naranja galatea’, evoca el aspecto externo de la Alhambra granadina, cuyo nombre toma… y a la que hace honor. Y es que el Alhambra Palace es un auténtico palacio de la hotelería. De ello se da uno cuenta nada más traspasar el umbral de su puerta, admirando sus tres arcos de herradura, en ladrillo. La recepción queda velada bajo la cubierta estrellada de yesería pintada, simulando madera; y una impresionante cúpula de cristal octogonal filtra la luz natural, que resplandece de una manera especial al acariciar el mármol blanco del pavimento.

 

Un gran arco semi-apuntado, estucado y decorado tan solo por molduras, abre paso al amplio vestíbulo, que cautiva también por su escenografía como centro neurálgico del hotel. El hall está profusamente decorado eludiendo el ‘miedo al vacío’ de ciertas épocas, entre ellas la islámica. Y ahí también se hace patente el estilo ecléctico del hotel, con una escalinata que confiere una idea clásica, renacentista y palaciega, reforzada por su potente pasamanos. Un alfarje simulado hace las veces de inmenso cielo mientras los mocárabes (bóvedas ornamentadas propias de la arquitectura árabe) rodean el espacio y cristales coloreados decoran la luz natural. También arcos, muchos de ellos ciegos, tapizados por suras son epigrafía cursiva, espejos, mosaicos… todo un fascinante entorno decorativo que transporta al onírico mundo de las ‘Mil y una noches’.

 

 

    El Salón-Comedor arropa almuerzos y cenas sus con regias columnas que aparentan estar hechas de mármol verde, con capiteles octogonales. Y los muros cortina se abren hacia el exterior por arcos acristalados, algunos de ellos coloreados. Todo el interior del Alhambra Palace es puro ornamento decorativo que embriaga los ojos con la belleza de estrechas columnas adosada a las paredes, con capiteles nazaríes, flores, pajaros… y espejos enmarcados en las paredes laterales que coquetean con un estilo versallesco. Un cielo techado, con grandes estrellas de doce puntas, acompaña con un color añejo; y en todos ellos, lámparas de cobre dorado, a modo de quinqués, ofreciendo luces de tenue delicadeza…

 

Si se mira con detenimiento las estancias principales se observa que Granada está a los pies del hotel y la Alhambra en su cabeza. Una cruz griega es su planta y salitas laterales, a modo de capillas, es el Salón de los Reyes y la zona del bar. Y los brazos del crucero son pasillos por los que el hotel se esparce hasta que una pequeña escalera se adentra en su corazón. Y una majestuosa terraza panorámica es el mejor palco desde el que admirar la capital nazarí en todo su esplendor. ¿Hotel palaciego… o palacio de los sueños? Simplemente… ¡Hotel Alhambra Palace!

 

   Más información del hotel en su web: www.h-alhambrapalace.es

Provincia de León, tierra de tesoros ocultos

La Provincia de León brilla con luz propia gracias a su gran oferta patrimonial, paisajística, natural, etnográfica y enoturística pero, ¿cuáles son sus tesoros más ocultos? Rincones como las Hoces de Vegacervera, el Valle del Silencio, la ruta de los puentes romanos de Lugueros, los Fiordos Leoneses de Riaño, la legendaria comarca de Babia o las pallozas prerromanas de los ancares, sorprenden a cualquiera que quiera conocer el corazón más profundo de este destino. León es una tierra mágica con mucho que ofrecer.

La Provincia de León es magia en estado puro. Ese destino que encandila la mirada con rincones naturales como la Cueva de Valporquero y las cientos de rutas senderistas en las que se respira el aire más puro serpenteando los Picos de Europa o las Reservas de la biosfera. Todo ello sin olvidar sus lugares ricos en patrimonio, que nos llevan de viaje al pasado, entre castillos, iglesias, monasterios, palacios y casonas solariegas, su enoturismo y por supuesto, su oferta en turismo etnográfico. Sin duda, descubrir León es la mejor de las aventuras, pero, ¿conoces sus tesoros ocultos?

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León es una provincia cargada de atractivos en cada uno de sus rincones y comarcas que despliegan ante sus visitantes un seductor legado, herencia de un pueblo con una rico y extenso pasado e historia. La naturaleza es uno de sus principales atractivos, con lugares como las Hoces de Vegacervera, donde el agua y el viento crean la sinfonía perfecta. Y si de la música queremos pasar al sosiego más absoluto, el Valle del Silencio habla por sí solo con la espectacularidad de sus paisajes y el recogimiento de sus pueblos.

La Provincia de León es un camino para descubrirte a ti mismo y seguir los pasos, firmes y acompasados, de la historia de Roma. Siguiendo la Calzada Romana del Esla se llega hasta uno de esos lugares que sorprenden a primera vista, los Fiordos Leoneses, en Riaño. También a Maraña, en el corazón del Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre, con sus impresionantes y únicos paisajes y panorámicas, lugares que, junto al padre de los ríos leoneses, el Esla, el antiguo “Astura” de los romanos, conforman una comarca con paisajes que te dejan sin palabras, que te hacen contener la respiración; rutas para practicar cualquier deporte de naturaleza; lugares de ensueños, pueblos de cuento, bosques de leyenda… León es un destino único.

Y una de las joyas de la corona es su arquitectura popular, herencias del pasado que perviven en el presente de esta provincia que muestra con orgullosa un legado de siglos. Los tradicionales hórreos de las montañas, las pallozas prerromanas de los ancares leonesas, los molinos de las riberas de sus múltiples ríos, los palomares de tierras de campos….

La Provincia de León es un destino que enriquece el alma y cultiva la mente.

León es tierra de magia, naturaleza y patrimonio. León lo tiene todo.

Pistas para celebrar el Año Jubilar de Guadalupe en la Provincia de Cáceres

 

Su monasterio, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, será centro de peregrinación por tierras cacereñas hasta el 10 de septiembre de 2022, tras haber sido ampliado un año el Jubileo Guadalupense por la Santa Sede

 

Guadalupe es mucho más que uno de los ‘Pueblos más bonitos de España’ (Asociación a la que se integró en 2018); es también la localidad que da cobijo al Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, patrona de Extremadura desde hace un siglo. Y si visitarlo cualquier año es ya un placer sensorial y espiritual, hacerlo en 2021-22 se convierte en una experiencia inolvidable por coincidir con su Año Jubilar, hecho que acontece solo cuando la festividad de la Virgen coincide en domingo; como el 6 de septiembre de 2020, inicio del Año Santo. Doce caminos conducen hasta Guadalupe y recorrer cualquiera de ellos no solo permite alcanzar el Jubileo sino disfrutar de un entorno natural único entre castaños milenarios y bosques encantados… hasta llegar al corazón extremeño.

 

Todo empezó cinco siglos atrás, cuando el Papa Paulo III estableció el primer Año Jubilar de Guadalupe, en 1536. Era una forma de rendir homenaje a Nuestra Señora de Guadalupe, cuya imagen se cobija en el Real Monasterio que toma su nombre. Una virgen negra sedente realizada en madera de cedro, de estilo románico, que mide 59 centímetros y pesa 3.975 gramos. Desde entonces, solo se celebró de manera excepcional hasta 2005, cuando otro Papa, Juan Pablo II, concedió la gracia del Año Jubilar Guadalupense siempre que la fiesta litúrgica coincidiera en domingo, hecho que sucede con una cadencia de 6, 5, 6 y 11 años. Como en 2020, en que dio comienzo el Jubileo que se prolongará hasta el 10 de septiembre de este 2022. El próximo será en 2026 por lo que estos próximos 19 meses son una oportunidad única para peregrinar hasta el corazón de Extremadura.

 

 

     Doce son los caminos por tierras cacereñas que conducen hasta Guadalupe: Camino Real, Camino de los Montes de Toledo, Camino de la Jara, Camino de Cabañeros, Camino de Levante, Camino de los Mineros, Camino Mozárabe, Camino Romano, Camino Visigodo, Camino de los Descubridores, Camino de Monfragüe y Camino de los Jerónimos. Convertirse en uno de los 170.000 peregrinos que anualmente suelen visitar el monasterio es disfrutar con los cinco sentidos de un territorio privilegiado, de enorme riqueza paisajística, que atraviesa bosques, humedales, sierras y valles, con un alto grado de biodiversidad y buen estado de conservación. Y, sobre todo, uno de los grandes tesoros naturales de la zona: El Geoparque Mundial de la Unesco Villuercas-Ibores-Jara, un increíble macizo montañoso con siete zonas ZEPA (especial protección de aves), además de relieve apalachense, desfiladeros, refugios con pinturas rupestres, castillos árabes, minas… y espectaculares miradores panorámicos.

 

Y al llegar a Guadalupe, el goce de pasear por las empedradas calles de uno de los ‘Pueblos más bonitos de España’ –reconocida Asociación a la pertenece desde 2018– hasta llegar al Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe. Una vez allí, tras atravesar la Puerta Santa de la basílica, llega el ritual de acariciar las piedras de su entrada, en la nave de Santa Ana, que según la tradición cubrió a la imagen de la Virgen tras haber sido sepultada para protegerla. Y, cómo no, disfrutar visitando la iglesia, los claustros mudéjar y gótico, la sacristía, el camarín y los museos de este monasterio declarado Monumento Nacional en 1879 y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1993.

 

Una leyenda que se remonta al siglo I

 

Cuenta la leyenda que la imagen fue realizada en un taller de escultura fundado en Palestina en el siglo I d.C. Tras ser venerada en templos de Acaya y Bizancio, el Papa San Gregorio Magno la regaló al arzobispo de la Sevilla visigoda quien la colocó en una ermita a las afueras de la ciudad. Pero durante la invasión musulmana del año 711, los cristianos, para protegerla, la depositaron en una caja que escondieron junto al río Guadalupe (afluente del Guadiana que discurre por Cáceres), en la serranía de Villuercas.

 

En el siglo XIII la Virgen se le apareció a un vaquero cacereño, Gil Cordero, y le dijo que existía una escultura de ella junto al río Guadalupe. Cordero la buscó, encontró la caja con la sagrada imagen, e hizo una pequeña cabaña agolpando piedras en la que depositó la imagen, siendo el origen de la primera ermita que albergó a la Virgen de Guadalupe. El santuario empezó a recibir peregrinos del entorno más cercano hasta que –en 1337– el rey Alfonso XI de Castilla y de León impulsó la construcción del que –en 1389– pasaría a convertirse en el Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, regentado en sus orígenes por los jerónimos y, desde 1908, por monjes de la congregación franciscana.

 

 

La grandeza de este centro de devoción mariana está vinculada también a los grandes personajes de la historia que lo han visitado, como Isabel la Católica, Cristóbal Colón, Hernán Cortés, Carlos V, San Pedro de Alcántara, Santa Teresa de Jesús, Miguel de Cervantes, Lope de Vega o Miguel de Unamuno, entre otros. Historia, tradición y espiritualidad fusionadas en un Monasterio que este 2021 continúa celebrando su Año Jubilar. Y una buena excelente oportunidad de disfrutarlo es aprovechando los Bonos Turísticos de la Provincia de Cáceres, que pueden adquirirse hasta el 31 de mayo y canjearse para ser disfrutados hasta el 31 de diciembre de este mismo año.

Más información: www.descubrircaceres.com y en el vídeo: https://n9.cl/2rzoz

 

 

Formentera anima a cuidar sus emociones, ahora más que nunca

Este es el claim de la campaña impulsada desde el Consell Insular para iniciar la recuperación emocional previa a la ansiada ‘nueva normalidad’

 

Inmersos en un desasosiego –parafraseando el título de la famosa obra del portugués Pessoa– que dura ya un año, nada mejor que hacer un reset y volver a recuperar ‘aquellas pequeñas cosas’ a las que se refería la canción de Serrat. Emociones a las que quizá antes no dábamos la importancia que realmente tienen, como pasear relajadamente, sin rumbo fijo y en lugares poco masificados; oxigenarse en espacios al aire libre, admirar la naturaleza en su estado más puro y salvaje… Emociones que son la viva esencia de un lugar como Formentera. La menor de las Pitiusas intenta reanimarse interiormente –en sus gentes, que son el verdadero alma de la isla– y así prepararse para que, cuanto todo vuelva a ser (casi) como antes, convertirse de nuevo en ese refugio espiritual y de bienestar que busca el viajero.

 

La vida es para nosotros lo que concebimos en ella. Para el rústico, cuyo campo lo es todo, ese campo es un imperio. Para el César, cuyo imperio le parece todavía poco, ese imperio es un campo. El pobre posee un imperio; el grande posee un campo. Y en verdad, no poseemos más que nuestras propias sensaciones; y en ellas tenemos que fundamentar la realidad de nuestra vida”, reflexionaba Fernando Pessoa en su ‘Libro del desasosiego’ (1982).

 

¿Cómo hacer frente al ‘desasosiego’ que ahora vivimos y recuperar esas sensaciones a las que hacía alusión el genial escritor portugués? Rearmándonos anímicamente. Este es, precisamente, el leit motiv de la campaña ‘Ahora más que nunca, cuidemos nuestras emociones’ que acaba de poner en marcha el Consell Insular de Formentera. Una campaña destinada a recuperar el optimismo en la ciudadanía… lo que revertirá posteriormente en quienes visiten la isla balear, no en vano la grandeza de un destino no está solo en lo material –patrimonio, naturaleza, gastronomía…– sino también en el carácter de sus gentes; esas que acogen con calidez al visitante y le hacen sentir como en su propia casa, bien sea en un alojamiento rural, en un hotel o en un restaurante.

 

Formentera sabe muy bien lo que son las emociones que destila por toda su geografía… y que proyecta en sus visitantes. Un destino que apuesta por la salud y el bienestar, por la dieta saludable amparada en una gastronomía ‘slow food’ con productos de proximidad, por espacios naturales como su treintena de rutas verdes, por eventos de relajación mental y espiritual como Formentera Zen

 

“Vivir una pandemia en un lugar como Formentera, con muchos espacios al aire libre y sin aglomeraciones, es uno de los hechos que hemos querido destacar en esta campaña (…). Consejos para cuidarnos anímicamente para ser tan optimistas como sea posible y así mejorar nuestro bienestar y el de quienes nos rodean”, afirma Alejandra Ferrer, presidenta del Consell Insular.

 

Son ‘aquellas pequeñas cosas’ las que, en estos momentos, damos más valor. Pequeñas cosas que, en la menor de las Pitiusas, son muy grandes emocionalmente. Por eso anima a cuidarlas… ahora más que nunca.

 

                                             Más información: https://www.formentera.es

Menorca pone en valor su gastronomía y cultura culinaria con ‘Oliaigua’

 

Esta revista digital –trimestral y gratuita, con descarga para móvil, tablet o web– está apadrinada por Joan Roca, chef de El Celler de Can Roca (3 estrellas Michelin)

 

El Oliaigua, uno de los más populares platos tradicionales menorquines –sencilla sopa a base de agua, aceite, hortalizas y verduras, que se sirve caliente o fría según la época del año– es también, desde ahora, el nombre de la nueva apuesta promocional de la gastronomía local de Menorca. Una revista que pretende aportar una mayor difusión de los valores culinarios de la isla balear, dando a conocer sus inicitativas más innovadoras y relevantes. Y contará con nueve colaboradores, entre ellos la actriz menorquina Ruth Llopis, intérprete, entre otras, de series como ‘El Secreto de Puente Viejo’ (Antena 3) o ‘Valeria’ (Neflix)  

 

 

‘Oliaigua’ que ve la luz este mes de febrero, cuenta con un padrino de excepción: Joan Roca, chef de El Celler de Can Roca (que atesora 3 estrellas Michelin). Elegido mejor cocinero del mundo en 2017 y 2018, Roca ha apoyado esta iniciativa de Menorca que tiene la voluntad de ofrecer su soporte y difusión a la candidatura menorquina como Región Europea de Gastronomía 2022. Un proyecto compartido entre la administración pública, entidades y asociaciones del sector así como el sector gastronómico privado.

 

De carácter trimestral y editada en tres idiomas (catalán, castellano e inglés, pensando en su proyección internacional), ‘Oliaigua’ cuenta con otros ocho colaboradores de excepción, además de la actriz Ruth Llopis: Borja Beneïto, experto y referente gastronómico; Lluïsa Coll, coordinadora de Región Gastronómica; Bep Al.lès, experto gastronómico de Menorca, Francesc Font, técnico agrícola; Sara Sanchís, sommelier; David Baret y Edu Cendán, periodistas; y Fra Roger, miembro de entidad gastronómica.

 

 

Oliaigua’ está producida por Esguard Publicacions, con una amplia experiencia en la edición de publicaciones digitales, y Més que Imatge Produccions, con un largo recorrido en la producción de audiovisuales. El primer número de la revista vio la luz el pasado 3 de febrero e incluye diversas temáticas y formatos, siempre con el producto local como hilo conductor, entre ellas: el celler Binitord, la pastelería El Diamante, el aceite de oliva (oro líquido menorquín), la miel, el queso, la langosta y Menorca Región Gastronómica Europea 2022.

 

 

    Para acceder al contenido de ‘Oliaigua’ puede bajarse la aplicación de la revista a un dispositivo móvil o tablet en: http://onelink.to/oliaigua

 

 

 

 

                             Más información en: www.menorca.es

El corazón ‘oculto’ de Roses

Un paseo por el Núcleo Histórico de la localidad rosense, agazapado justo por detrás de la fachada litoral

 

Más allá de su majestuosa bahía, sus playas y sus dos grandes iconos patrimoniales –la Ciudadela y el Castillo de la Trinitat– Roses cobija en sus adentros la más pura esencia de una villa medieval que fue creciendo en el siglo XVIII alrededor de la iglesia parroquial de Santa María, en la plaza de la Iglesia. Un laberinto de estrechas calles plagadas de tiendas, bares y restaurantes en las que perderse sin prisas y olvidarse del tiempo. Una plaza de la Pau, dedicada a la memoria histórica de la Guerra Civil, que incluye un refugio antiaéreo. Y como guinda, en primera línea de mar, casas modernistas y neoclásicas que son el fiel reflejo de la prosperidad rosense en los siglos XIX y XX, entre ellas la espléndida Casa Mallol, sede del Ayuntamiento

 

     La plaza de Catalunya, con vistas al mar, que diverge de la Avenida de Rhode y el Paseo Marítimo –que bordea la majestuosa bahía de Roses, integrada en el Club de Bahías Más Bellas del Mundo–, es la puerta de entrada a la otra Roses, la menos conocida por el viajero que va en busca del sol y el mar. Pero sumergirse en ella, en su Núcleo Histórico, es ir al encuentro de las raíces de una villa que fue creciendo en el arrabal de la Ciudadela.

 

 

La mejor bienvenida son los edificios neoclásicos y modernistas que dan solemnidad a esta plaza, evocando el recuerdo de una época –siglos XIX y XX– en la que el comercio era próspero y las familias adoptaban el estilo constructivo vinculado a los indianos. Dan fe de ello las casas Ramon Rahola, Mates, Canals, Marqués de Linàs y, sobre todo, la modernista Casa Mallol, que data de 1906. Remodelada en 1985, alberga en la actualidad el ayuntamiento. A partir de allí, el visitante empezará a sentir los latidos del corazón de Roses, que conducen hasta la plaza de la Iglesia.

 

 

     La iglesia parroquial de Santa María (construida entre 1792 y 1853) tomó el relevo del monasterio románico de Santa María, cuyos restos –en bastante buen estado­– se cobijan en la Ciudadela. Destaca en ella su fachada monumental ochocentista, formada por grandes sillares e inspirada en la Puerta del Mar de la citada Ciudadela. Y también, a ambos lados, dos modernos campanarios acabados en hierro que suplieron al antiguo, en la parte posterior de la iglesia, de forma triangular. Durante la Guerra Civil, en la que se destruyeron los altares y las imágenes, el edificio se destinó al mercado y a un taller de carpintería. La iglesia fue reformada, estrenando en 1995 su fisonomía actual, con un nuevo altar.

 

 

Lugar emblemático del Núcleo Histórico es también la plaza de la Pau, dedicado a la memoria histórica de la Guerra Civil Española. En 2006 se inauguró allí la remodelación integral del espacio con un grupo escultórico de la artista Ció Abellí, que reflexiona sobre la irracionalidad de la guerra y el valor de la vida. En esta misma plaza tiene una de sus tres entradas un refugio antiaéreo construido entre 1937-38. Son 100 metros de longitud, un metro de anchura y 1,90 metros de altura, y fue clave para que muchas familias salvaran sus vidas durante los bombardeos de la aviación italiana y los ataques de la marina franquista.

 

 

Otra de las zonas destacadas es la Riera Ginjolers, que llega hasta el mar. Antiguamente, llena de agua, dividía en dos a la localidad, debiendo utilizarse diversos puentes para conectar las calles. Pero con su remodelación pasó a convertirse en una rambla peatonal con la que Roses no solo volvió a unir sus dos partes sino que logró un espacio de paseo y ocio que acoge fiestas tradicionales –como la de Reyes– y diferentes actos de las principales fiestas de esta bella localidad, referente de la Costa Brava catalana. 

 

                                      

     Más información en: http://es.visit.roses.cat/