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Un paseo por 25 siglos de historia en la Ciudadela de Roses

Construida en el siglo XVI para proteger la localidad, es un gigantesco museo al aire libre con joyas arqueológicas que arrancan en el siglo IV antes de Cristo

 

Grandes civilizaciones como la griega y la romana o épocas como la Edad Media afloran en las 17 hectáreas del gran icono patrimonial rosense, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1961. Un itinerario bien señalizado permite seguir las huellas que –a lo largo de más de dos milenios­­– marcaron la vida de esta localidad, referente de la Costa Brava catalana. Esta Ciudadela acoge también un museo con siete áreas temáticas… y cada año cobra una nueva dimensión lúdico-artística convertida en el mágico escenario del festival Sons del Món, que marida música y vino.

     El recorrido arranca con la zona griega, pues a sus colonizadores helenos se debe la fundación de la localidad, que denominaron Rhode. De aquella época se conservan restos del barrio helenístico, con talleres de cerámica y metales. El circuito prosigue con los vestigios de una zona artesanal romana, de los siglos II al VI, donde destaca una factoría de salazón. Y muy cerca se ubica, asimismo, una necrópolis paleocristiana. La Edad Media marcó también la historia del lugar, dejando como principal testimonio el monasterio románico-lombardo de Santa María, fundado en el siglo XI por monjes benedictinos. Su estructura mejor conservada es el ábside central de la iglesia, reconstruido en el s. XX.

 

Igualmente reseñables son los restos de un casco antiguo urbano fortificado medieval. Con el paso de los siglos, lo que era una zona civil se fue transformando en militar, con cuarteles. Y así fue evolucionando, guerra tras guerra, hasta las últimas napoleónicas. Los franceses, que la ocuparon durante seis años, se retiraron en 1814 dejándola semiderruida. Las tropas españolas reconvirtieron parte de la fortaleza en un pequeño baluarte utilizado como batería de costa hasta 1915. En 1986 se inició su reconstrucción que culminó en 2004, abriéndose al público para proponer un mágico viaje en el tiempo… ¡de 25 siglos!

 

               Más información en: http://ca.visit.roses.cat/

 

Puerto Antilla Grand Hotel, un refugio familiar a orillas del Atlántico

Si hay que descansar, mejor que sea cerca del mar. Si hay que jugar, mejor que sea cerca de la naturaleza. Si hay que elegir, mejor que sea Puerto Antilla Grand Hotel

Los pequeños de la casa juegan en la piscina, chapoteando. Mientras, los adultos, observan desde sus cómodas hamacas la divertida escena y alaban el paradisíaco entorno que les rodea. Cuando llegue el momento de descansar, de desconectar y de disfrutar, ningún lugar mejor que Puerto Antilla Grand Hotel, ubicado en plena Costa de la Luz. Tal vez sea por su inmejorable ubicación, a pocos pasos del Atlántico, por su oferta culinaria basada en una gastronomía donde prima la calidad del producto o por su moderna y sofisticada zona de Spa & Wellness. Aunque, lo más probable, es que sea por todo junto.

 

Cuando el sol brilla fuerte, y aquí lo hace durante 300 días al año, lo mejor es buscarse un refugio cerca del agua. Ya sea el mar, o la piscina. Aunque, si son las dos, entonces, la combinación es insuperable. A pocos metros de la orilla y con varias piscinas, el resort onubense Puerto Antilla Grand Hotel es el lugar perfecto para deleitarse con ambas. Diseñado para satisfacer las necesidades de grandes y pequeños, su oferta de ocio y descanso atrae las miradas de aquellos que viajan en familia y con niños. Y no es para menos. Si se trata de relajarse, sus instalaciones ofrecen un gran confort y espacios sorprendentes, entre sus 400 habitaciones, diseñadas para agradar a todos los públicos, tres restaurantes que complacen cualquier antojo culinario y un spa de ensueño en el que olvidarse de todo. Y, cuando llegue el momento de la diversión y los más pequeños tengan que hacer lo que mejor se les da, su excelente ubicación, en plena naturaleza, se convertirá en un interminable listado de planes de ocio y al aire libre, deportes acuáticos y excursiones, que se unen al amplio catálogo de actividades y juegos de los que podrán disfrutar en este alojamiento sin parangón.

Puerto Antilla Grand Hotel 4*

No hay duda de que Puerto Antilla Grand Hotel es el alojamiento idóneo para unas vacaciones en compañía de los más pequeños de la casa. Prueba de ello son las Habitaciones Junior Suite Estándar, elegantes, confortables, amplias e ideales como habitación familiar. Además, los más glotones disfrutarán de lo lindo con cada incursión al buffet, pues cuenta con un área específica infantil. Para que la experiencia de los niños sea divertida y memorable, Pingo –la mascota del resort- y un profesional equipo de animadores, serán los encargados de hacerles sentir los reyes del verano, gracias a una programación de animación variada y para todos los gustos.

                                                                                      Más información en su web: www.puertoantilla.com/es/

Formentera, el bienestar sostenible

Paso a paso o a golpe de pedal, la isla balear destila paz y sosiego. Un destino slow life que apuesta por la sostenibilidad como dinamizadora del equilibrio emocional

 

Formentera invita a parar el tiempo. Desde el mismo instante que el visitante sube al ferry para acceder a ella. Con más bicicletas que coches (está restringida su entrada en verano) y más kilómetros de Rutas Verdes –un centenar– que de carretera –una cuarentena–, la menor de las Pitiusas ha hallado el antídoto perfecto a las prisas y al estrés. Bienestar en estado puro donde reencontrarse con uno mismo envuelto en una naturaleza arrebatadamente salvaje que atrapa, seduce… ¡y enamora!

 

Crecimiento sostenible y equilibrio medioambiental convierten a Formentera en el lugar ideal para la desconexión… y perfectamente manejable, pues apenas una veintena de kilómetros separan sus dos extremos: La Savina, su puerta de entrada, al noroeste, y la Mola, al este. Y sus escasos 83 km2 de superficie son perfectamente asequibles a través de 32 circuitos de caminos entrelazados, de mayor o menor distancia, ideales para hacerse paso a paso o pedaleando. Turismo activo… con un toque slow.

 

La apuesta de esta isla balear por el bienestar como base del equilibrio emocional alcanza también a sus playas y calas, para todos los gustos, repartidas en sus 69 kilómetros de litoral; desde la mítica Ses Illetes, siempre entre las top del mundo, hasta Migjorn, la zona playera más larga. Cinco kilómetros de arenales en los que caminar descalzos, relajadamente, dejando que la suave brisa del Mediterráneo acaricie nuestro cuerpo. Y como guinda, también bienestar para el apetito con una gastronomía Slow Food basada en la cocina tradicional con productos de proximidad. Así es Formentera, puro take it easy.

   Más información en: www.formentera.es

 

Momentos… by Alhambra Palace

Dejarse tentar por este centenario hotel granadino, ubicado junto a la Alhambra, garantiza experiencias emocionales difícil de igualar… y olvidar

Imagina despertar con la luz de Andalucía penetrando por el balcón de tu habitación. Imagina una majestuosa terraza con vistas a Sierra Nevada. Imagina sentarte a desayunar levitando sobre Granada. Imagina una paseo palaciego por salones que te transportan a la dorada época nazarí. Imagina almorzar en un restaurante arropado por paredes y techos decorados bajo los cánones de aquella cultura musulmana tan profundamente arraigada en esta capital andaluza. Imagina abrir las puertas de un salón-teatro donde el gran Federico García Lorca recitó por vez primera los versos de su ‘Cante Jondo’…

 

         Imagina que sales de allí por la misma puerta que un buen día –un 1 de enero de hace 110 años– abrió oficialmente el rey Alfonso XIII. Y que luego, paso a paso, te encaminas a un viaje de regreso al pasado por el camino que lleva a las puertas de la mismísima Alhambra granadina, uno de los monumentos más bellos del mundo y Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco desde 1984. Imagina que, tras levitar por sus palacios y jardines, vuelves a poner pies en tierra para sumergirte en otros mundos, como el Realejo, el Albaicín o el Sacromonte gitano, antes de rendir pleitesía a los Reyes Católicos, que guardan reposo eterno en su Capilla Real.

Imagina que –cargado de seductoras imágenes que se agitan en tu memoria como el más embriagador cóctel– regresas a tu otra Alhambra, al Palace. Imagina que vuelves a tu habitación y empiezas a sentir de nuevo idénticas sensaciones a las que en su día experimentaron reyes y príncipes británicos, belgas, saudíes o persas; actores del dorado Hollywood como Lauren Bacall, Rock Hudson, Vivien Leigh u Orson Welles; políticos como Charles de Gaulle o Eva Perón; e incluso premios Nobel, como Marie Curie o nuestro Severo Ochoa. Y cierras los ojos dispuesto sumirte en el más dulce de los sueños palaciegos. Pero deja de imaginar y piensa que, a veces, los sueños se hacen realidad disfrutando de momentos como estos; momentos… by Alhambra Palace.

         Más información del hotel en su web: www.h-alhambrapalace.es

 

Menorca, raíces profundas

La diversidad cultural de esta isla balear ha dejado huellas perfectamente visibles en una Ruta Etnológica mucho menos conocida… pero llena de atractivos

 

Las canteras de s’Hostal, cerca de Ciutadella; las barracas para animales en forma de pirámide escalonada en Punta Nati, los molinos harineros como el de Sant Lluís, el aljibe de origen inglés de Es Mercadal o un Centro Artesanal en esta misma localidad, ubicada en el corazón de la isla. Las huellas que han ido dejando los diferentes oficios presentes en el campo menorquín constituyen otro de los alicientes que Menorca depara a quienes desean descubrir sus raíces, más allá de los chapuzones en sus maravillosas calas y playas.

    

En Líthica nada es lo que parece. Porque lo que en apariencia son unas canteras –las de s’Hostal, a unos 5 kms de Ciutadella– para la extracción de piedra se han convertido desde hace un cuarto de siglo en uno de los lugares más espectaculares de Menorca para el desarrollo de todo tipo de eventos lúdico-culturales, como el veraniego Festival Pedra Viva. Además estas canteras tienen una veintena de espacios bien señalizados, como el Laberinto de los Vergeles, el Circuito Botánico o el Jardín Medieval. Al oeste de la isla, en Punta Nati, sorprenden unas curiosas edificaciones de piedra de los siglos XVIII y XIX, de planta circular o cuadrada, llamadas barracas. Y se unen a la densa red de muros de piedra diseminados por la isla e integrados en el paisaje. Son bellos exponentes de la interacción del hombre con el medio natural.

Sant Lluís vivió de sus tres molinos de viento harineros de los que hoy día se conservan dos: el Molí de Dalt, transformado en museo etnológico, y otro como centro para la juventud. En Ciutadella está el Molí des Comte, del siglo XVIII. Y hay otro en Es Mercadal. Esta localidad también atesora un aljibe del siglo XVIII en el que se recogía y almacenaba el agua de lluvia para abastecer a las tropas británicas de la época. Y un Centro Artesanal ubicado en un edificio centenario: los antiguos cuarteles militares. Este centro expone numerosas piezas, elementos etnológicos del campo menorquín, plantas autóctonas y un interesante audiovisual de siete oficios tradicionales, además de poder adquirirse productos elaborados por los artesanos.

   Más información en: www.menorca.es

La seducción modernista de Tarragona

 

Una ruta urbana con 55 referencias –entre ellas 31 edificios– permite admirar las huellas arquitectónicas de este movimiento artístico de finales del siglo XIX y principios del XX

 

Antonio Gaudí, genio del Modernismo catalán, dejó en Tarragona su sello en el altar y el manifestator del Santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Pero la ciudad está llena de otras joyas de este estilo. Edificios civiles y religiosos como el Teatro Metropol, el rectorado de la URV, el Mercado Central, la fábrica de la Chartreuse, el colegio de las Teresianas o edificios de viviendas. Y como guinda, la también modernista barandilla del Balcón del Mediterráneo, majestuoso mirador desde el que contemplar el mar… y tocar ferro (tocar hierro), que trae suerte.

Más allá del conjunto arqueológico romano de Tarraco –su principal icono turístico y Patrimonio de la Humanidad–, de las huellas patrimoniales de los primeros cristianos o de la Edad Media, Tarragona tiene otro potente imán que atrae a muchos turistas allí donde deja su impronta: el Modernismo. Además del genial Gaudí –que dejó su legado cuando aun era estudiante de Arquitectura–, la ciudad fue cuna de otros dos grandes arquitectos: su aventajado discípulo Josep Maria Jujol y Josep Maria Pujol de Barberà, que embellecieron Tarragona con llamativos edificios.

Un total de 55 referencias –31 edificios, 16 elementos de edificios y 8 bienes inmuebles–, la mayoría de ellas flanqueando la Rambla Nova, principal arteria de la ciudad que nadie puede perderse, constituyen la crème de la crème del modernismo tarraconense. Una manera de disfrutar del entorno urbano admirando edificios de viviendas como las casas Ximenis, Ripoll, Salas, Bofarull, doctor Aleu, Porta Mercadé o Rabadà; el antiguo Hotel Continental o el reloj del puerto. Tarragona también seduce, 24 siglos después de la Tarraco romana, por su belleza modernista.

                            

Más información: https://www.tarragonaturisme.cat/es/rutas/ruta-modernista