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Un viaje emocional al subsuelo de Aranda de Duero a través de sus bodegas

La capital de la Ribera alberga allí 135 bodegas, algunas de las cuales pueden visitarse. Un auténtico ‘tesoro arquitectónico’ que da singularidad a esta localidad burgalesa

 

Aranda de Duero no solo cautiva al visitante por lo que ve en su centro histórico medieval. Bajo tierra, hay otra Aranda sorprendente: la de sus bodegas subterráneas. 7 km de galerías excavadas entre los siglos XII y XVIII, a una profundidad de 10-12 metros. Allí, en paz y silencio absoluto, se iba gestando ese ‘oro líquido’ nacido de sus cepas que dio origen a unos de los vinos más prestigiosos del mundo: los de la DO Ribera del Duero. Bajar hasta alguna de ellas –en especial la Bodega de las Ánimas, que forma parte del Centro de Interpretación del Vino– es sentir el palpitar de una tierra de vino. Y al volver a la superficie, nada como dar un capricho al paladar degustando el sabroso Lechazo Asado, maridado con esos propios vinos. ¡Buen provecho!

 

 

La historia de Aranda de Duero está marcada por el cultivo de la vid y profundamente enraizada con el producto de la misma: el vino. Tanto es así que durante la Edad Media casi cada familia poseía una bodega bajo su hogar, que le permitía almacenar su producción vinícola en cubas que prácticamente ocupaban el espacio de las naves. El horadado subsuelo arandino contaba con casi 7 km de túneles o galerías, construidas con arco de medio punto resuelto en piedra de sillería para proteger las bóvedas. Y gracias a las zarceras (respiraderos de ventilación) se lograba mantener unas condiciones de temperatura y humedad constantes a lo largo de todo el año, independientemente de la climatología exterior. Un entramado de bodegas –de las que actualmente se conservan 135– que en 2015 obtuvo la calificación de Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de ‘Conjunto Etnológico’.

 

Descender –entre 10 y 12 metros– a cualquiera de ellas, en mágica penumbra, es como emprender un emocional viaje al centro de la tierra; hasta el mismísimo corazón arandino. Pero también es admirar el esfuerzo y la tenacidad de unas gentes que, con sus propias manos, construyeron esos habitáculos en los que, con mimo y paciencia, se iban gestando sus vinos.

 

Para poner en valor esta gran seña de identidad de Aranda de Duero se creo el Centro de Interpretación de la Arquitectura del Vino (CIAVIN), situado en un edificio del siglo XVIII, en plaza Mayor. Y formando parte del mismo, la Bodega de las Ánimas (calle Santa María, frente a la iglesia), concebida como un espacio museístico en el que, a través de la recreación de diferentes escenas y los aperos de labranza, ayuda a comprender y valorar el trabajo realizado en otras épocas para la elaboración y producción de vino.

 

  Otras bodegas subterráneas que pueden visitarse

 

La Bodega Histórica Don Carlos (calle Isilla, 1), cuyo origen se remonta a finales del siglo XIV y principios del XV, ofrece visitas guiadas con posterior degustación. La Bodega las Caballerizas (calle Cascajar), rehabilitada en 2015, realiza periódicamente visitas teatralizadas. Y también puede visitarse la bodega del restaurante El Lagar de Isilla (calle Isilla, 18).

 

Terminada cualquier visita a estas bodegas subterráneas, nada mejor para descansar, reflexionar sobre la experiencia y dar capricho al paladar que degustar el plato principal arandino: el Lechazo Asado de Aranda de Duero. Cualquiera de los diez asadores que participan en las Jornadas del Lechazo es una excelente opción: Aitana, Casa Florencio, La Casona de la Vid, El 51 Del Sol, El Lagar de Isilla, Hotel Montermoso, Finca los Rastrojos, Asador Tudanca, Asador Baldios u Hotel-restaurante El Ventorro. Estas jornadas se celebran desde hace 20 años en noviembre, con un menú especial para ellas… pero el Lechazo Asado puede degustarse en Aranda del Duero durante todo el año… perfectamente maridado con los vinos de la DO Ribera del Duero.

 

Más información: https://www.arandadeduero.es/ http://bodegas.arandadeduero.es/bodegas.html, http://www.asemar.es/asohar/

Tres parques naturales para respirar 2022 en Roses

 

Entre tres paraísos verdes y un mar. ¿Se puede estar mejor arropado que Roses por un entorno natural? Al norte, el Parque Natural de Cap de Creus, primer lugar de la España peninsular por donde ver cada día amanecer. Al sur, los Aiguamolls de l’Empordà, segundo humedal más importante de Catalunya. Al oeste, el paraje natural de l’Albera. Y al este… ¡el Mediterráneo!, por donde entraron a España las grandes civilizaciones de la antigüedad, como la griega o la romana. Y es que Roses, haciendo honor a su nombre de aromática flor, es naturaleza en estado puro.

 

     Está considerada como un referente del ‘sol y playa’ en la Costa Brava. Y presume de ello con orgullo. Pero Roses es más, muchó más. Agazapada en una majestuosa bahía –integrada en la selecta Asociación de Bahías más Bellas del Mundo, como la de San Francisco– Roses es también el destino soñado por todo amante de naturaleza, para perderse por ella, oxigenar el cuerpo y despejar la mente en espacios abiertos y seguros. El lugar donde empezar a respirar la esencia del recién estrenado 2022 por los tres parques naturales que le dan cobijo terrestre. Estas son las características de cada uno de ellos.

 

1– Parque Natural de Cap de Creus

     Al norte de Roses, que es la puerta de entrada a este parque creado en 1998; tan singular que fusiona montaña y mar en sus 13.844 hectáreas… y cuyo faro fue inmortalizado por el cine. Fue hace medio siglo, en un filme de piratas –‘La luz del fin del mundo’, inspirado en una novela de Julio Verne– que llevó hasta allí a mitos de Hollywood como Yul Brynner y Kirk Douglas. La parte terrestre está divida en tres parajes. El primero va del cabo Norfeu a Cala Jóncols pasando por la emblemática cala Montjoi, antiguo hogar de El Bulli de Ferran Adrià. Más al norte se halla el propio paraje del cabo de Creus, abrupto promontorio a 672 metros de altitud, con una gran terraza-mirador. Esta parte incluye las islas de la Maça Major y s’Encalladora. Y en el interior, el tercer paraje, la Sierra de Rodes, con una joya del románico catalán: el monasterio de Sant Pere de Rodes. Un conjunto monumental del siglo IX al XI integrado por una iglesia, una torre-campanario y otra de defensa.

La reserva marítima oscila entre 0,2 y 1,3 millas mar adentro, destacando los espacios cercanos a los dos cabos –Creus y Norfeu–, los farallones –rocas altas y escarpadas que sobresalen del mar–, y la zona norte de la isla de s’Encalladora, de una gran riqueza subacuática visible practicando submarinismo. Un fascinante litoral que puede admirarse desde el mar con excursiones en catamarán o velero que parten desde Roses o en una pequeña barca tradicional desde Port Lligat, cala que acoge casa-museo de Salvador Dalí. https://parcsnaturals.gencat.cat/ca/xarxa-de-parcs/cap-creus/inici/

 

2– Parque Natural de los Aiguamolls de l’Empordà

     En la parte central de la bahía. Consta de 4.722 hectáreas, fue creado en 1983 y es el segundo humedal más importante de Cataluña después del Delta del Ebro. Refugio de más de 300 especies de aves –cigüeñas, patos, flamencos, perdices, cuervos, gaviotas, cucos…–, que se pueden admirar desde diversos miradores, Aiguamolls de l’Empordà está ubicado entre las desembocaduras de los ríos Muga y Fluvià y aglutina una gran variedad de ecosistemas bien diferenciados.

El parque está dividido en tres zonas: la reserva de los estanys (estanques), con grandes extensiones de carrizales, balcas y prados inundables; la reserva de las lagunas, litorales, prados salobres y dunas; y la reserva de la isla de Caramany, en medio del río Fluvià, donde nidifican gran cantidad de aves. Este parque es ideal para una escapada familiar y puede visitarse a través de 9 rutas o itinerarios en las que admirar sus principales puntos de interés, como los observatorios del Matà, Senillosa, Closa del Puig, El Gall Marí, El Bruel o Les Arpelles, además del estanque de El Matà o la playa de Les Llaunes. https://aiguamollsdelemporda.cat/

 

 

3– Paraje Natural de Interés Nacional de l’Albera

     Al oeste de Roses, abarca 4.207 hectáras y fue creado en 1986. Este parque está estructurado en dos partes. La occidental (Requesens-Baussitges) tiene una importante superficie arbolada y gran diversidad de vegetación de montaña media. Aquí pueden admirarse especies de flora propias de ambientes húmedos como el acebo, el tejo y numerosas orquídeas. La otra zona (Sant Quirze de Colera-Balmeta) es más seca y baja, con claro predominio de la vegetación de arbustos –el llamado matorral mediterráneo– como la aliga negra o las estepas. En cuanto a fauna, cabe destacar una especie emblemática: la tortuga mediterrénea, ya que está solo aquí, junto con el cabo de Creus y el Garraf.

Quienes visiten l’Albera podrán descubrir lugares de gran interés ecológico como el bosque de la Maçana (en la zona francesa del Rosellón); los estanques de la Jonquera, zona de pequeñas lagunas en el extremo meridional de la Jonquera; o el Centro de Interpretación de las Tortugas, al lado de la ermita de la Mare de Déu del Camp (Garriguella), creado para la reproducción y conservación de la tortuga mediterránea. Y también importante patrimonio histórico, como sus monumentos megalíticos (110 dólmenes, 19 menhires, 7 cistas y un poblado neolítico), el antiguo monasterio benedictino de Sant Quirze de Colera (siglo X) o restos de castillos de los siglos XIV-XV, como los de Rocabertí, Requesens o Canadal. https://parcsnaturals.gencat.cat/ca/xarxa-de-parcs/albera/inici/

Más Información: http://ca.visit.roses.cat

 

Un San Valentín palaciego… ¡en el Alhambra Palace!

El 14 de febrero puede ser ideal para obsequiar a vuestra pareja con un regalo experiencial en un lugar inolvidable… envuelto en la magia andalusí

 

Eduardo VIII de Inglaterra, Eva Perón, el Dalai Lama, Marie Curie, Rockefeller, Lauren Bacall, Rock Hudson… ¿Qué tienen en común todas estas grandes personalidades de la realeza, la política, las ciencias, los negocios o el cine? Que todas disfrutaron en algún momento de sus vidas del Alhambra Palace. ¿Se merece vuestra pareja un regalo así? En el Día de los Enamorados, ningún obsequio más especial que una experiencia palaciega de las que se recuerdan toda la vida. Una escapada granadina 5 estrellas, a los pies de la mismísima Alhambra… ¡en el Alhambra Palace!

 

 

San Valentín es esa fecha que todos los enamorados tienen marcada en rojo cada año en el calendario. El momento de compartir con la persona amada una escapada llena de romanticismo; de obsequiarse mutuamente un regalo experiencial de esos que jamás se olvidan. Pero… ¿dónde? ¡En Granada! Pocas ciudades están envueltas en un halo de magia como el de esta capital andaluza que atesora uno de los monumentos más bellos y reconocidos del mundo: la Alhambra, el conjunto de palacios y jardines que mejor refleja la esencia nazarí que dejaron los musulmanes como huella imborrable de sus ocho siglos en España. Y junto a ella, como majestuosa antesala, un auténtico palacio de la hotelería… ¡El Alhambra Palace!

 

Este centenario 5 estrellas –que el pasado 1 de enero cumplió 112 años– va más allá de un simple establecimiento donde pernoctar; es una experienia sensorial en sí misma de la que uno se da cuenta nada más cruzar el umbral de esa puerta inaugurada oficialmente por un rey: Alfonso XIII, en 1910. Un hotel que ha acogido a las más altas celebridades de la realeza, la política, las artes, las ciencias, la música o el cine. De reyes a Premios Nobel; de estrellas de la canción a mitos de Hollywood.

 

 

Por todo ello –por su historia y leyenda– el Alhambra Palace es ese lugar especial donde toda pareja de enamorados disfrutaría de auténticos sueños palaciegos en cualquiera de sus 108 habitaciones, todas ellas exteriores. Donde pasear por estancias y salones admirando la embriagadora belleza de un estilo neonazarí. Donde saborear en su restaurante unos platos de arraigo andalusí con el toque de modernidad que aporta su prestigioso chef granadino Esaú Hita. Donde descubrir ese Teatrillo –hoy día Salón Teatro– dondo un jovencísimo García Lorca recitó por vez primera su ‘Cante Jondo’ en 1922, ¡hace justo cien años! Donde salir a su terraza panorámica para disfrutar con una copa del mágico espectáculo de una puesta de sol, con Granada a los pies.

 

El sueño de toda pareja de enamorados puede hacerse realidad este 14 de febrero… ¡en el El Alhambra Palace!

Más información del hotel en su web: www.h-alhambrapalace.es

Las 12 claves para disfrutar Castelló en 2022

Abierta al Mediterráneo pero arropada también por la montaña –donde se gestó antes de trasladarse a la Plana en el siglo XIII– y bellos parajes naturales, Castelló es un destino para todo el año que cautiva a las familias. Tranquila de espíritu y vibrante culturalmente, sus calles y plazas son también un museo al aire libre que sorprende al viajero con esculturas, pinturas murales, cerámica, edificios modernistas… y parques donde relajarse y oxigenarse. Y para los amantes del mar, tres playas urbanas y un puerto que en abril albergará la más espectacular ‘Escala a Castelló’. Estás son las 12 claves para disfrutarla este 2022

 

1– El Fadrí. Su gran símbolo, en la plaza Mayor. Una torre-campanario singular por su especial ubicación –separada de la Concatedral de Santa María–, octogonal, de estilo gótico valenciano y finalizada en el siglo XVII. Tiene 58 m de altura y está dividida en su interior en cuatro estancias. Tiene once campanas: 8 de volteo, en una sala, y tres fijas, en el chapitel. Se puede subir por una escalera de caracol de 188 peldaños.

 

2– Ruta Modernista. Los cuatro edificios de la plaza de La Farola –epicentro histórico-urbano de la ciudad–, el edificio de Correos, el kiosco frente al Teatro Principal, la iglesia de la Sagrada Familia, la Casa de los Caracoles, la Casa Dávalos… Castelló también presume de huellas arquitectónicas de este movimiento artístico de finales del s. XIX que cautiva por sus formas curvas y asimétricas y vidrieras de colores.

 

     3– Ruta de la Cerámica. Pone en valor uno de los elementos patrimoniales que dan personalidad a Castelló, repartido en espacios públicos como algunos bancos del parque de Ribalta, el mural de la plaza Na Violant d’Hongria, los retablos de la plaza Fadrell… o las capillas de algunas calles del centro histórico. Esto le valió hace dos años ser la única ciudad española integrada en la Ruta Europea de la Cerámica.

 

4– Una docena de parques. Constatan la puesta castellonense por la ecología y la sostenibilidad. Nueve están en el entorno urbano, destacando el parque de Ribalta, de 7,7 hectáreas y forma trapezoidal, concebido con un jardín romántico inglés del siglo XIX. Otros parques de esta zona son Rafalafena, del Auditorio, del Meridiano o el Pont de Ferro. Y en El Grau, otros tres: La Panderola, Parque del Pinar y Parque del Litoral.

 

5– Street Art: 111 esculturas y 11 pinturas murales. Castelló es un auténtico museo al aire libre. Y paseando por ella, cada rincón, puede sorprender con una escultura –costumbrista o alegórica– que invita a admirarla y reflexionar. Hay 8 rutas señalizadas para descubrir 111 esculturas (18 en el casco histórico y 16 en El Grau). Y si alzamos la vista también podremos admirar 11 espectaculares pinturas murales.

 

6– 9 Rutas Cicloturistas. Perfectamente señalizadas, son ideales para practicar turismo activo sobre dos ruedas, descubriendo los maravillosos parajes naturales que rodean la capital. Son rutas de entre 6 y 25 kms, la mayoría por zonas agrícolas, y todas comienzan y acaban en el Parque dels Jocs Tradicionals.

 

     7– El Grau. Distrito Marítimo de Castelló y puerta al Mediterráneo. A solo 4 km del centro histórico. Acoge el Real Club Náutico, las dársenas del puerto pesquero y del comercial y la Lonja. Allí se concentra una parte importante del ocio y la restauración, y también el Planetario, inaugurado en 1991, primero de la Comunidad Valenciana. Es también la puerta de acceso a las tres playas y conecta con las Islas Columbretes.

 

8– Tres playas urbanas. Ubicadas en el Distrito Marítimo, son 4 kms de amplios arenales de fina arena divididos en tres playas: dos con bandera azul, Del Pinar y Gurugú, y una sin humos, Serradal, que también acoge una zona dunar protegida. Además de ser el mejor escenario para la práctica de deportes náuticos –kitesurf, paddle surf, buceo…– tiene tres bibliotecas a pie de playa y en verano acoge diferentes eventos como el Festival de Yoga o el Ciclo ‘Novela, Historia y Playa’.

 

9– Castell Vell. En el Cerro de la Magdalena. Son los restos de un castillo almohade del siglo X que se considera el origen de la actual ciudad. En 1251, tras ser conquistado por los cristianos, el rey Jaime I autorizó el traslado de la población desde esta agreste montaña hasta un lugar más fértil, en la plana. El recorrido por el mismo consta de 6 paradas, entre ellas la Estructura del Castell y la Alcazaba.

 

     10– Ermita de la Magdalena. Al lado del Castell Vell, es el lugar de peregrinación de la Romería de les Canyes, momento álgido de las Fiestas de la Magdalena, las más importantes de Castelló. Integrada en la zona del Albacar, está excavada en la roca. En el siglo XV se construyó el pórtico, la capilla y el establo; y dos más tarde, la cocina y el aljibe. Cobija la estatua de la Virgen.

 

11– Fiestas y citas culturales. Hay varias a lo largo del año, como las Fiestas de la Magdalena (19-27 marzo), Escala a Castelló (21-25 abril, que en 2022 batirá su récord con 10 embarcaciones históricas), Fiestas de San Pedro (29 junio), SOM Festival Castelló (julio-agosto), Fiestas Fundacionales de la Ciudad (septiembre), Festival Origen (septiembre) Festival MUT–Artes Escénicas sin texto (septiembre) o el Mercado Medieval (diciembre).

 

12– Gastronomía y citas culinarias. Aunar mar, montaña y huerta convierten en muy variada la oferta gastronómica castellonense, donde destacan los arroces. Pero a lo largo del año hay también diversas citas, como las Jornadas Galera del Grau (marzo), Jornadas del Pulpo y la Sepia (mayo), la Ruta de Tapas ‘Sabores Grau Castelló’ (julio y octubre), las Jornadas de la Cocina Marinera (septiembre) o las Jornadas del Arroz a Banda (noviembre)

 

Planifica tu escapada a Castelló en: https://www.castellonturismo.com

 

12 experiencias para disfrutar Menorca en 2022

 

Reserva de Biosfera, Isla del Deporte, Destino Starlight, Destino Sostenible… y, por si fuera poco, Región Europea de Gastronomía en este año que está a punto de comenzar. Practicar senderismo o running por su histórico ‘Camí de Cavalls, relajarse en su centenar de playas y calas, pasear a caballo o en BTT, regresar al pasado con su cultura talayótica, viajar al universo a través de su cielo estrellado… Menorca lo tiene todo para enamorar a quien se deje tentar por ella en 2022, de forma tranquila y segura. Esta es una docena de experiencias para disfrutarla.

 

1– Admirar una isla de contrastes, Reserva de Biosfera. Casi 700 km2 de superficie –con el 42% protegido– convierten a Menorca en un paraíso natural, Reserva de Biosfera desde 1993, cuyo núcleo está en el Parque Natural de s’Albufera des Grau. Barrancos, senderos, caminos rurales… son el escenario perfecto para la práctica del turismo activo disfrutando de un entorno paisajístico único.

 

     2– Enamorarse con amaneceres o románticas puestas de sol. Son espectáculos naturales que a nadie dejan indiferente. Calesfonts (Es Castell), al este, es el primer lugar de España por donde sale el sol. Y para disfrutar de la magia del crepúsculo, el faro del Cabo de Artrutx o Punta Nati, al oeste, son dos de los mejores emplazamientos.

 

3– Recorrerla pedaleando en BTT. Más allá de la carretera general que une Máo y Ciutadella, los múltiples caminos rurales y vías secundarias diseminados por toda la isla la convierten en escenario ideal para recorrerla en bicicleta todo terreno. Hay rutas para todo tipo de niveles con las que descubrir el paisaje menorquín y sus colores a golpe de pedal. Y su suave climatología hace que pueda disfrutarse durante todo el año.

 

4– Practicar deportes acuáticos. Sus casi 200 kms de litoral, con un centenar de playas y calas, son ideales para disfrutar de los más variados deportes acuáticos. Kayak, surf, paddle surf o vela, por la superficie; o snorkel y submarinismo para sumergirse en sus cristalinas aguas y descubrir las praderas de posidonia u otra flora y fauna que habitan bajo el mar, además de sorprendentes cuevas submarinas.

 

5– Andar bordeando la costa por su histórico ‘Camí de Cavalls’. Sus orígenes se remontan a 7 siglos atrás, cuando se ordenó a los caballeros menorquines mantener un caballo armado para vigilar la costa y defenderla de posibles ataques. Son 185 km de perímetro costero divididos en una veintena de tramos de distintos niveles, entre los 13,50 y 5,39 km, para disfrutar paso a paso de Menorca… sin perder de vista el mar. Al norte, destaca el que va de Binimel·la a Cala Pregonda. Y al sur, el que parte de Cala Galdana y lleva a Sant Tomàs.

 

6– Comprar productos ‘made in Menorca’. Son el fiel reflejo de un tradición artesana de antiguos oficios –zapateros, ceramistas, tejedores…– que se ha ido manteniendo. Son la esencia de mercados nocturnos, artesanos, agroalimentarios… o la Mostra de Artesanía de Ferreries, que se celebra cada año a finales de septiembre. A destacar la Avarca, calzado típico de gran proyección internacional. También joyas con creaciones contemporáneas. Visitar el Centro Artesanal de Menorca, en Es Mercadal, es la mejor manera de conocer la historia artesana.

 

7– Dar emocionantes paseos a caballo. La tradición ecuestre menorquina se remonta a tiempos inmemoriales, conociéndose referencias desde el s. XIV. Un símbolo cultural unido al paisaje y a las tradiciones, como espectáculos de doma y carreras al trote. Pero montar en uno de estos caballos de raza autóctona para dar un paseo, sobre todo en la zona norte, la más solitaria y salvaje– es una experiencia única.

 

8– Viajar al pasado con su singular cultura talayótica. Otra gran seña de identidad de la isla, con más de 1.500 yacimientos, que en 2022 aspira a ser Patrimonio de la Humanidad por UNESCO. Navetas, talaiots, taulas, poblados y necrópolis cautivan al visitante transportándole al año 2.100 a.C. A destacar la Naveta des Tudons, Torre d’en Gamés, Torralba de Salort… o las necrópolis de Calescoves y Cala Morell.

 

   9– Contemplar las estrellas desde un Destino Starlight. Menorca forma parte desde 2019 del escogido grupo de Reservas y Destinos Starlight por su escasa contaminación lumínica. Ello permite disfrutar de auténticos viajes celestiales por el universo y más allá, en lugares mágicos como La Vall. O admirar en verano el fenómeno de las Perseidas (‘lágrimas de San Lorenzo’).

 

     10– Desconectar en playas y calas paradisíacas. Es una de las grandes experiencias sensoriales que ofrece Menorca. En la costa sur son de fina arena blanca y aguas turquesa, como Mitjana, Macarella, Turqueta… o familiares como Cala Galdana o Son Bou. En la costa norte, por contra, son de arena gruesa y rojiza, solitarias y salvajes, como Cavalleria, Pregonda o Cala Pilar. Y para quienes prefieran playas con servicios, las mejores opciones son Es Grau, Son Parc o S’Arenal d’en Castell.

 

     11– Tomar una copa en espacios singulares. Tras cualquier intensa jornada de naturaleza, nada mejor que tomar una buena copa en cualquiera de los múltiples rincones especiales de la isla, como los bares en la playa de Son Bou… o las animadas terrazas del puerto de Maó o de Ciutadella.

 

12– Saborear los productos de la Región Europea de Gastronomía 2022. Este reconocimiento internacional es la mejor prueba que Menorca está… ¡para comérsela! Y más allá de su plato estrella, la Caldereta de langosta, ofrece productos de proximidad, de mar y tierra; desde el pulpo a la raya, a la perdiz, la carne de vaca roja menorquina o el queso DO. Mahón-Menorca e incluso vino autóctono de sus bodegas.


Más información en: www.menorca.es

Las ’12 campanadas’ de Formentera en 2022

 

Quien no haya estado jamás en ella, debería aprovechar el nuevo año para hacerlo. Quien ya la conozca, repetirá; sin lugar a dudas. Tener un auténtico paraíso natural tan cercano a nosotros, sin interminables viajes a los lejanos Mares del Sur o al Caribe, es todo un lujo a nuestro alcance. Pequeña en tamaño –apenas 83,2 km2– pero grande en emociones, la menor de las Pitiusas ofrece todo lo que el viajero ávido de desconectar puede desear. Playas y calas de aguas cristalinas, rutas verdes, pueblos con encanto, un parque natural, mercadillos, faros, gastronomía ‘slow food’… ¡Qué más se puede pedir! Cuando suenen las 12 campanadas, Formentera abrirá sus puertas a un ilusionante 2022. ¡Bienvenidos al último paraíso del Mediterráneo!

 

1– Dos faros, para amaneceres y atardeceres mágicos… ¡y un tercero! Formentera despierta al este desde el faro de la Mola –que inspiró una de las novelas de Julio Verne, ‘Hector Servadac’– y despide el día al sureste, en el faro de Cap de Barbaria, con el cielo teñido de su rojiza estela. Pero aun hay un tercero menos conocido… aunque de vital importancia marinera: el faro de La Savina que guía a los navegantes a la puerta de entrada de la isla.

 

     2– Playas y calas paradisíacas donde desconectar. Las hay para todos los gustos a lo largo de sus 69 km de litoral. Su gran icono es la mítica Ses Illetes, siempre entre las top mundiales. Pero hay otras como Cavall d’en Borràs, tranquila y salvaje; Llevant, con su zona dunar; Cala Saona, entre acantilados bajos; Es Pujols y Sa Roqueta, al norte; Ses Platjetes, en el litoral de Tramuntana, o Migjorn, el arenal más largo, con 5 kms de playas y calas.

 

     3– 32 Rutas Verdes para caminar o ir en bici. Un centenar de kilómetros repartidos en 32 circuitos de caminos entrelazados hacen de Formentera el escenario perfecto para practicar senderismo o cicloturismo. Entre ellas, la Ruta 25 ‘Es Caló de Sant Agustí –El Pilar de la Mola’ (4 km, 1h 20, solo a pie), o la Ruta 10 ‘Sant Francesc – Faro de Barbaria’ pasando por yacimientos prehistóricos y la torre de Es Garroveret (9,4 km, 2 h 45, a pie, o 35 mins, en bici).

 

4– Seis pueblos con encanto… y señas de identidad propias. La Savina, puerta de entrada, con sus puertos, pesquero y deportivo; Sant Francesc, la capital, con su bello conjunto historico en torno a su iglesia-fortaleza; Sant Ferran, destilando bohemia; Es Pujols, que aglutina la mayor parte de oferta hotelera y ocio nocturno; Es Caló de Sant Agustí, pintoresco pueblo de pescadores con sus viejos varaderos; y El Pilar de la Mola, famosa por su mercado artesanal.

    

     5– Una Ruta Birding para escuchar a los pájaros. Un itinerario Ornitológico por el Camí des Brolls, que rodea el perímetro del Estany Pudent. Son 4,3 km de ruta lineal con 8 paneles que informan sobre el valor del Parque Natural de Ses Salines, que lo acoge. Y una pantalla de observación para admirar una zona donde están censadas 200 especies de aves migratorias.

 

     6– Cinco torres defensivas integradas en el paisaje. Fueron construidas en el siglo XVIII para vigilar las incursiones piratas del norte africano y a mediados del siglo XIX dejaron de cumplir la misión para la que fueron creadas. Cuatro están en la propia isla –Sa Gavina, des Garroveret, Pi des Català (unica que puede visitarse, gratuitamente, los sábados) y Punta Prima– y la quinta, sa Guardiola, está en el islote norte de s’ Espalmador.

 

     7– Un Parque Natural –Ses Salines– legado de su pasado salinero. Protegidas como Parque Natural desde 2001 y, en parte, Patrimonio de la Humanidad desde 1999, ocupan unas 3.000 hectáreas terrestres y 14.000 marinas, entre Formentera e Ibiza. Son el fiel testimonio de la industria salinera cuya explotación duró un siglo, hasta 1984. Engloba también dos lagunas –Estany Pudent y Estany des Peix–, tres torres defensivas y un sepulcro megalítico, Ca na Costa. En el Centro de Interpretación de Can Marroig se cuenta toda su historia.

 

     8– Un viaje al megalítico a través de sus huellas arqueológicas. Formentera atesora el monumento megalítico más importante de las Baleares: Ca na Costa. Un yacimiento funerario de la Edad de Bronce (entre 2040 y 1600 a.C.). Pero también son muy importantes los tres del sureste –Cap de Barbaria I, II y III– y Can Blai, cerca de Es Caló, restos de una construcción fortificada romana (siglos III y IV a.C.), de planta cuadrada con una torre en cada esquina.

 

     9– Siete mercados y mercadillos para disfrutar del shopping. De mayo a primeros de octubre, Formentera tienta al visitante con media docena de ellos. El más importante es el Mercado artesano de La Mola (miércoles y domingos, de 16:00 a 22:00), con música en vivo. Tambien hay dos en Sant Ferran (artesano y artístico), los mercadillos de Sant Francesc, La Savina y Es Pujols, y el Centro Artesano Antoni Tur Gabrielet (Sant Francesc).

 

     10– Cuatro grandes citas: fotografía, bienestar, astronomía y cultura digital. ‘Formentera Astronómica’ se estrenó el pasado año en mayo para trasladarnos a un universo celestial de sensaciones. ‘Formentera 2.0’, que llegará a su 10ª edición (mayo), reune a los mejores expertos en cultura digital. ‘Formentera Zen’ celebrará su 8ª edición (septiembre) como gran cita de la salud y el bienestar holístico. Y ‘Formentera Fotográfica’ alcanzará su 10ª edición (octubre), con talleres y charlas a cargo de los mejores expertos en la imagen.

 

     11– Un tesoro submarino –la Posidonia– clave para sus playas. Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1999 las praderas submarinas de Posidonia oceánica depuran el agua y alimentan el ecosistema marino de las Pitiusas. Son el ser vivo más longevo del mundo, con sus 100.000 años de antigüedad, y pueden admirarse con excursiones en barco desde la isla.

 

     12– Una gastronomía slow food con productos Km0. Formentera pone en valor su cocina tradicional con productos autóctonos como el Peix Sec, la miel, los higos secos, el bescuit, la sal líquida… con los que elaborar platos tan sabrosos como la Ensalada payesa, el Frit de polp, los Calamars a la bruta o el Sofrit pagès. Todo ello, maridado con los vinos de sus dos únicas bodegas: Terramoll y Cap de Barbaria. Y lo complementa con un mapa –Formentea Slow Food–que señala 16 lugares repartidos por toda la isla donde adquirir estos productos.

Más información en: https://www.formentera.es