Cuando un ceense abandona su tierra, en su corazón siempre llevará a la Virgen de Xunqueira, el gran patrimonio de Domingo Antonio de Andrade y Fernando Blanco de Lema.
No hay ceense que no mencione con emoción cuando está fuera de su casa a la Virgen de Xunqueira, protectora de generaciones de sus paisanos. Tampoco existe conversación en la que no se mencione con orgullo a Fernando Blanco de Lema, impulsor de la educación y el progreso de la villa. O, también a Domingo Antonio de Andrade, cuyas obras arquitectónicas hablan por sí solas. Y es que Cee no solo se visita, se recuerda.
Cee, situado en el corazón de la Costa da Morte, no es solo un municipio; es una herencia para quienes lo habitan y lo recuerdan en la distancia. A lo largo de los siglos, tres nombres se han convertido en emblemas de la identidad ceense.
Cuenta la leyenda, que un día de tempestad un barco extranjero halló refugio en la Costa de Cee. Estos marineros, cuando vieron que el cielo abría y podrían reemprender su marcha, sintieron una fuerza externa que los obligaba a permanecer en el sitio. Cuando se adentraron en tierra firme, entre los juncos encontraron una imagen de la Virgen con el niño en brazos. Con el tiempo, esa Virgen pasó a ser conocida como la Virgen de la Xunqueira, o “la aparecida”.
En su honor, se erigió la Iglesia de Santa María de Cee, de la que se desconoce la fecha exacta de su construcción aunque las primeras referencias documentales datan del S.XV. En 1809, los días 13 y 21 de abril, durante la Guerra de la Independencia Española, la iglesia fue incendiada por las tropas Napoleónicas y, desafortunadamente, no se salvó nada, excepto parte de la capilla mayor y un palio -una especie de dosel o baldaquino- del S.XVII.
La devoción del pueblo de Cee hacia su patrona, la Virgen de A Xunqueira, ha sido un motor de unión comunitaria durante más de tres siglos, permitiendo incluso la reconstrucción del templo donde hoy se venera su nueva talla.
Tras un intenso año de preparación marcado por el Año Jubilar Mariano, concedido por la Penitenciaria Apostólica de la Santa Sede, la imagen fue solemnemente Coronada Canónicamente el 1 de mayo de 2023, con la Hermandad de la Esperanza Macarena como madrina. Esta vinculación quedó reflejada en los cuadros que se enfrentan en las puertas laterales del Santuario, uno dedicado a la Coronación y otro a la Esperanza Macarena, cuya Hermandad donó la obra. En su honor, cada 15 de agosto desde 2022, la Banda de Música de Cee interpreta la marcha “Coronación de la Macarena”.
Este santuario es punto de encuentro y tradición para los centenares de visitantes que descubren este rincón. Cada año, durante las fiestas patronales, que se celebran el 15 y 16 de agosto, miles de personas regresan en peregrinación.
En el ámbito de la arquitectura, un ceense de nacimiento brilló durante años y dejó un amplio patrimonio visitable a día de hoy. Domingo Antonio de Andrade es una de las figuras más representativas del barroco gallego que dejó su impronta con obras tan importantes como la Torre del Reloj de la Catedral de Santiago, su obra cumbre.Andrade fue nombrado en 1672 como aparejador mayor de la Catedral de Santiago, y más tarde,tras la muerte de su antecesor, Peña de Rodaja, se convirtió en Maestro Mayor de la Catedral, tanto de carpintería como de cantería.Desafortunadamente,durante el incendio de la Iglesia de Santa María de Cee en 1809, se perdieron dos retablos de este reconocido autor.
Este autor tiene una estrecha relación con los peregrinos, ya que antes de que estos alcancen la mágica visión del océano en su llegada a Finisterra recorrerán un camino que les adentra en Cee, donde se toparán con diferentes símbolos de Antonio Domingo de Andrade como: la Torre del Reloj o Berenguela que actúa como faro simbólico hacia la tumba del Apóstol, y dentro de la Catedral, la huella de este ilustre ceense se hace tangible en obras como el altar mayor y el camarín del Apóstol, donde los fieles ofrecen el tradicional abrazo.
Por su parte, Fernando Blanco de Lema, maestro y baluarte de la “ceensidad en su máxima expresión”, es sinónimo de educación y cultura. Con tan solo 13 años decide emigrar a Cuba, donde comienza a trabajar en un ultramarino.Años más tarde emprende un negocio con el que consigue hacer una pequeña fortuna.En 1875, pocos días antes de morir, redactó su testamento declarando estar soltero y sin hijos, y decidiendo emplear su fortuna en la construcción y mantenimiento de un colegio de Primaria y Secundaria en su villa natal, Cee.
Gracias a su visión, la localidad vio nacer instituciones que aún hoy siguen formando a generaciones, como el instituto que lleva su nombre.
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