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EL PARAISO DOGFRIENDLY ESTÁ EN VALL DE NÚRIA

Naturaleza, desconexión y turismo ‘dogfriendly’, en pleno corazón del Pirineo Catalán.

 

 

Este verano, el Hotel Vall de Núria se posiciona como uno de los destinos más deseados para los amantes de la montaña que no quieren separarse de sus perros. Naturaleza, confort y experiencias únicas en uno de los parajes más icónicos del Pirineo catalán, con instalaciones adaptadas para que toda la familia, incluidos los de cuatro patas, disfrute por igual.

 

Vall de Núria es un paraje natural situado a casi 2.000 metros de altitud, al que solo se puede acceder en el histórico tren cremallera. Allí, una vez superado el desnivel os encontraréis un enclave privilegiado como el Hotel Vall de Núria, que ofrece una propuesta diferenciadora para quienes buscan desconectar sin renunciar a la compañía de su perro.

 

Este alojamiento ‘dogfriendly’ pone a disposición de los huéspedes habitaciones estándar, suite y apartamentos estándar acondicionadas para mascotas, en los que solo se permite la estancia de un perro, sin límite de peso, por habitación. Este servicio tiene un suplemento de 15 euros por noche, en concepto de limpieza.

 

El Hotel Vall de Núriadisponedemesas destinadas específicamente a clientes con perro en el restaurante buffet, aunque también se admite su acceso a los bares del complejo, sala de picnic y zonas de paso. No obstante, el acceso al Salón del Estatuto y a la sala de juegos infantiles están restringidos a las mascotas.

 

Durante las comidas, el perro podrá permanecer solo en la habitación, siempre quelos dueños cuelguen en la puerta el cartel de ‘Perro en el interior’, como indicativo para el personal del hotel.

 

Esta propuesta facilita incluir a las mascotas en cualquier plan, por eso el Hotel Vall de Núria os invita a descubrir un lugar donde la naturaleza y el descanso se dan la mano. Este verano, vive una escapada diferente, respira aire puro y comparte aventuras inolvidables con tu perro en un entorno único.

 

 

https://hotelvalldenuria.cat/

 

 

SALINAS DE VADOFRESNO, EL LATIDO BLANCO DE LA CAMPIÑA DE BAENA

Situadas en la pedanía baenense de Albendín, estas salinas son un reclamo para el turismo ávido de historias sobre oficios antiguos que perduran a día de hoy…

 

 

En la campiña baenense, entre campos de olivos bañados por el sol, se extiende un paisaje marcado por un legado milenario: la sal. Baena ha vivido siempre bajo su influjo, un recurso que brota de la tierra como testimonio de antiguos mares desaparecidos. Aquí, el blanco de las salinas no es solo un color, sino el reflejo de un oficio que ha moldeado la identidad de esta tierra, sostenido por generaciones de salineros.

 

La sal, herencia de un mar desaparecido

Bajo la campiña de Baena yace la huella de un antiguo océano. La sal surge aquí de forma natural: en lagunas brillantes, arroyos salobres y ecosistemas únicos donde plantas y animales se han adaptado a este medio hostil. Pero en Baena, la sal no es solo un recurso, sino un legado. Un saber ancestral que transforma el agua en cristales mediante un proceso que mezcla paciencia, sol y trabajo manual.

En las salinas, el salinero —último eslabón de una cadena generacional— supervisa la evaporación del agua en pozas de piedra, donde la salmuera se convierte lentamente en escamas blancas. Es un oficio que ha resistido al tiempo, manteniendo viva una tradición que une al ser humano con la tierra.

 

Vadofresno: Donde la historia y la sal se encuentran

Junto al río Guadajoz —el Salsum Flumen de los romanos—, las salinas de Vadofresno destaca por su valor histórico y natural. Aquí conviven vestigios de norias árabes, huertas centenarias y un paisaje donde el agua dulce y salada crean un equilibrio singular.

Visitar Vadofresno es adentrarse en el mundo de la sal. El recorrido muestra el proceso artesanal de extracción, desde el manantial salino —rico en minerales— hasta la obtención de sales gourmet, cada una con su propio carácter. Pero lo más llamativo es su huerto salado, donde cultivos como la Salicornia (conocida como «espárrago de mar») crecen en un entorno inusual, demostrando cómo la agricultura puede adaptarse incluso a terrenos salinos.

 

La sal, acompañante de lujo de la gastronomía local

En Baena, la sal no solo sazona, sino que une. Es el vínculo entre el aceite de oliva virgen extra, los vinos de la zona y los productos de la huerta, dando forma a una cocina con raíces profundas. Cada grano guarda siglos de historia, desde los romanos hasta los campesinos que hoy mantienen viva esta tradición. Un viaje, en definitiva, para quienes creen que el lujo no está en el oro, sino en el tiempo detenido.                                                                                                  

 

 

 

 

Más información en:

https://baenaturismo.com/

www.baena.es

LAGUNAS DE RUIDERA, EL OASIS ESMERALDA DE CASTILLA- LA MANCHA

 

 

En el corazón de la siempre sorprendente y variopinta Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, donde el sol dora los campos de cereal y el viento susurra entre las encinas, surge un milagro de la geología: el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera. Un espectáculo acuático de tonos turquesa y esmeralda, donde el agua, caprichosa y generosa, se derrama en cascadas entre lagunas, tallando un paisaje de ensueño que rivaliza en singularidad con los míticos lagos de Plitvice, en Croacia.

 

Un Capricho Geológico: Las Barreras de Toba

Este prodigio natural es fruto de la paciente labor del tiempo. Las aguas subterráneas del acuífero 24, cargadas de carbonatos, emergen aquí para dar vida al Guadiana Alto, un río joven que se desliza entre presas naturales formadas por la precipitación milenaria de toba calcárea. Estas barreras, únicas en la Península, crean saltos de agua cristalina que conectan las quince lagunas del parque, cada una con su propia personalidad: desde la íntima Laguna Blanca hasta la majestuosa Laguna Colgada, cuyas aguas parecen suspendidas en el aire.

 

Un Edén para los Sentidos

Pasear por Ruidera es sumergirse en un cuadro impresionista donde la paleta de verdes y azules se mezcla con el dorado de los carrizos y el plateado de los álamos. La vegetación palustre —eneas, masiegas, juncos— enmarca las lagunas, mientras que en las laderas, encinas y sabinas resisten el embate del sol castellanomanchego. Pero es en el agua donde la vida bulle con mayor esplendor: el aguilucho lagunero sobrevuela los humedales, el porrón moñudo se desliza entre los juncos, y al atardecer, el canto del carricero tordal se funde con el murmullo de las cascadas.

 

Tras las Huellas de Cervantes

Ruidera no es solo naturaleza; es también historia y literatura. Muy cerca, la Cueva de Montesinos —escenario de uno de los episodios más oníricos del Quijote— invita a adentrarse en sus profundidades, donde la leyenda dice que el caballero de la Triste Figura vivió sus fantasías encantadas. Los castillos de Peñarroya y Rochafrida, vigilantes de piedra sobre el paisaje, añaden un halo de romanticismo medieval a este rincón de Castilla-La Mancha.

 

La Artesanía del Agua: Deporte y Serenidad

El Parque ofrece infinitas posibilidades para el viajero activo: navegar en kayak entre las lagunas, bucear en sus aguas transparentes o recorrer sus senderos para descubrir rincones como la Cascada del Hundimiento. Pero también es un lugar para la contemplación durante todo el año. Por ejemplo, en otoño, cuando los chopos se visten de oro, o en invierno, cuando la niebla dibuja un paisaje casi místico, Ruidera se convierte en un refugio de paz.

 

El Legado de un Paraíso Consciente

Declarado Parque Natural en 1979, Ruidera es un ejemplo de cómo la mano del hombre puede —y debe— convivir con la naturaleza. Su conservación no solo protege especies emblemáticas como el barbo cabecicorto o la garza imperial, sino que garantiza que futuras generaciones puedan seguir maravillándose ante este oasis, donde el agua esculpe belleza y la tierra escribe poesía.

 

Ruidera no es un destino; es una experiencia sensorial, un recordatorio de que, lejos de la imagen de tierra árida que se ha tenido de la región, la naturaleza se abre paso en todo su esplendor regalando uno de los humedales más bonitos de España.

 

 

Más información: https://www.turismocastillalamancha.es/

CAMALEÑO, UN MUNICIPIO AL PIE DE LOS GIGANTES

Déjate atrapar por un rincón que aúna historia, naturaleza y tradiciones en un paisaje de ensueño entre cumbres y monasterios milenarios.

 

 

Camaleño, en pleno Parque Nacional de los Picos de Europa, es un tesoro del norte de España que combina patrimonio histórico, belleza natural y cultura popular. Desde el Monasterio de Santo Toribio de Liébana hasta sus pintorescas aldeas, el municipio ofrece una experiencia auténtica al visitante. Sus rutas de senderismo, su cocina de montaña y sus leyendas centenarias convierten a este destino en un imprescindible para los viajeros.

 

La Comarca de Liébana es un territorio lleno de enclaves que sorprenden al visitante por su autenticidad, y entre ellos se encuentra Camaleño. Situado en el valle del Deva, al pie del macizo oriental de Los Picos de Europa, se encuentra rodeado de montañas con altitudes superiores a los 2.000 metros.

 

La belleza de este impresionante lugar nace en su localización llena de encanto y personalidad. Además, cuenta con un enorme valor ecológico, ya que forma parte del Parque Nacional de Picos de Europa.

 

Está situado en el extremo más occidental, limitado al sur con Vega de Liébana, al este con Potes, al norte y al este con Cillórigo de Liébana. Camaleño destaca por su actividad ganadera de la que se obtiene los quesucos de Liébana con D.O.P, como el queso ahumado de Aliva y Pido, el té de los puertos de Aliva y su exquisito orujo.

 

El patrimonio natural que rodea a este lugar tiene un impresionante valor, siendo uno de sus mayores atractivos, ya que los visitantes podrán conocer el recorrido del río Deva que nace en dicho macizo montañoso y recolecta las aguas de varios afluentes a su paso por la localidad.

 

La Comarca de Liébana es un destino que cuenta con numerosas actividades. En el caso de Camaleño, es ineludible una subida en el teleférico de Fuente Dé al mirador del Cable, con un desnivel de 800 metros, para contemplar una sobrecogedora panorámica de los Picos de Europa. Para los más aventureros y amantes del senderismo existen múltiples rutas para conocer las diferentes cimas siendo la más alta Peña Vieja, con 2.613 metros.

 

Más allá de sus paisajes y su historia, Camaleño cautiva por su autenticidad. Es un refugio para quienes buscan desconectar, y para quienes valoran lo esencial. Un municipio donde el silencio de la montaña atrapa al viajero.

 

 

 

Más información:https://www.comarcadeliebana.com/

VALL DE NÚRIA SE VISTE DE VERDE

Redescubre la naturaleza en su máximo esplendor en uno de los destinos más mágicos del Pirineo Catalán.

 

Con la llegada del buen tiempo, Vall de Núria emerge de su letargo invernal para revelar su faceta más vibrante y acogedora. El manto blanco que durante meses cubrió las montañas se retira gradualmente, dejando paso a los intensos verdes de los prados, al murmullo del río y al esplendor del lago a los pies del Hotel Vall de Núria, un espectáculo que solo la alta montaña puede ofrecer.

Enclavado en un paraíso natural único en el corazón del Pirineo Catalán, el Hotel Vall de Núria —accesible exclusivamente mediante un pintoresco viaje en tren cremallera— se erige como el refugio ideal para quienes anhelan reconectar con la naturaleza, escapar del ritmo cotidiano y vivir experiencias al aire libre. Sus instalaciones, diseñadas para satisfacer todas las necesidades, acogen por igual a familias y a aventureros en busca de un destino excepcional.

Entre las actividades que podrá disfrutar durante su estancia destacan:

  • Senderismo por rutas señalizadas
  • Paseos en teleférico
  • Observación de fauna autóctona
  • Visitas culturales al santuario
  • Momentos de serena contemplación en plena naturaleza.

El deshielo primaveral no solo transforma el paisaje, sino que también renueva el espíritu de sus visitantes. La temporada verde en Vall de Núria ya ha comenzado, brindando la oportunidad de vivir innumerables aventuras en uno de los enclaves más mágicos del Pirineo.

Más información: https://hotelvalldenuria.cat/

EMOCIÓNATE CON UN VIAJE A LA ESENCIA DE LA NATURALEZA DE LA PROVINCIA DE TERUEL

La naturaleza y la cultura en Teruel conviven en un equilibrio armónico. Son decenas de parajes los que inundan esta provincia, pero aquí te enseñamos una pequeña muestra de los que te espera…

 

 

En la provincia de Teruel, donde el tiempo parece haberse detenido para preservar la pureza de sus paisajes, se esconden algunos de los secretos mejor guardados de la naturaleza española. Desde los bosques rojizos de los Pinares de Rodeno hasta las aguas serenas de la Laguna de Gallocanta, este territorio ofrece una experiencia que trasciende lo visual para convertirse en un diálogo íntimo con la tierra y su historia.

Pinares de Rodeno: el arte de la naturaleza

 

En la Sierra de Albarracín, el Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno se alza como una obra maestra esculpida por el viento, la lluvia y el tiempo. Sus formaciones de arenisca, teñidas de un rojo intenso que parece arder bajo el sol, son el preludio de un espectáculo natural que combina geología, flora y fauna en perfecta armonía. Aquí, el pino rodeno (Pinus pinaster) se aferra a las grietas de la roca, creando postales en las que la vida brota de lo aparentemente inerte.

 

Este entorno no solo es un refugio para especies emblemáticas como el águila real o el búho real, sino también un museo al aire libre donde el arte rupestre levantino, Patrimonio de la Humanidad, nos habla de los primeros habitantes de estas tierras. La explotación resinera, que marcó la economía local durante décadas, ha dejado su huella en los restos de hornos y construcciones que salpican el paisaje. Para comprender la esencia de este lugar, una visita al Centro de Interpretación de Dornaque es imprescindible.

 

Aliaga: un viaje al corazón de la Tierra

 

El Parque Geológico de Aliaga es una ventana abierta a 200 millones de años de historia geológica, que lo convierte en el más antiguo de España. Incluido en la Red Europea de Geoparques, este espacio es un laboratorio natural donde los relieves y estructuras geológicas cuentan historias de mares desaparecidos, montañas emergentes y fuerzas titánicas que han moldeado el planeta.

 

Sus dos itinerarios, uno científico y otro senderista, permiten explorar formaciones únicas en el mundo, mientras el centro de visitantes de Aliaga ofrece las claves para interpretar este fascinante legado. Aliaga no es solo un destino para geólogos, sino para cualquier viajero que busque conectar con la memoria profunda de la Tierra.

 

Laguna de Gallocanta: el canto de las grullas

 

A caballo entre Teruel y Zaragoza, la Laguna de Gallocanta es un santuario para las aves y un espectáculo para los sentidos. Declarada Reserva Natural y Humedal de Importancia Internacional, esta laguna salina es el mayor humedal de su tipo en la Península Ibérica y el mejor conservado de Europa Occidental.

 

Cada año, miles de grullas, patos y otras aves migratorias eligen este enclave como lugar de descanso y cría, convirtiéndolo en un paraíso para los amantes de la ornitología. El Festival de las Grullas, celebrado en noviembre y febrero, es una oportunidad única para presenciar el ballet aéreo de estas aves al amanecer y al atardecer, mientras se participa en actividades que celebran la conservación y la cultura local.

 

Laguna del Cañizar: renacer de las aguas

 

Entre Cella y Villarquemado, la Laguna del Cañizar es un ejemplo de resiliencia y restauración ambiental. Tras siglos de desecación para aprovechar sus tierras fértiles, este humedal está siendo recuperado en un proyecto ambicioso que ya permite disfrutar de su riqueza faunística y paisajística.

 

Con puntos de observación, canales navegables y un centro de interpretación recién inaugurado, la laguna se ha convertido en un espacio vivo donde la naturaleza y el ser humano trabajan juntos para devolverle su esplendor perdido.

 

Teruel no es solo una provincia por descubrir; es una invitación a reconectar con la naturaleza en su estado más puro. Sus paisajes, tallados por el tiempo y custodiados por una biodiversidad única, nos recuerdan que la verdadera riqueza no está en lo que se posee, sino en lo que se protege. En cada rincón de esta tierra, la naturaleza nos habla. Solo hace falta escuchar.

 

Más información: www.sienteteruel.es