Archivo de la categoría: Curiosidades

¿DÓNDE ESTÁ LA CALLE CON EL NOMBRE MÁS CORTO?

Si hay un dato que pocos saben es que Sevilla tiene una calle cuyo nombre tiene apenas dos letras… ¿queréis saber cuál es?

 

 

La calle Fe, dos letras y apenas 240 metros de largo, se sitúa en el barrio de Padre Pío-Palmete, en el distrito de Cerro-Amate. Esta curiosa vía destaca en el plano sevillano por su corto pero profundo nombre. Este pequeño rincón de la capital hispalense no es más que un reflejo de la riqueza cultural e histórica de la cuidad. Para conocer está y otras curiosidades, lo mejor es perderse sin rumbo por sus calles y descansar en los hoteles Derby y América.

 

Sevilla es una ciudad llena de curiosidades y secretos .Entre ellos se encuentra la calle Fe, cuyo nombre, con tan solo dos letras, la convierte en una de las más cortas de España. Ubicada en el histórico barrio de Padre Pío-Palmete, en el distrito de Cerro-Amate,  esta vía de tan solo 240 metros y formada por casas de dos plantas encierra años de historia en su escueto nombre.

 

A pesar de su reducida extensión, la calle Fe no pasa desapercibida para quienes se aventuran a explorarla. Su nombre corto, pero cargado de simbolismo, es una curiosidad que llama la atención de los visitantes.

 

Para quienes deseen descubrir esta y otras joyas que alberga la ciudad, una excelente opción es pasear, sentarse en cualquier banco y admirar la belleza propia de los edificios, deleitarse con sus fachadas llenas de encanto para más tarde cuando el cansancio asome, descansar en los Hoteles América o Derby Sevilla, los cuales tienen los mejores servicios y localización para vuestra escapada.

 

Ambos son lugares ideales para reponer fuerzas, con una inmejorable localización, ya que están situados en plena Plaza de Duque de la Victoria, en el corazón de Sevilla, sin necesidad de transporte. Únicamente andando conseguiréis conocer una ciudad mágica.

 

Pero si buscáis algo más tranquilo, apartado del ajetreo del centro, y preferís una estancia más cercana a la magia del barrio de La Alameda, los Apartamentos Lumbreras 16 son vuestra opción. Un espacio cerca del río Guadalquivir para disfrutar de las comodidades de un hotel, pero con la libertad de un apartamento.

 

Sevilla es una ciudad que nunca deja de sorprender al viajero, ya sea por su temperatura o bien por los secretos que cada día desvela a sus visitantes.

 

Para más información:

https://www.hotelamericasevilla.com/

https://www.hotelderbysevilla.com/

www.lumbreras16.com

 

SAN NICOLÁS, LA IGLESIA QUE SE SALVÓ DE SER INUNDADA GRACIAS A SUS VECINOS

Dentro del Camino de Santiago Francés hay historias curiosas y esta no podía ser menos. En Portomarín se erige imponente un templo que fue movido piedra a piedra por el empeño de un pueblo…

 

 

En el corazón de Galicia, donde el río Miño serpentea entre verdes colinas, se erige una iglesia única, una fortaleza espiritual que ha resistido siglos de historia y hasta el capricho de las aguas: la iglesia de San Nicolás, antes conocida como San Juan. Este imponente edificio, construido entre finales del siglo XII y principios del XIII, es un emblema del románico tardío, un testimonio del ingenio y la devoción humana y una parada obligatoria para todos aquellos peregrinos que transitan el Camino de Santiago Francés por Galicia.

 

 

Un templo nacido de la fe y la estrategia

 

San Nicolás no es una iglesia cualquiera. Fue levantada por la Orden de San Juan de Jerusalén, caballeros que no solo se preocupaban por el espíritu, sino también por la seguridad. Desde su posición estratégica, esta iglesia-fortaleza vigilaba el puente que cruzaba el Miño y ofrecía refugio a los peregrinos en su hospital cercano. Su robustez y su aire castrense, con gruesos muros y apariencia defensiva, dan cuenta de esta doble misión.

 

A lo largo de los siglos, el templo pasó por manos de la Orden de Santiago y luego regresó a la de los Hospitalarios, quienes más tarde se convertirían en la Orden de Malta. Pero su destino más extraordinario estaba aún por escribirse.

 

 

El templo que el agua no pudo ahogar

 

En los años 60, cuando las aguas del embalse de Belesar amenazaron con engullir el antiguo Portomarín, se tomó una decisión sin precedentes: piedra a piedra, la iglesia fue desmontada y reconstruida en su ubicación actual. Esta hazaña de ingeniería no solo preservó un monumento histórico, sino que reforzó su leyenda como un símbolo de resistencia.

 

Una obra maestra del románico gallego

 

San Nicolás no solo impacta por su historia, sino también por su asombrosa arquitectura. Su fachada principal, coronada por un gran rosetón de diseño geométrico, es una invitación a descubrir el arte y el simbolismo que alberga. La portada principal evoca la majestuosidad del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago, con un Pantocrátor que preside el tímpano y las arquivoltas adornadas con los 24 ancianos del Apocalipsis, un trabajo vinculado a la escuela del Maestro Mateo.

 

Las portadas laterales no se quedan atrás. La puerta norte narra una delicada Anunciación, enmarcada por arquivoltas con motivos geométricos. En la puerta sur, los detalles se multiplican: figuras de santos, animales, motivos vegetales y escenas humanas que parecen cobrar vida bajo la luz cambiante.

 

En la parte trasera, un pequeño rosetón y tres celosías góticas enmarcadas por arcos de medio punto completan la majestuosidad exterior.

 

 

Sobriedad y arte en su interior

 

Entrar a San Nicolás es como viajar en el tiempo. Su decoración interior es sobria, pero contiene tesoros que revelan la mano de los siglos: restos de pinturas góticas, un baldaquino renacentista del siglo XVI y una conmovedora escultura de Cristo Crucificado del siglo XIV, tallada en madera policromada.

 

La funcionalidad castrense de la iglesia se refleja en su diseño voluminoso, donde lo sagrado y lo práctico se entrelazan en perfecta armonía.

 

Un monumento para la eternidad

 

Desde 1931, San Nicolás es oficialmente un Monumento Histórico-Artístico, un reconocimiento merecido para una iglesia que no solo es un lugar de culto, sino un auténtico relato de historia, arte y fe. Los viajeros que llegan a Portomarín, ya sea siguiendo los pasos del Camino de Santiago Francés de Galicia o por el simple placer de descubrir esta tierra, encuentran en San Nicolás una parada obligada, un lugar donde las piedras hablan y el tiempo parece detenerse.

 

Si en tu periplo por el Camino de Santiago Francés buscas un rincón donde el pasado resuene con fuerza, donde el arte y la historia se entrelacen de manera mágica, San Nicolás de Portomarín es una parada obligada para detenerse y admirar su belleza.

 

 

Nace un proyecto histórico. Un proyecto que queremos contarte despacio, para que cale bien hondo y no olvides nunca. De entre el extensísimo Camino de Santiago Francés, que recorre todo el norte de España, queremos contarte una experiencia única, diferente. Queremos que descubras el Camino de Santiago Francés de Galicia. La Mancomunidad de Pueblos Gallegos del Camino Francés, en alianza con cuatro ayuntamientos de la provincia de León, quieren crear un relato unificado que te sobrecoja y te enamore. Un relato que hable de la naturaleza, de los paisajes, de la gastronomía, su patrimonio… de sus gentes. El Camino de Santiago Francés de Galicia condensa todo lo que un peregrino espera encontrar en su itinerario a través de 15 pueblos que viven y sienten este camino, esperando al viajero cansado con los brazos abiertos… Permanece atento, porque esta historia que te contamos, dará mucho que hablar…

 

 

Más información: www.caminofrances.org

 

«ATRINCHÉRATE» CON UN RECORRIDO INMERSIVO POR LA GUERRA CIVIL EN LA BATALLA DE TERUEL

Recorre una ruta de 17 enclaves fundamentales, conociendo búnkeres, líneas de trincheras, nidos de ametralladoras y refugios en la comarca Comunidad de Teruel.

 

 

 

 

En la provincia de Teruel, donde el viento frío corta el aire y el paisaje de montañas y valles parece eterno, se extiende uno de los vestigios más impactantes de la Guerra Civil Española: el Frente de Teruel. Esta región, marcada por una de las batallas más cruentas y decisivas del conflicto, ha conservado sus trincheras, búnkeres y posiciones estratégicas, permitiendo que los visitantes de hoy sigan los pasos de los soldados que lucharon en estas tierras en los inviernos helados de 1937 y 1938. Con el paso de los años, este espacio ha sido recuperado y transformado en un recorrido histórico-cultural, conocido como ‘Atrinchérate’, que combina el turismo con la memoria y la historia.

 

 

La provincia de Teruel jugó un papel destacado en la Guerra Civil Española. Actualmente hay un total de 17 lugares de interés relacionados con la contienda en la comarca Comunidad de Teruel. Se trata de espacios señalizados para acceder a ellos, con zonas de aparcamiento próximas. Se han instalado mesas de interpretación y se han realizado excavaciones arqueológicas, limpieza y adecentamiento de los terrenos, lo que permitirá a los viajeros disfrutar de su visita en un perfecto estado de conservación.

 

 

La localización geográfica de estos vestigios es un importante factor a tener en cuenta, puesto que se encuentran en posiciones desde donde se divisa gran cantidad de territorio, lo que hace que el paisaje que se puede disfrutar desde los mismos sea espectacular, convirtiéndose así en destacados miradores.

 

 

Nidos de ametralladoras, búnkeres, trincheras y refugios. Sin duda, la Guerra Civil en la provincia de Teruel marcó un antes y un después en la orografía y el paisaje de la zona. Destaca ampliamente el Búnker del Alto de la Torana. Este monte formaba parte de una línea republicana, con trincheras a diferentes niveles, una casamata y refugios excavados en la piedra. Uno de ellos, el más profundo, pudo albergar el mando de la unidad republicana. También las Trincheras de Cabigordo, que durante los últimos días de la batalla de Teruel se vivieron los acontecimientos más relevantes de este lugar. Ambos enclaves están en Corbalán, y se unen al Cerro Pino Redondo; las fortificaciones de Castelfrío, la Ladera de la Corraliza y los Refugios de Hoyalta (El Pobo); las trincheras Portachuelo (Escorihuela); las de Serretilla – Mascarón (Argente);  Morrón de la Tejería y el Cerro de la Mina (Camañas); las trincheras de Alfambra; el frente de Santa Bárbara (Celadas); las trincheras del Cerro Montero y el Cerro del Piojo (Villarquemado); los fortines de Torrelacarcel y el Búnker Cabezo Alto (Torrelacarcel); o los Fortines del Plano (Villel). Juntos regalan una ruta ideal para los amantes de la historia y de la Guerra Civil.

 

 

Además, hay disponible una App de realidad aumentada para conocer el Búnker del Alto de la Torana y las Trincheras de Cabigordo, de una forma diferente. A través de la App Atrinchérate, se puede descubrir la auténtica vida de los soldados del frente de Teruel, durante el crudísimo invierno del año 38, relatada por la representación de alguno de los combatientes de la contienda.

 

 

 

 

 

Más información: www.sienteteruel.es

EL CRISMÓN DE BAENA: EL MISTERIO SIN RESOLVER DE UNA JOYA QUE BIEN VALE UNA SERIE DE NETFLIX

La cruz visigoda emblema de Baena desapareció del Museo Arqueológico Nacional en el año 1993. Más de 30 años después, su paradero sigue siendo una incógnita que no ha hecho más que acrecentar la devoción de los baenenses por este símbolo.

 

 

A veces, los objetos más pequeños esconden historias extraordinarias. Tal es el caso del Crismón de Baena, un símbolo que ha trascendido los siglos para convertirse en emblema de una comunidad, con un origen lleno de misterio y un renacimiento ligado a la pasión de sus habitantes. Una reproducción de esta pieza, de gran importancia para los baenenses y para su Semana Santa al ser el símbolo de la Agrupación de Cofradías, se muestra en la sala VII del Museo Histórico. También en la plaza Marinalba, en el barrio de la Almedina, se encuentra otro de gran tamaño realizado por la Escuela Taller de Baena con motivo de las VII Jornadas Nacionales de Exaltación al Tambor y el Bombo llevadas a cabo en la localidad en 1992.

 

 

La historia del Crismón se remonta a 1901, cuando unas labores agrarias cerca del cortijo bajo de Ízcar, a tan solo doce kilómetros de Baena, desenterraron un antiguo sepulcro. En su interior apareció una cruz de metal fundido que pronto captó la atención de los estudiosos. El artefacto, de 34 centímetros de altura y 25 de anchura, llevaba colgando en sus brazos el alfa y el omega, las primeras y últimas letras del alfabeto griego. Este detalle, un anagrama del nombre de Jesucristo, evocaba el principio y fin de todas las cosas, tal como lo describe Valverde y Perales en su obra ’Historia de la Villa de Baena’.

 

 

Este historiador y arqueólogo, consciente de su valor, donó la cruz al Museo Arqueológico Nacional en 1902. Sin embargo, el destino de la pieza tomó un giro inesperado: el 6 julio de 1993, desapareció del museo en circunstancias que siguen siendo un misterio. Baena, al perder este tesoro, vio cómo se desvanecía uno de los símbolos más significativos de su historia.

 

 

A pesar de su pérdida, el Crismón no quedó relegado al olvido. Unos años antes del robo, en 1973, el nieto de Valverde y Perales, Manuel Cassani, impulsó su recuperación de una manera curiosa. Encargó la creación de tres crismones de oro en una joyería local, con la ayuda de Juan Torrico Lomeña, un baenense apasionado por su legado cultural. Este gesto marcó el inicio de un renacimiento. La belleza y el simbolismo de estas réplicas no solo despertaron interés, sino que comenzaron a extenderse entre los habitantes de Baena.

 

 

Fue Torrico quien dio un paso más hacia la consolidación del Crismón como emblema de la localidad. En 1977, propuso que fuera adoptado como símbolo oficial de la Agrupación de Cofradías, vinculándolo profundamente con la tradición y espiritualidad de Baena.

 

 

Hoy, el Crismón no es solo un recuerdo arqueológico. Su diseño adorna collares, medallas y joyas, lucidas con orgullo por los baenenses como un símbolo de identidad y pertenencia. Es un recordatorio tangible de una historia compartida, una conexión entre el pasado y el presente que ha sabido mantenerse viva gracias al esfuerzo colectivo.

 

 

En Baena, el Crismón no solo revive a través de las palabras de Valverde y Perales o de las manos de los joyeros que lo replicaron; también lo hace en el corazón de quienes lo consideran una parte esencial de su cultura. La historia de esta pequeña cruz es un ejemplo de cómo el patrimonio, aunque a veces olvidado o perdido, puede renacer con fuerza, llevando consigo el espíritu de una comunidad que no olvida sus raíces. Si visitas Baena, busca el Crismón. No solo verás una joya: estarás contemplando un símbolo que une a toda una localidad.

 

 

 

 

Más información enhttps://baenaturismo.com/

www.baena.es