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CORIA EN CINCO RUTAS: UN VIAJE POR LA ESENCIA NATURAL DE EXTREMADURA

Entre calzadas romanas, miradores infinitos y ríos que susurran historia, Coria revela su lado más natural y desconocido.

 

En el norte de Cáceres aguarda Coria, donde el tiempo se detiene entre dehesas infinitas y ríos que susurran historias milenarias.  Una ciudad monumental que, más allá de sus piedras cargadas de historia, es puerta de entrada a un paisaje donde lo etnográfico, lo ecológico y lo sublime se funden.  Presentamos cinco rutas para descubrir la Coria más auténtica, donde cada sendero es un verso escrito por la naturaleza.

 

  1. Vía Dalmacia: Tras las Huellas de Roma.

Un paseo por la memoria imperial.  Desde el Calvario, frente al silueteado Silo de grano, se despliega el Camino del Sierro: una antigua calzada romana que serpentea entre olivares y viñedos hasta el Mirador del Alto del Sierro.  Aquí, la vista abraza el Valle del Alagón, un mosaico de dehesas y sierras con Coria al fondo.

Es imprescindible prestar atención a los vestigios empedrados de la Vía Dalmacia, testigos del ingenio romano.  También a ‘La Madre del Agua’, un sistema hidráulico del siglo II d.C. que abastecía a la ciudad.  Y como no, el vuelo de las aves mediterráneas sobre los pastizales, donde conviven especies cinegéticas como el conejo.

Ficha técnica: 5,5 km (ida y vuelta).· 1h 30min.  Dificultad baja.

  1. Ruta de Peregrinación a Argeme: Devoción y Naturaleza.

Donde el río Alagón teje leyendas, este camino, que antaño unía Coria con Galisteo, sigue el curso del Alagón entre huertas de regadío teñidas de maíz y tomate.  La meta es el Santuario de Argeme (siglos XVII-XVIII), un remanso de paz coronado por el Mirador de Argeme, un balcón sobre el barranco fluvial donde el paisaje se vuelve poesía.

No pasarán inadvertidas en esta ruta las ruinas de villas romanas en ‘Los Valderritos’, vestigios de un pasado agrícola próspero.  Ni tampoco la dehesa de Malpartida, ejemplo de equilibrio entre hombre y naturaleza.  Y para los que son de agudizar bien el oído, podrán deleitarse con el canto de las oropéndolas en los bosques de ribera.

Ficha técnica: 8,2 km (ida y vuelta).· 1h 20min.· Dificultad media.

  1. Camino del Rincón del Obispo: La Ribera en Estado Puro.

Un viaje al corazón fluvial del Alagón iniciando en el Puente de Hierro (1901-1909).  Esta ruta bordea la Isleta entre campos de tabaco y pimientos, para adentrarse en el ‘Charco del Moro’, un refugio invernal de garzas y martines pescadores.  El final, el blanco poblado de Rincón del Obispo, que aparece a modo de cuadro impresionista.

Es imprescindible detenerse con calma a contemplar los útiles líticos del Paleolítico Inferior dispersos en las terrazas del Alagón.  Además, la frondosidad del bosque galería, proporciona sombra y frescor en esta época del año.

Ficha técnica: 8 km (ida y vuelta).· 1h 10min.· Dificultad baja.

  1. Dehesa Boyal de Mínguez: La Extremadura Profunda.

Encinares, ganado y miradores infinitos. Tras cruzar el Puente de Hierro, la ruta asciende entre encinas y peñascos de pizarra hacia el Mirador de la Dehesa de Mínguez, donde el Valle del Alagón se despliega con las Sierras de Gata y Gredos al fondo.  Es la esencia de la Extremadura agroganadera y como tal, hay que disfrutar de los chozos de pastores, zahúrdas, puentes y fuentes, arquitecturas tradicionales en piedra seca.  También del avistamiento de buitres leonados sobrevolando los cortados.

Ficha técnica: 8,85 km (ida y vuelta).· 2h 30min.· Dificultad media-alta.

  1. Ruta de los Canales: Historia y Agua.

Un círculo perfecto entre pasado y presente.  Este itinerario combina el Parque Fluvial del Tamujal con las vistas monumentales de Coria.  Desde el Puente de Piedra (siglo XVI) hasta la Catedral de Sta. María de la Asunción (siglos XV-XVIII) —que domina el skyline—, el paseo es un diálogo entre naturaleza y patrimonio.  La Muralla Romana (siglo I), el Castillo (siglo XV) y el Palacio de los Duques de Alba (siglos XV-XVI) son de bella factura, como los atardeceres sobre el río, con reflejos dorados en el agua.

Ficha técnica: 8,2 km (circular).· 2h 20min.· Dificultad baja.

Estas rutas no son solo caminos; son ventanas abiertas a una tierra donde la historia late en cada piedra y la naturaleza se muestra en estado puro.  Coria, con su mezcla de humedad fluvial y aromas de jara, invita a perderse… para encontrarse.

 

Más información: https://turismocoria.es/turismo/

LA SENDA OCULTA DE ARACENA: UN VIAJE EVOCADOR A LA RUTA MICOLÓGICA LA NAVA

 

 

En esta invitación a descorrer el velo de un rincón mágico en la Sierra de Huelva, hay una ruta que es mucho más que un sendero: la Ruta Micológica La Nava. Una experiencia circular, de dificultad baja y apenas 1,4 kilómetros, que concentra la esencia del otoño y el invierno andaluz en apenas una hora y media de paseo contemplativo.

Donde el Bosque Cobra Vida: El Ecosistema de La Nava

Esta ruta, enmarcada en el ambicioso Plan CUSSTA (Conservación y Uso Sostenible de Setas y Trufas de Andalucía), es una clase magistral de ecología y micoturismo sostenible. Nos adentramos en un paisaje vibrante que es el resultado de la coexistencia de múltiples especies vegetales:

  • El Corazón de la Sierra: La senda discurre inicialmente por dos pequeños valles que albergan chopos y sauces, donde aún se yerguen imponentes alcornoques y encinas centenarias.
  • El Matorral Mediterráneo: Al adentrarnos en la zona más elevada, dominada por un pinar de repoblación (Pinus pinaster), la tierra se cubre de la fuerza y el aroma de las jaras y los brezos. Es aquí, entre castaños y madroños, donde la biodiversidad fúngica alcanza su máxima expresión.

Tesoros Micológicos del Sendero

La Nava es una ruta de iniciación diseñada para despertar la curiosidad y el respeto, con el potencial de mostrar hasta 24 especies de hongos. Cada parada ofrece un encuentro íntimo con el micelio, la verdadera red de la vida subterránea.

  • Bajo el Alcornoque: En las proximidades de estos guardianes de la dehesa, el afortunado paseante podrá vislumbrar especies como el codiciado Boletus aestivalis (Tentullo) o el Pie Azul (Lepista nuda).
  • El Reino del Pino: En el pinar, se encuentran los hongos micorrícicos por excelencia, aquellos que mantienen una relación simbiótica con el árbol. Busquen aquí el clásico Níscalo (Lactarius deliciosus) y el Suillus bovinus.
  • Los ‘Barrenderos’ del Bosque: La ruta también ofrece un escaparate de hongos saprobios, los «barrenderos» que se alimentan de materia orgánica muerta y son esenciales para reciclar la celulosa y lignina del bosque. Es fácil ver en la madera caída ejemplares de Trametes versicolor o Schizophyllum commune.

Pinceladas de Historia y Sostenibilidad

El encanto de La Nava no se limita a sus setas. El recorrido nos regala paisajes con historia:

  • La Fuente «Sinforosa»: En el arroyo que da nombre a la ruta, encontrará los antiguos manantiales de la llamada «Fuente Sinforosa», un topónimo que deriva de «sulfurosa» y cuyas aguas fueron antaño apreciadas por los lugareños por sus cualidades medicinales.
  • Arquitectura Rural: En el punto más alto, una marcada pista nos lleva junto a un murete de piedra, testigo de la construcción rural tradicional de la zona.

Un Compromiso Necesario: Micoturismo Sostenible

La Ruta Micológica La Nava es un santuario y debe ser tratada como tal. Como viajeros, es nuestro deber destacar las normas de oro para un turismo responsable:

  • Observar y Fotografiar: La mejor opción es llevarse las setas fotografiadas, no recolectadas.
  • Cesta y Esporas: Si decide recolectar para estudio (solo si hay muchos ejemplares), utilice siempre una cesta rígida que permita la ventilación y, crucialmente, la dispersión de las esporas.
  • No Dejar Huella: El sendero debe quedar «como si nadie hubiese pasado por ella, sin huellas, señales, ni residuos».

La Nava es una invitación a la reflexión, a comprender que el hongo que produce la seta es un cuerpo vegetativo subterráneo (micelio) que sobrevive al paso de las estaciones. Disfruten de este microcosmos, observen las 24 especies que aquí fructifican, y descubran el fascinante mundo de la micología.

La mejor forma de disfrutar de la naturaleza es asegurando que otros también puedan hacerlo mañana. ¿Os animáis a recorrer esta senda mágica y a descubrir estos tesoros?

Más información: http://www.turismohuelva.org

UN PLACER MICOLÓGICO QUE SÓLO PUEDES VIVIR EN CASTILLA-LA MANCHA

Llegado el otoño, esta tierra recibe a miles de amantes de la micología que, impresionados por la belleza de estos parajes, disfrutan más si cabe de su afición.

 

 

Castilla-La Mancha no es solo la tierra del Quijote y sus molinos; es un vasto lienzo de sierras y montes que, con la llegada de las brumas y el frío, se transforma en un paraíso micológico insospechado. Es un mapa de texturas y sabores, donde los verdaderos tesoros no brillan, sino que se esconden bajo el manto de la hojarasca, esperando ser descubiertos.

La riqueza paisajística de la región, que abarca desde los Montes de Toledo hasta la imponente Sierra del Segura de Albacete, pasando por la Alcarria y la Serranía de Cuenca, crea un ecosistema perfecto. En este crisol de biodiversidad, encontramos joyas gastronómicas que elevan cualquier mesa a la categoría de festín: el vibrante níscalo, la delicada seta de cardo, el humilde y potente champiñón silvestre, la nobleza del boletus, el exótico rebozuelo y la sutil seta de pie azul. Son el secreto mejor guardado de su cocina.

Rutas Micológicas de Ensueño: De Guadalajara a la Sierra de San Vicente

La travesía comienza en Guadalajara, donde la elegancia y la tradición se dan la mano en Sigüenza. Esta localidad es un epicentro para el amante de las setas, que celebra con festivales y jornadas la llegada de este manjar, ofreciendo una plétora de restaurantes especializados en la cocina micológica. A un paso de allí, el Parque Natural del Barranco del Río Dulce nos regala una experiencia inmersiva, con una diversidad de variedades en un entorno de belleza conmovedora.

Descendiendo hacia el sur, la provincia de Toledo nos recibe con la Sierra de San Vicente, un majestuoso territorio de montañas y bosques, perfecto para la recolección entre pinares y encinares. Al sur de la provincia, los Montes de Toledo son el lugar ideal para encontrar clásicos como la seta de cardo y el níscalo.

Con su clima de otoños e inviernos fríos y húmedos, y un paisaje montañoso tapizado de extensos bosques, Cuenca es el hogar natural de incontables hongos comestibles. Pero si hay un lugar que personifica la maestría del hongo, ese es Villanueva de la Jara. Esta localidad fue pionera en la década de los 60, convirtiéndose en la primera en cultivar champiñón de forma profesional en España.

Medio siglo después, el champiñón es un reclamo turístico en sí mismo, añadiéndose a su ya rico patrimonio cultural. Las cifras hablan de su liderazgo: Cuenca es la primera provincia española productora de champiñón, concentrando más del 54% de la producción nacional, y Villanueva de la Jara produce anualmente unos 5 millones de kilos de champiñón y 800.000 kilos de setas. Visitar una de sus empresas cultivadoras es adentrarse en la alquimia de este manjar, conociendo el proceso desde la creación del sustrato o compost hasta la recolección, una auténtica experiencia para los sentidos.

Ningún amante de la micología puede obviar la provincia de Albacete. En el corazón de la Sierra del Segura, dentro del Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima, se esconde Molinicos, que alberga el fascinante Museo Micológico «Casa del Níscalo».

Este rincón de Albacete es el punto de partida ideal para explorar parajes ineludibles como Yeste, Riópar, Ayna, Liétor, Letur, Férez o Socovos. En cada uno de estos municipios, el viajero encontrará no solo una naturaleza increíble e inolvidable, sino también un bar o restaurante donde poner el broche de oro al día degustando sus delicias micológicas.

Castilla-La Mancha nos invita a una búsqueda pausada y refinada de estos elixires de la tierra, probando que la auténtica sofisticación reside en la sencillez y la excelencia de lo que la naturaleza, con generosidad, nos ofrece.

 

 

Más información: https://www.turismocastillalamancha.es/

LA COMARCA DE LIÉBANA ‘RUGE’ EN OTOÑO

Desde mediados de septiembre hasta octubre, en las montañas de la Comarca de Liébana los visitantes podrán disfrutar de una escena singular: el apareamiento del ciervo rojo.

 

 

Cada otoño, la Comarca de Liébana, en pleno corazón de los Picos de Europa, se convierte en escenario de un ritual ancestral: la berrea del ciervo. Un fenómeno natural donde el sonido gutural de los machos retumba en los bosques. Esta época ofrece una oportunidad única para adentrarse en la naturaleza en estado puro. La berrea no solo es un fenómeno, es una cita imprescindible con la naturaleza.

Entre los meses de septiembre y octubre, la naturaleza despliega uno de sus espectáculos más impactantes en la Comarca de Liébana: la berrea del ciervo rojo. Este fenómeno marca el inicio del periodo de apareamiento de estos animales. Durante el verano, los ciervos renuevan su cornamenta y con sus recién estrenados cuernos comienzan el cortejo.

Esta actividad es una muestra de poder entre machos por la atención de la hembra, que da como resultado una sinfonía que se puede escuchar por todo el valle. En los bosques y laderas de la zona, este concierto resuena ofreciendo una experiencia sensorial inolvidable en plena naturaleza.

La Comarca de Liébana, rodeada por la majestuosidad de los Picos de Europa, es uno de los mejores lugares del norte de España para presenciar este evento. Su biodiversidad, paisajes de montaña y la tranquilidad de su entorno hacen de esta comarca un enclave privilegiado para el avistamiento de fauna en su hábitat natural.

Más allá de la observación, la berrea se convierte en una excusa perfecta para descubrir el encanto otoñal de la Comarca de Liébana: alojamientos rurales con chimenea, gastronomía de montaña y paisajes teñidos de ocres y dorados. Una invitación a reconectar con la naturaleza, a viajar con los cinco sentidos y a vivir una experiencia que va más allá del turismo.

 

Más información: https://www.comarcadeliebana.com/

CEE A PASO LENTO: SENDEROS PARA SABOREAR SIN PRISA

Cuatro rutas para perderse entre el mar y la montaña en el corazón de la Costa da Morte. Un lugar único para desconectar.

 

 

Explorar Cee no es solo caminar, también es sumergirse en un territorio donde la historia y la naturaleza se abrazan en cada sendero. Un destino que sorprende combinando espacios de servicio y rincones donde bajar las pulsaciones del frenético día a día. En esta tesitura única, este enclave de la Costa da Morte propone cuatro rutas, donde el viajero tiene la oportunidad de redescubrir el placer de andar a paso lento.

En la Costa da Morte, a poco más de una hora de Santiago de Compostela, Cee se presenta como un destino entre el mar y la montaña que invita al viajero a una desconexión del mundo y reconectar consigo mismo. Cee se puede conocer de muchas formas, pero estascuatro rutas os darán una imagen completa.

La “Ruta guiada por la villa resurgida de Cee” es el paseo ideal para comenzar. De carácter histórico y baja dificultad, permite descubrir en una hora lugares clave como el Santuario de Nuestra Señora de la Xunqueira, la Plaza de la Constitución, el Museo Fernando Blanco de Lema y el Pazo de Cotón, hasta culminar en el Instituto Fernando Blanco de Lema, símbolo del renacer cultural de la villa. Disponible de julio a octubre de forma guiada y durante todo el año de manera libre.

Los que buscan paisajes más salvajes encontrarán en la “Ruta Meigha Lirea” una experiencia inolvidable. Con algo más de 10 km y dificultad media, esta ruta recorre monte, costa y parte del Camino de Santiago de Fisterra a Muxía. Flechas verdes y rojas guían a los senderistas entre vistas espectaculares al Atlántico y tramos que se adentran en la esencia de la Costa da Morte.

En la “Ruta por A Ameixenda”, la leyenda y la historia se mezclan con la brisa marina. Con una duración de3 a 4 horas, este itinerario atraviesa playas, montes con vistas al Cabo Fisterra, antiguos refugios de la Guerra Civil y lugares emblemáticos como la última factoría ballenera de Europa. Una invitación a caminar por senderos donde cada piedra guarda una historia.

Finalmente, para quienes solo disponen de una hora, la “Ruta por la Armada” es un pequeño tesoro, una experiencia única. Coincidiendo con la entrada del Camino de Santiago en Cee, esta ruta se inicia en la Capilla de San Pedro Mártir, en la parroquia de Pereiriña, y avanza hacia el Alto da Armada, donde se encuentra un destacado cruceiro. A continuación, os adentraréis en As Campas, perteneciente a la parroquia de Brens, completando una ruta cargada de tradición y belleza natural.

Cee invita a caminar, tanto si conoces el destino como si no, agasajando al viajero con paisajes que parecen pintados a mano alzada, salvajes pero delicados. Cee es un lugar para recorrer en modo slow, donde respirar aire puro y recargar energía.

 

 

 

Para más información:https://www.turismodecee.es/es/

ESTE VERANO EL PLAN ES ‘PECAR’ EN LLERENA

Un festival con alma en el sur de Extremadura, que propone la proyección de cortometrajes de primer en escenarios de excepción, donde disfrutar además de notable patrimonio histórico, en las noches de verano al aire libre

 

 

Llerena vuelve a convertirse este verano en una parada imprescindible para los amantes del cine y los viajes con encanto. Del 25 de julio al 2 de agosto, su certamen de cortometrajes “El Pecado” transforma calles y plazas históricas en salas de proyección al aire libre. Un festival único que une cultura, música y patrimonio en un escenario monumental. Una oportunidad perfecta para descubrir esta joya de la Campiña sur de Extremadura.

La pequeña Atenas se prepara para transformarse un año más en un escenario de película con la celebración del XXIV Certamen Internacional de Cortometrajes “El Pecado”. Una propuesta cultural y turística que cada verano atrae a creadores, cinéfilos y viajeros con ganas de descubrir una ciudad con encanto, historia y mucho arte.

El festival, organizado por el Ayuntamiento de Llerena y la Asociación Cultural Mórrimer, se celebrará desde el 25 de julio, con un concierto en la Plazuela de la Fuente, a las 23:30; hasta el 2 de agosto, con la gala de clausura y entrega de premios en el Auditorio Ciudad de Llerena, seguida de los conciertos de Los elegidos y Trueno Azul.

La selección oficial de cortos se proyectará del 28 al 31 de julio, en dos de los rincones más bellos de la ciudad; la Plaza de La Merced y el Parque Cieza de León. Así el municipio se convertirá en un auténtico cine al aire libre.

Este certamen entregará premios valorados en más de 6.000 euros, además de jamones ibéricos, estatuillas y servicios de distribución cinematográfica profesional. Una experiencia fantástica tanto para profesionales de la animación, como para los amantes del cine.

“El Pecado” forma parte de la semana cultural de las Fiestas Patronales de Llerenay cuenta con el apoyo de la Diputación de Badajoz, la Consejería de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes de la Junta de Extremadura, Ibercaja y Martiz.

Más allá del cine, quienes visitan Llerena durante el festival descubren una ciudad monumental con alma. “El Pecado” es solo una excusa para visitar este municipio de la Campiña sur, y disfrutar de noches de cine inolvidables.

 

Para más información: https://llerena.org/turismo/oficina-de-turismo/