El secreto de las cristalinas aguas de Formentera

 

Su pradera submarina de Posidonia Oceánica, Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1999, depura el agua y alimenta el ecosistema marino de las Pitiusas

 

Formentera esconde un secreto que poco tiene que ver con el aspecto más bien árido que luce en su superficie: sus verdes praderas de Posidonia Oceánica. Una planta ­–el ser vivo más longevo del mundo, con 100.000 años de antigüedad– que crece agazapada en los fondos arenosos poco profundos de su litoral mediterráneo. Y no solo es fuente de vida para peces, esponjas, algas y otros animales, sino que protege de la erosión a esos fondos marinos gracias a sus raíces y ejerce una función depuradora que otorga a las aguas de la Pitiusa menor su transparencia sublime; esa que convierte en paradisíacas sus playas y calas.

 

Pero amenazas como la contaminación, los vertidos de líquidos residuales o el fondeo de barcos, que las arranca del fondo marino, han puesto en peligro a esta planta que mantiene la calidad del ecosistema submarino. Allí se alimentan y reproducen más de 400 especies de plantas marinas y un millar de especies animales, muchas de las cuales son materia prima de la gastronomía balear. Es por ello que, para evitar su desaparición, Formentera puso en marcha en 2017 el Save Posidonia Project, un proyecto solidario de micro mecenazgo –pionero en el Mediterráneo occidental­– que consiste en apadrinar metros cuadrados de esta planta, a partir de 1 euro el metro cuadrado.

Este proyecto ha logrado apadrinar ya 251.052 metros cuadrados de los 76,5 millones de metros cuadrados de la pradera de Posidonia Oceánica que envuelve las aguas de Formentera. Un auténtico tesoro natural que constituye el principal atractivo de dos de las variadas actividades náuticas que ofrece la isla: el submarinismo y el snorkel (buceo de superficie). Formentera es como un iceberg que muestra solo una pequeña parte de su grandeza natural… porque su belleza no solo está en su superficie salvaje sino en un paraíso submarino llamado Posidonia Oceánica.

 Más información en: www.formentera.es

Un sorprendente viaje virtual a la Tarraco romana

Con la App Imageen Tarraco –gratuita para móviles y tablets– Tarragona fusiona el pasado con el presente del legado arqueológico romano

 

¿Cómo era la plaza de la Font de Tarragona –sede actual del ayuntamiento– en la época romana? ¿Y el Anfiteatro? ¿Qué había donde ahora está la Catedral? Un fascinante viaje emocional de 24 siglos atrás en el tiempo gracias a la visita experiencial creada a través de realidad virtual. Pasear hoy día por los lugares más emblemáticos de la Tarraco romana adquiere una nueva dimensión que permite revivir el pasado en el propio presente. Tarragona sigue poniendo en valor su principal Patrimonio de la Humanidad, con emociones visuales.

 

El Anfiteatro, el Circo romano, el Foro Local ­–o de la Colonia– o el desaparecido Templo de Augusto, huellas patrimoniales de la Tarraco romana, reviven hoy día gracias a las nuevas tecnologías, que han situado a Tarragona en vanguardia de la innovación turística. Y como una imagen vale más que mil palabras, mediante la App Imageen Tarraco se consigue la mágica fusión de pasado y presente simplemente desplazando el móvil o la tablet por los lugares recreados. Un perfecto ejemplo es la del Circo romano, recogida en este vídeo: https://bit.ly/3amGXJ6

 

Esta App, disponible para IOS y Android, se puede descargar gratuitamente; y en cada uno de los puntos recreados ofrece diversas funcionalidades: Slider, para combinar pasado y presente utilizando una barra de tiempo que se puede mover manualmente; Avatar, guía virtual que enseña cómo ha cambiado el enclave desde el pasado hasta la actualidad; y Vídeo explicativo, para descubrir en pocos minutos lo que ocurría y cómo se vivía en tiempos pasados de la Tarraco romana.

         Más información: https://www.tarragonaturisme.cat/es/la-aplicacion-imageen y http://imageen.net/tarraco/

Un paseo por 5 espacios verdes de Castelló… ¡desde casa!

 

Este interesante recorrido virtual puede realizarse gracias a los códigos QR habilitados en la guía que se encuentra en el apartado de medio Ambiente de la web municipal

 

Pasear por los parques de Ribalta, del Pinar y del Meridiano, o admirar la Marjaleria y el Molí de la Font es posible estos días sin incumplir ninguna normativa. Basta descargar en el smartphone una App lectora de códigos QR para –sentados relajadamente en el salón de casa– ir descubriendo la historia, flora y fauna de este repóker de espacios que aglutinan lo mejor del patrimonio natural castellonense. Una excelente manera de oxigenarnos virtualmente gracias a las nuevas tecnologías… ¡hasta que podamos hacerlo físicamente!

 

Auténtico pulmón verde del corazon castellonense, el parque de Ribalta –declarado conjunto histórico-artístico en 1981– consta de 7,7 hectáreas y medio kilómetro de paseo central. Concebido como espacio botánico, también acoge diferentes esculturas, bellos bancos con cerámicas, zonas infantiles y un templete: la Pérgola. El lugar perfecto para desconectar… sin salir de Castelló. El parque del Meridiano –así llamado por estar ubicado en el cruce del Meridiano de Greenwich y el Paralelo 40– es un exuberante jardín de una hectárea con 46 especies de árboles, mesas para picnic… y una ermita: la de la Mare de Déu de l’Assumpció.

El parque del Pinar es una alargada pradera de casi 2 kms de largo por medio de ancho, casi paralela al mar, en el Grau. Su ubicación fue vital para que las dunas no avanzaran hacia los cultivos de la Marjalería. Un gran espacio natural de ocio, con un lago, dos zonas deportivas, una piscina, áreas de picnic y juegos infantiles, un auditorio… La Marjalería es un valioso ecosistema verde de 1,4 hectáreas, a caballo entre el espacio terrestre y el marino; un curioso entramado de acéquias, caminos y barracas del siglo XVIII. Y el Molí de la Font es un manantial de agua dulce cuyo origen data del siglo XIV y que, históricamente, ha tenido diversos usos: para moler trigo, para la fabricación de tejidos y, en el siglo XX, para el cultivo de arroz. Cinco espacios naturales facilmente accesibles a través de un recorrido virtual.

                                                                                      Más información: https://www.castellonturismo.com y bit.ly/EspaisVerdsCS

Azafrán, el ‘oro rojo’ menorquín

La isla da color y sabor a la gastronomía con un condimento de propiedades medicinales que, al cultivarse de forma ecológica, es de los de mayor calidad del mundo

 

Menorca ‘hila fino’ culinariamente lo que le ha valido ser Región Gastronómica Europea 2022. Y uno de sus productos menos conocidos ­–pero de gran prestigio internacional– es el azafrán, esas hebras que se extraen con paciencia de la flor que las produce. Un tesoro más de la tierra menorquina que requiere mimo y paciencia, que ha cambiado el color del paisaje de la zona central insular donde se cultiva. Un auténtico ‘oro rojo’ –por el elevado coste en proporción a su peso– que no solo mejora el sabor de los platos, sino que contribuye a hacer más saludable nuestra vida, por sus propiedades curativas.

    

     Antioxidante, antidepresivo, anticancerígeno, antienvejecedor, protector cardiovascular, digestivo, tonificante del sistema nervioso… ¡e incluso afrodisíaco! Aunque parezca mentira, son múltiples las propiedades de esta diminuta y delicada especia que popularmente asociamos a la gastronomía, pero cuyo valor –más allá del económico– va muy vinculado a la salud y el bienestar. Así lo han sabido ver y apreciar en Menorca, donde desde hace siete años se dedican a su cultivo en la finca Santa Margalida (Es Mercadal).

La flor del azafrán crece en tierras descubiertas, soleadas y sin árboles. Y, curiosamente, en Menorca hay testimonios del siglo XIII que hablan de los orígenes de este cultivo en la isla. La floración se produce en noviembre y se mantiene en óptimas condiciones durante unos 25 días, cuando se practica su recolección. En ISafrà tienen sembrados unos 20.000 bulbos, a mano y sin fertilizantes. Y se requieren 150.000 flores para completar 1 kilo de azafrán, o 450.000 pistilos. Su precio actual es de 15 euros el gramo, por lo que es uno de los productos más caros del mundo. Pero es el complemento perfecto para dar sabor y cambiar la cara a muchos platos y recetas milenarias. El azafrán menorquín es de los mejores del mundo porque está hecho con paciencia y cariño. Su auténtico ‘oro rojo’.

 Más información en: www.menorca.es