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Ses Salines, la joya natural de Formentera

Protegidas como Parque Natural desde 2001 y, en parte, Patrimonio de la Humanidad desde 1999, ocupan unas 3.000 hectáreas terrestres y 14.000 marinas, entre las dos islas Pitiusas

 

Un fascinante espejo natural que refleja los cambios cromáticos de cada momento del día sorprende a quienes se lanzan a disfrutar de las playas del norte de Formentera, entre ellas la mítica Ses Illetes. Historia, naturaleza y economía se fusionan en esta geométrica zona de estanques donde cristaliza la sal hasta alcanzar su mágico tono rosado. Es la parte más fotogénica de un Parque Natural que, en la menor de las Pitiusas, engloba también sus dos lagunas –Estany Pudent y Estany des Peix– además de tres torres defensivas y un sepulcro megalítico, Ca na Costa. Una maravillosa muestra de la biodiversidad mediterránea de esta joya natural donde reposan y nidifican aves migratorias y que, además, es la más fiel huella del pasado salinero de la isla.

 

 

Las salinas de Formentera –una de las zonas del Parque Natural de Ses Salines d’Eivissa i Formentera– ya existían desde la antigüedad aunque no fue hasta el siglo XIII cuando se dejó constancia documental de su explotación. Más contemporáneamente, fue en 1873 cuando fueron adquiridas por el mallorquín Antoni Marroig y posteriormente por Salinera Española S.A., siendo explotadas durante un siglo, hasta 1984. Un laberíntico sistema de canalización que aprovechaba las aguas del Estany Pudent –la mayor de las dos lagunas de Formentera– bombeándolas hacia los entanques donde la sal cristalizaba hasta su extracción.

 

La salina fue la única industria de la isla previa al boom del turismo, por lo que fueron declaradas Bien de Interés Cultural (en la tipología de lugar histórico), en 2004. Y para ponerla en valor se ha elaborado un proyecto de reconstrucción virtual –a cargo del grupo Imageen– del monumento megalítico de Ca na Costa y de la torre de la sal, ubicada en el puerto de La Savina.

 

 

Pero el Parque Natural de Ses Salines tiene otras zonas de interés. Como la marítima, que ocupa un 85 % del mismo y es la que acoge las praderas de Posidonia oceánica, refugio de numerosas especies marinas y responsable de la pureza que caracteriza las cristalinas y paradisíacas aguas de Formentera. La parte terrestre alberga la mayoría de especies vegetales de la isla (178 en total), entre las que destacan los pinares mediterráneos y las sabinas costeras, así como la vegetación que rodea a estanques, sistemas dunares y acantilados del litoral. Esta variada vegetación se pondrá pronto en valor a través de un Catálogo de la Flora de Formentera, que recogerá dónde pueden observarse las plantas en toda la isla, y muy en especial en esta zona.

 

Otra de las señas de identidad del Parque Natural son sus dos lagunas. La mayor, el Estany Pudent (así llamado por el mal olor de antaño debido a sus aguas estancadas), tiene 3,5 km2 y llama la atención por acoger especies acuáticas como los flamencos y las cigüeñuelas comunes, además de una de las mayores concentraciones de zampullines cuellinegros de Europa. La menor, Estany des Peix, tiene una estrecha apertura al mar que permite la entrada de pequeñas embarcaciones, para su fondeo, y la práctica y aprendizaje de deportes acuáticos, como windsurf, kayak o vela. También llama la atención por una zona rocosa con casetas-varadero de barcas: Caló de s’Oli.

 

A nivel patrimonial, el Parque Natural alberga también tres torres de defensa: Sa Gavina, que vigilaba los accesos al puerto de La Savina; Punta Prima, junto a la localidad de Es Pujols; y Sa Guardiola, en la isla de s’Espalmador.

 

Ses Salines pueden recorrerse a pie o en bicicleta a través de cinco de las 32 Rutas Verdes de Formentera. La Ruta 1 (La Savina-Ses Illetes) pasa por el camino de Sa Guia, el Molí de Sal y la playa de Cavall d’en Borràs hasta llegar a Ses Illetes. La Ruta 2 (La Savina-Es Pujols), transcurre en parte por el Camí des Brolls (que también acoge una Ruta Ornitológica señalizada), que bordea el Estany Pudent. La Ruta 4 (Sant Francesc-Can Marroig) bordea una parte del Estany des Peix. La Ruta 5 (Can Marroig-Punta Gavina) parte del Centro de Interpretación de Can Marroig y alterna la zona boscosa inicial con el paisaje lunar posterior, con piedras de caprichosas formas, que antiguamente fue cantera donde se extraía el marés, piedra calcárea usada en las construcciones de la isla. Y la Ruta 19 (Es Pujols-Ses Illetes), que pasa por Sa Roqueta y por la costa noreste de Ses Salines. Además, unida a la rutas 1+2 forman una Ruta Running de casi 14 kms, que está señalizada.

 

 

                                       Más información: https://www.formentera.es

 

4 rutas para una primavera senderista en Roses

 

Además de sus Caminos de Ronda, que bordean la costa, la localidad rosense ofrece en sus alrededores de interior un interesante póker de caminos para descubrir su naturaleza

 

¿Se puede disfrutar de Roses sin pensar en sus maravillosas playas y calas que la convierten en referencia veraniega? Pues… ¡Por supuesto que sí! Con el despertar de la primavera, salimos del letargo invernal dispuestos a estirar las piernas, oxigenar el cuerpo respirando aire puro y admirar las floraciones. Y la localidad rosense está arropada por un privilegiado entorno natural, el Parque Natural de Cap de Creus, que anima a echar a andar, con una agradable y refrescante temperatura, sin el agobio de los calores estivales. Estas son cuatro interesantes rutas senderistas para coger bastón, botas y gorra… y gozar, caminando, del espectáculo natural primaveral.

 

1–Ruta de las masías. A la sombra del castillo de Bufalaranya, un conjunto de masías estructuraron en las superficies inclinadas de la sierra de Rodes. Esta ruta transcurre por el fondo del valle de la sierra de Can Berta, alrededor del arroyo de la Rota. Mas d’en Berta, Mas Ponac, Mas Favara (en ruinas), Mas Palou (reconvertido en hotel) y Can Pairet (habitada) son propiedades en las que la naturaleza del Parque Natural del Cap de Creus convive con las explotaciones agrícolas. Distancia: 2,8 kms.

 

     2–Ruta de los olivos. Una plácida caminata por los alrededores de Roses y del Parque Natural del Cap de Creus. Se inicia por el barrio de Mas Oliva siguiendo la riera Ginjolers hacia el valle de la Alzeda. A continuación se asciende ligeramente por la vertiente solana, desde donde se puede admirar el antiguo cultivo del olivo, con preciosas vistas de la bahía de Roses, al fondo. Distancia: 3,5 kms.

 

     3–Ruta de altura por el Cap de Creus. Itinerario corto y agradable que permite conocer, ver y disfrutar la belleza paisajística del Parque Natural del Cap de Creus, desde la parte más alta. La senda transcurre entre matorrales de jaras y brezos, por antiguos terrenos abancalados con algún corcho testimonial y masías abandonadas, fiel reflejo del pasado. Distancia: 4 kms.

 

4–Ruta del Puig de l’Àliga. Parte de la urbanización de Mas Oliva y se adentra en el valle de la Alzeda para ascender hasta el Puig de l’Àliga, a 463 metros de altitud. Mirando hacia el sur deslumbra el mar plateado de la majestuosa bahía de Roses. Y al norte, a vista de águila, puede verse la coqueta bahía de la vecina localidad de Port de la Selva, encajada entre valles y montañas de la costa del Parque Natural del Cap de Creus. Distancia: 7 kms.

 

                     Más información en: http://es.visit.roses.cat/descubre/senderismo/

Siente Laguardia-Biasteri con más fuerza que nunca

La Ruta del Vino de Rioja Alavesa es historia, es pasado y presente combinados como nunca en un entorno mágico donde las nubes –gracias al efecto Foehn en la Sierra de Toloño– parecen cubrirlo con su bello manto para conservar su legado. Ahora, y tras la apertura al turismo para los vecinos de Euskadi, la localidad de Laguardia-Biasteri abre sus puertas, respetando las medidas de seguridad implantadas por las autoridades.

Pasear por sus calles medievales, dejarse sorprender por la grandiosidad y conservación del pórtico de la iglesia de Santa María de los Reyes, contemplar el paisaje de la comarca desde la Torre Abacial, disfrutar de la primavera a través de las rutas senderistas, o conocer el patrimonio arqueológico vuelve a ser posible para todos los vecinos de Euskadi. Y, como no, venir a Laguardia-Biasteri es también adentrarse en la cultura del vino visitando alguna de sus bodegas. ¿Sabías que el casco histórico está plagado de cuevas subterráneas que, en su día, fueron bodegas? Algunas de ellas siguen en activo y se pueden visitar. Ya es posible volver a saborear de un buen vino sin prisa en alguno de los múltiples establecimientos enogastronómicos de la población, de deleitarse ante los sabores de las elaboraciones típicas de Laguardia-Biasteri, o de visitar sus tiendas y llevarse a casa un trocito de esta tierra tan especial. Y es que sobran los motivos para venir.

Para facilitar el viaje y evitar inconvenientes por los aforos, el Ayuntamiento de Laguardia-Biasteri ha creado un paquete de visitas a los principales recursos de la villa para que descubrir sus encantos sea todavía más sencillo. Por 10 euros por persona, el pack incluye la visita a la iglesia de Santa María de los Reyes, el acceso a la Torre Abacial, al Estanque celtibérico de La Barbacana y a la bodega de Casa Garcetas, edificio donde se encuentra la Oficina de Turismo de la localidad. Y es que no queda ninguna excusa para que disfrutar de una localidad tan mágica como Laguardia-Biasteri no sea una experiencia de ensueño.

Puedes reservar las visitas en el 945 600 845 o en turismo@laguardia-alava.com

Para más información, rutadelvinoderiojaalavesa.com

Una catedral subterránea en el corazón de León

En la provincia de León, en el corazón de una montaña, se encuentra la Cueva de Valporquero, una verdadera catedral subterránea que la erosión del agua ha creado durante miles de años. Cuenta con impresionantes galerías visitables repletas de diversas formaciones rocosas, en las que descubrir la historia de nuestro mundo subterráneo. Un enclave ubicado junto a un entorno natural privilegiado: el hayedo de Valporquero, muy cerca de la Hoces de Vegacervera, que cuenta con diversas rutas de senderismo para los amantes del turismo activo.

Cuenta la leyenda que existe un rincón en la provincia de León que hechiza con tan solo mirarlo. Un lugar de historia en vida que visitó el hombre cuando iniciaba su andadura por la Tierra. Una cueva de frías aguas, grietas históricas en el corazón de una montaña y maravillas subterráneas. Las leyendas suelen transmitir verdades y este es un caso de ello: Hablamos de la Cueva de Valporquero.

Ubicado en la pedanía de Valporquero de Torío, este enclave leonés abrió sus puertas al público en 1966. Ofrece a los visitantes la oportunidad de adentrarse en el interior de la montaña y disfrutar de un increíble paisaje de estalactitas, estalagmitas y columnas que el agua ha ido esculpiendo a lo largo de los años, creando una verdadera catedral subterránea. Un paisaje privilegiado que invita a la contemplación y al disfrute de un entorno natural sin parangón. El León más auténtico nos invita a realizar un “viaje al centro de la Tierra”.

CUEVA DE VALPORQUERO 2
CUEVA DE VALPORQUERO 2

La Cueva de Valporquero ofrece un sendero repleto de luces, sombras y cursos de aguas. Tiene diversas galerías visitables como la Gran Rotonda, la sala que adquiere mayores dimensiones; las Pequeñas Maravillas, espacio llamado de esta manera por las características formas que dan nombre y vida a sus espeleotemas: la Torre de Pisa, las Gemelas y la ya famosa Virgen con el Niño; o la galería Hadas en la que, en época de lluvia, el agua se precipita en una cascada de 15 metros de altura. Una visita tanto para mayores como para pequeños, perfecta para realizar en las estaciones de primavera y otoño.

La cueva no ofrece solamente la posibilidad de descubrir un mundo subterráneo mágico y maravilloso, sino que combina también la ciencia y el deporte. En este entorno natural privilegiado, también es posible practicar senderismo, bicicleta de montaña, escalada, barranquismo, pesca y un sinfín de actividades de naturaleza, que tienen su cenit en la espeleología, a través del impresionante “Curso de Aguas de Valporquero”.

Este rincón natural de la provincia de León está ubicado en un entorno privilegiado que se mueve a compás de la naturaleza: el hayedo de Valporquero. Se trata de uno de los mejores bosques de umbría de la Cantábrica Leonesa y entre su maleza se abrigan especies animales como el corzo y vegetales como el espino albar y el acebo. Un paisaje inolvidable ubicado en plena Reserva de la Biosfera de Los Argüellos, que se complementa a la perfección con la monumentalidad de las Hoces de Vegacervera.

Y como dice la célebre frase, “caminante no hay camino, se hace camino al andar”, la mejor manera de descubrir el hayedo de Valporquero es a través de sus rutas de senderismo como la que va desde Valporquero a Valle y Coladilla, o bien la de los Sierros Negros y el Cardayal. Estos trayectos permiten conocer el espacio natural privilegiado que rodea a la cueva, la cultura y arquitectura de la zona, además de disfrutar de la calidad del aire de la provincia junto a su oferta de turismo activo.

¿Te atreves a descubrir la esencia de León? Esta provincia te abre la puerta a miles de experiencias.

8 pistas para disfrutar en Cáceres de toda la esencia natural de Tajo Internacional

 

Este año es muy especial por celebrarse el 5º aniversario del reconocimiento por la UNESCO de la Reserva de la Biosfera Transfronteriza Tajo-Tejo Internacional

 

Navegar en crucero fluvial por el río más largo de la Península Ibérica, practicar senderismo, escalada, BTT o turismo ecuestre, regresar a la prehistoria megalítica, perderse por carreteras paisajísticas, saborear la cocina ‘raiana’, admirar la magia nocturna del cielo estrellado… El Parque Natural Tajo Internacional y la Reserva de Biosfera Transfronteriza Tajo-Tejo Internacional, que cumple un lustro, son inagotable fuente de experiencias al aire libre para disfrutar con los 5 sentidos; en pareja, con amigos o en familia. Una joya natural de la provincia de Cáceres que oxigena el cuerpo y anima a recuperar la ilusión de ‘volver a lo que amas’. Y en primavera, es ideal para admirar la explosión cromática de su dehesa.

 

Ubicado en la zona fronteriza –la ‘Raya’– entre España y Portugal, y cuyo eje es el cauce del río más largo de la Península Ibérica (1.007 km, desde su nacimiento en Sierra de Albarracín, Teruel, a su desembocadura en Lisboa), el Parque Natural Tajo Internacional es uno de los ecosistemas con mayor diversidad y patrimonio cultural de España. Un espacio único, emocionante y aun poco conocido, integrado en la Reserva de la Biosfera Transfronteriza Tajo-Tejo Internacional, así reconocida por la UNESCO el 18 de marzo de 2016, por lo que cumple ahora su 5º aniversario.

 

     Estas son las 8 pistas para descubrirla y disfrutarla con toda intensidad:

 

1–Navegar por el Tajo. Dar una paseo en crucero fluvial por las riberas del Tajo, con las oportunas explicaciones sobre el entorno natural, es uno de los más relajantes placeres de la Reserva. Hay diferentes embarcaderos, en Cedillo, Herrera, Santiago o el embalse de Alcántara. Más activa es la práctica de deportes náuticos, como piragüismo, kayak, paddle surf o buceo. Y también puede realizarse pesca deportiva, tanto en orilla como desde embarcación.

    

 

     2–Senderismo. La Reserva dispone de 26 senderos homologados entre los que destacan: Puente de Alcántara (pequeña ruta de 2,5 km que parte de este puente romano, cruza bajo uno de sus vanos y sube a la localidad por sus huertas), Mirador de Negrales (ruta de 7,8 km por Herrera de Alcántara, con vistas sobre el Tajo), La Miñola (ruta de 10,2 km desde Cedillo al río Sever, afluente del Tajo) o Montón de Trigo (ruta de 8,2 km por el río Erjas, que ofrece una gran estampa rayana). También hay 13 senderos de pequeño recorrido (PR) y el GR-113 Camino Natural del Tajo, además de otras grandes rutas por etapas, como Vía de la Estrella y Ruta de la Cuarcita Armoricana.

 

3–A dos ruedas, a caballo o escalando. Senderismo al margen, la Reserva permite otras activides en tierra. Una de ellas es el BTT/Cicloturismo, con diversas opciones: Camino Natural del Tajo (GR-113, 85 km, de Alcántara a Cedillo), Cañada Real de Gata (18 km, por una antigua senda de transhumancia, entre Zarza la Mayor y Estorninos) o Puente de Alcántara (20 km de adrenalina pura, por una cantera que es piscina natural). También hay rutas ecuestres e incluso la posibilidad de practicar escalada en Puerto Roque (Valencia de Alcántara), un referente de Extremadura.

 

 

4–Ruta Megalítica. La Reserva atesora uno de los conjuntos megalíticos más interesantes de Europa, con 148 dólmenes. La Ruta Transfrontera, en Valencia de Alcántara (24 kms), lleva hasta el dolmen de El Mellizo –uno de los mejor conservados– y a los Data I y II (hasta 5 dólmenes). En Alcántara destaca el imponente menhir del Cabezo, y en Santiago de Alcántara puede visitarse un Centro de Interpretación de la Cultura Megalítica. En estas tres localidades, además de Cedillo, hay un total de 43 joyas megalíticas. También son dignas de admirar las pinturas rupestres de Puerto Roque (Valencia de Alcántara) y El Buraco (Santiago de Alcántara) Y cautiva al visitante un espectacular conjunto rocoso: El Berrocal de la Data (Valencia de Alcántara), reconocido en diciembre de 2020 como Monumento Natural de Extremadura, el quinto de la Comunidad.

 

 

5–Birding. La riqueza ornitologica de la Reserva la hace ideal para la observación/fotografía de aves, como buitre negro, águila imperial, alimoche, cigüeña negra, águila perdicera, grullas o avutardas. También existen diversos miradores, como Las Viñas (Santiago de Alcántara, con vistas al Tajo) o la Ruta de los Buitres (sobre el río Erjas y el castillo de Peñafiel, en Zarza la Mayor).

 

6–Carreteras paisajísticas. Un singular proyecto de ‘turismo slow’ destinado a mostrar rincones rurales poco conocidos pero de gran belleza natural y cultural, que pone en valor las raíces de la provincia y su identidad territorial. En esta zona del Tajo-Tejo Internacional destacan la carretera entre Membrío y el embarcadero de Herrera de Alcántara, pasando por Carbajo y Santiago de Alcántara; la carretera entre Garrovillas de Alconétar a Zarza la Mayor, pasando por Mata de Alcántara y Alcántara.

 

     7–Patrimonio. Los municipios albergan importantes conjuntos monumentales. En Alcántara destaca su puente romano, del siglo I d. D. (el más alto de Europa), el Conventual de San Benito o la iglesia de Santa María de Almocóvar. En Valencia de Alcántara, su judería (con unos 200 pórticos). En Brozas, el Castillo de la Encomienda Mayor de Alcántara y la iglesia de Santa María la Mayor de la Asunción. Y en Zarza la Mayor, el Palacio de la Encomienda y la iglesia de San Andrés..

 

    

8–Gastronomía ‘raiana’. Una singular mezcla de cocina española y portuguesa, asociada a cuatro aspectos que le otorgan carácter propio: la fuerte influencia del Alentejo portugués (bacalao, repostería), la abundante fuente de peces de río y charcas (destacando las tencas), la cocina de caza y pastoril, y la cocina monacal de Alcántara. En esta gastronomía priman los productos locales como el aceite, la miel, el cerdo ibérico y sus derivados (patateras, buches…) y los quesos de Carbajo. Como platos representativos de este territorio están la Perdíz al modo de Alcántara, el buche con coles, el Bacalao dorao, la serradura (postre portugués) o la mormentera, el dulce más típico.

 

 

Más información: www.descubrircaceres.com

Cuatro rutas para disfrutar Formentera en familia, a pie o en bici

 

A Formentera se puede ir en pareja, por sus románticos atardeceres. Con amigos, para divertirse con múltiples disciplinas deportivas. Y, por supuesto… ¡con niños! Este paraíso mediterráneo, cercano, sano y natural, es un destino familiar de primer nivel en el que padres e hijos pueden compartir al aire libre paseos a pie o en bicicleta en los que oxigenar el cuerpo y descubrir, de forma activa pero tranquila, la salvaje belleza de una isla única. Y también darse cuenta que el verdadero lujo no está en las cosas materiales… sino en lo natural. Estas son cuatro excelentes opciones.

 

 

Ruta 1: Camí de sa Guía hasta es Trucadors (3,4 km). Parte del puerto de La Savina pasando por las Salinas y pasa por sa Sèquia. Si se continúa por el camino de sa Guia. En él puede disfrutarse de un paisaje de sabinas (característico de la isla), vegetación dunar y aguas turquesa. Y quien se anime puede seguir andando hasta Es Trucadors, la alargada lengua de arena donde se unen la cara este y oeste de la isla. A pie: 50 mins; en bici: 15 mins.

 

Ruta 2: Camí des Brolls (4,5 km). Esta ruta rodea la gran laguna salada del Estany Pudent. Pemite admirar Ses Salines y el Camí des Brolls, que bordea gran parte del lago. Un lugar único para pasear y observar flamencos, garzas reales o ánades. Además, el pasado año estrenó una ‘Ruta Birding’, itinerario ornitológico con 8 paneles que informan sobre el valor natural del área y una pantalla de observación. A pie: 70 mins; en bici: 25 mins.

 

Ruta 8, 10 y 11 (final): Cap de Barbaria (parking en el km 6,5). Estos trayectos llegan hasta el faro de Es Cap y la torre de vigilancia des Garroveret. Un paisaje casi desértico, con una estrecha carretera, el faro centrado en la lejanía y el azul del mar como mágico telón de fondo. Una vez en el faro, hacia la derecha, un agujero en la tierra da acceso a una cueva –la Cova Foradada– con vistas sobrecojeras. Bajar a ella es un obligado ritual para todo aquel que visite la zona, famosa por sus puestas de sol. A pie: 30 mins; en bici: 10 mins.

 

Ruta 25: Camí de sa Pujada (4 km). Parte de la villa marinera de Es Caló y toma el camino que antiguamente (siglo XIV) se utilizaba para subir al altiplano de la Mola –zona más alta de la isla– cuando no existía la actual carretera que lleva hasta el Pilar de la Mola y el faro. A medida que se va ascendiendo sorprenden las mejores vistas panorámicas de Formentera, del Racó de Sa Pujada y el Pou des Verro. Solo a pie: 80 mins.

 

 

                                      Más información: https://www.formentera.es