8 rutas para descubrir un tesoro natural de Castelló de la Plana: el Desert de Les Palmes

Este año cumplirá tres décadas y, junto al ermitorio de La Magdalena y la Islas Colombrutes, completa la trilogía de parques naturales que Castelló ofrece a sus visitantes

3.200 hectáreas integran el Desert de Les Palmes, una de las joyas naturales de Castelló. Su variada fauna y vegetación arropan otros atractivos patrimoniales como los castillos de Miravet, Montornés y el Castell Vell –lugar de origen de la capital de la Plana– o las ermitas de Les Santes y de la Magdalena. Un lugar ideal para combinar el senderismo –a través de 8 rutas para todos los gustos– con los chapuzones en la playa.

 

De entrada, su nombre puede llevar a engaño; pero nada más lejos de la realidad… El Desert de les Palmes poco tiene que ver con lo que entendemos por una zona árida y desértica. Más bien al contrario, este parque natural –que justo en octubre de este año cumplirá tres décadas– es una de las joyas verdes que Castelló de la Plana comparte con otros cuatro municipios: Benicàssim, Cabanes, La Pobla Tornesa y Borriol.

 

Una parte de su nombre –desierto– deviene del término con el que los carmelitas descalzos, allí presentes, designaban a los lugares solitarios ideales para el retiro y la meditación. La otra –las palmas– a la abundante presencia de una palmera autóctona: el palmito.

 

Sus 3.200 hectáreas albergan una rica variedad de vegetación –brezo, enebro, madroño, romero, tomillo o jaras, además del citado palmito– y de fauna: más de 120 especies de aves, como el águila perdicera, halcón peregrino, gavilán, lechuza o buho; mamíferos como conejos, jabalíes, zorros o ardillas; y reptiles como la lagartija.

 

El Desert de les Palmes, al que desde Castelló de la Plana se accede por la salida 46 de la AP-7 (Castelló Norte-Benicàssim), acoge también interesantes joyas patrimoniales como el Castillo de Miravet, conquistado a los árabes por el Cid en 1091; el Castillo de Montornés, del siglo X y habitado hasta finales del XV; el Castell Vell, donde se gestó Castelló antes de trasladarse a la plana en el siglo XIII; la ermita de Les Santes, reconstruida en el siglo XVII; la ermita de la Magdalena, cuya romería constituye el momento álgido de las fiestas fundacionales castellonenses; o el Monasterio Desierto de Las Palmas, habitado por los frailes carmelitas descalzos desde 1784.

 

Este verano, entre chapuzón y chapuzón en las tres playas castellenses –Pinar, Gurugú y Serradal– este parque natural es ideal para disfrutar de un poco de turismo activo al aire libre a través de sus 8 rutas senderistas:

1 – Subida al monte Bartolo. Parte del Centro de Interpretación del parque y asciende al punto más alto del mismo, la cima del Bartolo, a 729 metros de altitud. Es la cota más alta del parque y desde ella se domina el Maestrazgo, la Serra d’Espada y las islas Columbretes. Consta de 6,8 kms y un tiempo estimado de 1 hora 45 minutos.

 

2 – Itinerario circular por las Crestas. También asciende al Bartolo pero por otro lado. Es de las rutas con mayor dificultat pero queda compensado por sus excelentes vistas panorámicas. Consta de 7 kms y una duración de 2 horas 20 minutos.

 

3 – Itinerario circular de les Santes por el Bartolo. Parte del Centro de Interpretación, asciende al Bartolo y desciende luego por un barranco hasta la ermita de Les Santes. Consta de 15,5 kms y una duración de 4 horas.

 

4 – Itinerario a La Pobla Tornesa. Ruta que transcurre por preciosas sendas y caminos forestales hasta este bello pueblo. En él puede admirarse el Palacio del Varón, el Horno y su iglesia del siglo XVIII. Consta de 5,7 kms y una duración de 1 horas 30 minutos.

5 – Itineario lineal al Castillo de Montornés. Permite disfrutar de sus ruinas árabes del siglo X, con impresionates vistas panorámicas a La Plana, la Serra d’Espada y el puerto del Grau. Consta de 3,5 kms y una duración de 1 hora 30 minutos.

 

6 – Itinerario circular por las Fuentes del Desert. Parte del mirador de Sant Josep (donde pueden aparcarse los vehículos) y permite admirar tres de las fuentes del parque: Fuente de Sant Josep, Fuente Tallada y Fuente de Roc, el manantial más puro y mejor conservado. Es la ruta más refrescante. Consta de 7 kms y una duración de 3 horas.

 

7 – De Benicàssim a la Fuente Tallada. Parte de esta localidad –situada a 12 kms de Castelló– y transcurre por el barranco de Miravet hasta esta emblemática fuente. Desde ella puede admirarse en toda su plenitud las Agulles de Santa Àgueda. Consta de 4,8 kms y una duración estimada de 2 horas 30 minutos.

 

8 – Itinerario circular de Les Santes. Ruta senderista por uno de los barrancos más frescos de todo este paraje natural y arranca en su ermita, enclavada en el propio barranco. Desde ella se contempla la cumbre del Bartolo, el barranco de la Porquereta y, al fondo, La Pobla Tornesa. Consta de 4 kms y una duración de una hora.

     Más información en las webs https://www.castellonturismo.com/ y https://bit.ly/2SPllNB

 

Sitges, tres años como ‘Biosphere Destination’

La localidad barcelonesa ha logrado renovar este año la certificación de destino turístico responsable alcanzada en 2016

 

La implantación del Plan de Calidad Turística 2017-2022 –poniendo en valor su diversidad y rasgos diferenciales– y la actual gestión de playas han sido los puntos fuertes de la auditoría que ha permitido a Sitges renovar su condición de ‘Biosphere Destination’. Este certificado lo otorga el Instituto de Turismo Responsable, organismo vinculado a la UNESCO, socio de la Organización Mundial del Turismo (OMT) y del global Sustainable Tourism Council.

 

     Sitges sigue apostando con fuerza por la calidad, la sostenibilidad ambiental y la responsabilidad social como destino turístico, ejes fundamentales con los que se evalúa el estándar internacional que otorga el certificado ‘Biosphere Destination’. Prueba de ello es que este año ha logrado renovar esta certificación lograda hace tres años, en verano de 2016.

Para ello, la localidad barcelonesa ha sido objeto de una auditoría que ha revelado como uno de sus puntos fuertes la implantación del Plan de Calidad de Turismo 2017-2022, elaborado a partir de un proceso en el que han participado una treintena de personas de diversos ámbitos, para trabajar la mejora del sector. Este documento establece los ámbitos de actuación de Sitges desde un punto de vista turístico, poniendo en valor su diversidad y rasgos diferenciales. Una hoja de ruta que parte de un posicionamiento de desarrollo sostenible e inteligente.

 

Otro de los puntos fuertes de Sitges, reflejados en la auditoría, ha sido la actual gestión de playas, orientada a la obtención de certificaciones ambientales. La auditoría ha revelado también puntos a mejorar en materia de desarrollo social y económico.

Esta certificación ‘Biosphere Destination’ la otorga el Instituto de Turismo Responsable, organismo vinculado a la UNESCO, socio de la Organización Mundial del Turismo (OMT) y del global Sustainable Tourism Council. Este instituto se gestó tras una Conferencia Mundial de Turismo Sostenible celebrada en Lanzarote en 1995, tres años después del nacimiento del ‘Desarrollo Sostenible’ en la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992.

 

Para volver a renovar esta Certificación Biosphere el próximo año, en abril de 2020, el Ayuntamiento de Sitges trabaja en un nuevo Plan de Acciones, con compromisos para hacer que cada año el destino sea más sostenible y de respuesta a los puntos de mejora.

 

La renovación de esta certificación ha de cumplir –o estar en proceso de hacerlo– con las 112 cuestiones recogidas en el estándar Biosphere, agrupadas en cuatro grandes áreas de trabajo: Instrumentos para una política de turismo responsable, Desarrollo social y económico del destino, Conservación y mejora del patrimonio cultural y Conservación ambiental.

 

Los empresarios del sector también tienen la opción de adherirse a la Certificación Biosphere para conseguir la excelencia del destino. Para ello, el departamento de Turismo ofrece asesoramiento sobre los pasos a seguir, compromisos y beneficios.

   Más información en la web de Turisme de Sitges, www.sitgesanytime.com

 

Recuerdos, nostalgia y rincones para soñar la noche del 24 de agosto

Música de cualquier época para evocar los mejores momentos del pasado con luces, bailes y disfraces en los lugares con más historia de Uruguay

 

Subirse en la máquina del tiempo y aterrizar en los frenéticos años 80’ está al alcance de la mano en Uruguay. Desde hace más de cuatro décadas el país austral realiza cada 24 de agosto la Noche de la Nostalgia, una fiesta nacional que reúne a todos los uruguayos para rememorar los grandes momentos del pasado tanto musicales como históricos. Porque la nostalgia uruguaya no se vive solo una noche al año. Durante todo el mes se puede trasladar hasta la época colonial, dejarse deslumbrar por el Art Decó de los años 30 o vivir la magia de ese día al ritmo del tango. Bailes, historia y muchas ganas de pasarlo bien son la receta para recorrer el país austral y vivir una noche, y un mes, sacados de otra época.

 

Traer a la memoria y al corazón aquello que es especial para cada uno es el objetivo de la Noche de la Nostalgia uruguaya que se celebra cada 24 de agosto. Bailes, disfraces, fiestas privadas o perderse por los rincones históricos del país. Porque no solo se trata de una noche al año, sino de un mes cargado de recuerdos y perfecto para recorrer el país. El mes de agosto es perfecto para viajar en el tiempo, y ya puestos en el espacio, y celebrar una velada inolvidable en un país de ensueño de la mano de los Beatles, los Rolling, ABBA. Mecano, Queen o las Spice Girls.

 

Tu Fiesta de la Nostalgia aquí: https://bit.ly/30WNjKe

 

Rincones que no hay que perderse

 

Dejarse atrapar por la magia que desprende Colonia de Sacramento, la ciudad fundada por los portugueses en 1680. Pasear por la nostálgica calle de los suspiros, visitar la Puerta de la ciudadela o ir hasta Chonchillas para deleitarse con sus construcciones de piedra con sus techos a dos aguas de color rojo.

Si lo tuyo es la historia bélica es visita obligada ver la Fortaleza de Santa Teresa y el Fuerte de San Miguel en Rocha, dos de los lugares patrimoniales más singulares que tiene Uruguay.  Remontándose hasta 1762, los muros de la Fortaleza fueron construidos con una doble pared de piedra de sillería unidos por estribos cuyo espacio fue rellenado con tierra y cascotes para resistir los disparos de la artillería enemiga. Por su parte, el Fuerte fue levantado en 1734 por los españoles y fue objeto de disputa entre ellos y los portugueses durante años. Conservado en perfecto estado, en la actualidad se reproducen los ambientes en los que vivieron sus ocupantes.

 

Para los soñadores del Art Decó su destino está en Montevideo, una de las mejores ciudades del mundo para disfrutarlo. Solo en la Ciudad Vieja se puede realizar un recorrido que dejará satisfechos hasta a los más exigentes amantes de este movimiento cuyo esplendor se vivió entre 1925 y 1940. Algunos de los hitos imperdibles del Art Decó montevideano son el Bazar Mitre (1929), el Palacio Díaz (1931), el Edificio Artigas (1940) y por supuesto el mitológico Edificio Mc Lean (1931) con sus puertas en los que pueden verse temas relacionados con el zodíaco.

Sobre gustos no hay nada escrito, por eso, aunque la Noche de la Nostalgia se caracterice por la música disco de la década de los 60’, 70’, 80’ y 90’ también se puede vivir esta curiosa celebración uruguaya al compás del tango. Recorrer Tucuarembó, el departamento que vio nacer a Carlos Gardel, evocar la voz del Mago, o escaparse a Valle Edén se pueden convertir en un sueño hecho realidad para aquellos a los que se les encienda el alma al ritmo tres por cuatro.

 

En medio del auge del swing, en la década de los años 30’ y 50’, la celeste se alzó con la copa de América y fue la primera campeona del mundo. Años felices e historia escrita con membretes de oro sentaron las bases de una pasión por este deporte que ha crecido con el paso de los años. En Montevideo se encuentra el Estadio Centenario, inaugurado el 18 de julio de 1930 y con capacidad para 60.000 espectadores. Allí también está el Museo del Fútbol, con una colección de objetos de algunos de los momentos más emblemáticos del fútbol uruguayo.

Y para los amantes del mundo del toreo, también existe un lugar en el país austral en el que rememorar la época en la que los grandes maestros españoles acudieron a sus plazas a exhibir su repertorio de verónicas y chicuelinas. Con el paso de los años, el interés y las protestas animalistas hicieron que la práctica fuera prohibida lo que desenamoró en el vacío y deterioro del edificio monumental de la Plaza de toros Real de San Carlos. Actualmente se quiere recuperar este espacio para realizar espectáculos deportivos y artísticos.

 

Eventos de todo tipo y color, en grandes fiestas o en espacios más íntimos, buscando historia o simplemente música y jarana. Sea como fuere se trata de un mes con una sola consigna: traer a la memoria y al corazón aquello que fue especial para uno. Evocar otros tiempos, bailar sin preocupaciones las canciones que llenan el espíritu y viajar por un país cargado de historia es el plan perfecto para sentir muy dentro los 31 días más nostálgicos del año.

 

Más sobre Uruguay: www.uruguaynatural.com

Los ‘Moros y Cristianos’ regresan para conquistar Villena

Declarada de Interés Turístico Nacional, la fiesta de Moros y Cristianos de Villena vuelve a la ciudad de la mano de más de 10.000 participantes

 

Túnel del tiempo, viaje por la historia, la de aquellos años de grandes gestas, hazañas, alguna que otra derrota y, por supuesto, más de una victoria. Tiempo de conquistas y reconquistas que se materializa un año más, del 4 al 9 de septiembre, en la localidad alicantina de Villena. La capital del Alto Vinalopó celebra su tradicional festejo de Moros y Cristianos. Declarada de Interés Turístico Nacional, la fiesta es una alegre eclosión de colores, de júbilo y música, que llena las calles de la ciudad durante cinco días en una multitudinaria representación en la que participan más de 10.000 personas vestidas de moros, estudiantes, cristianos, piratas o labradores.

Contemos hacia atrás. Una aguja de reloj retrocede hasta el año 711, y se detiene aquí, entre sonidos de espadas, el silbido del viento cortado por las lanzas, dagas chocando entre ellas y escudos protegiendo sus cuerpos. Los árabes tomaban, allá por esos años de duras batallas, la antigua Hispania. Sería en el 722 cuando comenzaría aquella otra gran gesta. La que inicia libros de texto e historias de grandes hazañas: la Reconquista, otra huella en la historia que tuvo su fin en el año 1492, coincidiendo con el final de Reino Nazarí en Granada.

 

Un retroceso temporal sobre nuestros propios pasos y que, a día de hoy, mantenemos deambulando en un presente lleno de acontecimientos pasados que no se olvidan. Las Fiestas de Moros y Cristianos vienen celebrándose desde el siglo XVII permitiendo hacer una espectacular ruta por parte de la península ibérica. Una de las grandes citas que rememoran este tiempo de la historia es la de Villena. La capital del Alto Vinalopó celebra del 4 al 9 de septiembre sus Fiestas de Moros y Cristianos, declaradas de Interés Turístico Nacional.

 

Música, júbilo y una alegre eclosión de colores, capas púrpuras, turbantes rojizos con ese tono cobrizo que deja destellos de siglos pasados por las calles de una ciudad que esconde grandes tesoros. Guerreros, labradores, feroces moros contra cristianos y viceversa, protagonizan un escenario sin igual en una localidad que deja su presente para convertirse durante 5 días en un escenario de lucha, arcabucería, pérdida y recuperación de un castillo que simboliza la población y la conversión al cristianismo rememorando hechos históricos ocurridos durante la Historia de España.

 

Esta celebración es una de las más antiguas y tradicionales del panorama nacional. Además, el festejo se caracteriza por ser una de las que más asistentes congrega en torno a su programación y actividades llegando a alcanzar la cifra de 10.000 participantes en su desfile más emblemático.

Viaje al pasado a través de un sinfín de actividades

 

La Fiesta de Moros y Cristianos de Villena encuentra su origen en 1474, cuando la Virgen de las Virtudes, abogada contra la peste, fue proclamada patrona de la ciudad. Su imagen fue colocada en un Santuario construido a 7 kilómetros de la localidad alicantina, al que los ciudadanos hicieron voto de acudir dos veces al año, una en marzo y otra el día 8 de septiembre. Actualmente es la imagen de la patrona la que es traída cada año en romería a Villena para que presida las fiestas en su honor.

En Villena existen 14 comparsas, siete del bando moro y otras siete del cristiano compuestas cada una de ellas por varios cientos de participantes de ambos sexos. Las Fiestas de Moros y Cristianos actuales son el resultado de la fusión de tres festividades diferentes.

 

  • La Fiesta Patronal, representada por la Procesión, romería y misas principalmente; siendo la fiesta más antigua ya que data de finales del siglo XV.
  • La Fiesta Militar o alarde, cuyo origen está en la antigua Milicia del Reino, denominada después soldadesca, que participaba en la fiesta patronal desde el siglo XVII. El acto más representativo y espectacular del elemento militar son los desfiles, especialmente La Entrada y la Cabalgata, en los que participan todos los festeros con magníficos trajes y a ritmo de marchas moras, marchas cristianas o pasodobles compuestos para las fiestas. En Villena, la soldadesca ya participó en las romerías de 1638.
  • La Fiesta de Moros y Cristianos propiamente dicha consiste en la lucha, conversión del moro al cristianismo, rememorando hechos históricos ocurridos durante la Historia de España. En Villena es el elemento más moderno, añadido en el primer tercio del siglo XIX.

 

Cinco días de magia, color, sonido, una historia muy presente, una cita ineludible en el calendario de septiembre. Una fiesta para vivir, para recordar, para volar en el tiempo…

 

En septiembre disfruta del Balneario el Raposo y la vendimia en Extremadura

Vivir la fiesta vinícola de Villafranca de los Barros y renovarse en las aguas mineromedicinales del centro termal es la combinación ideal para cerrar las vacaciones

Recoger la vid, pisar la uva y vivir la tierra de vinos en Villafranca de los Barros para recuperar fuerzas entre las aguas mineromedicinales del Balneario el Raposo es la mixtura perfecta para realizar un plan veraniego de última hora que solo puede desembocar en éxito absoluto. Disfrutar de los tratamientos del recinto termal, pasear por los 30.000 metros cuadrados de espacios verdes y degustar el vino y la gastronomía extremeña… un placer para el cuerpo y el paladar que permite vivir un viaje inolvidable.

Comer y beber es casi una religión en España. De su extensa amalgama de productos destacan, como no puede ser de otra manera, el jamón ibérico y el vino que, casualmente, son dos de las especialidades que se pueden encontrar en Tierra de Barros, Extremadura.

Los primeros 10 días de septiembre se puede vivir un auténtico espectáculo visual y tradicional en la ‘Fiesta de la Vendimia’ de Villafranca de los Barros y descansar de la dura jornada en el Balneario el Raposo. Una combinación perfecta para presenciar unas fiestas declaradas de Interés Turístico Regional y para desconectar en un paraje de ensueño como es el centro termal.

La festividad de esta localidad es perfecta para disfrutarlas en familia. Amanecer en el Balneario el Raposo y aprovechar una extensa agenda matutina que no deja indiferente a ninguna de las edades. Los más pequeños de la casa podrán divertirse con actividades relacionadas con la recogida de la vid o pasacalles que recorren cada lugar emblemático de Villafranca. Los mayores, por su parte, podrán deleitarse con los bocados tradicionales de esta tierra que van desde el jamón ibérico, pasando por sus migas hasta el vino, mientras se aprecia “el pisado de la uva”, la manera tradicional de sacar el jugo a las uvas.

Junto a la gastronomía y a las actividades más increíbles hay tiempo para el relax y renovar el espíritu entre las aguas mineromedicinales del Balneario el Raposo, en Puebla de Sáncho Pérez, Extremadura. En el hotel del centro termal que ostenta la Q de calidad y la ISO 14001, se pueden alquilar bicicletas para disfrutar de los 30.000 metros cuadrados de los jardines verdes que posee el Balneario. Además, es posible realizar diferentes tratamientos que ayudan a renovar el espíritu y curar el alma tras las jornadas en el pueblo aledaño.

Desconectar en el interior de España y vivir una experiencia única es posible con las opciones que propone el Balneario el Raposo. Una escapada de ensueño para disfrutar del final del verano. http://www.balneario.net

 

 

Diez pistas para descubrir la más pura esencia talayótica de Menorca

Más de 1.500 yacimientos arqueológicos en apenas 700 km2 dan idea de la importancia de la cultura talayótica menorquina. Y en especial de la taula, monumento único en el mundo

 

Navetas, talaiots, taulas, poblados y necrópolis constituyen la esencia de la cultura talayótica, una de las principales señas de identidad de Menorca y que nos remiten a la prehistoria de la isla. Un conjunto de monumentos construidos entre dos milenios: del año 2.300 a.C. hasta la conquista romana en el 123 a.C. Más de 1.500 yacimientos diseminados a lo largo de todo el territorio pero perfectamente integrados en el paisaje menorquín. De ellos destacan una decena, ideales para descubrir esta cultura y admirarla relajadamente tras los chapuzones en las mil y una playas y calas de esta isla balear, Reserva de la Biosfera.

 

     En Menorca el paisaje tiene un elemento natural que entronca con su cultura e historia: las piedras. Ellas son la materia prima de un patrimonio arqueológico de incalculable valor e único en el mundo, que supone el más fiel testimonio de los primeros moradores de la isla, cuyos vestigios más remotos nos llevan a un viaje de regreso al pasado de más de cuatro milenios: hasta el año 2.100 antes de Cristo.

 

Las navetas funerarias, construcciones para enterramientos colectivos en forma de nave invertida; los poblados de navetas domésticas y los poblados con espacios de habitación con diferentes estructuras arqueológicas como los talaiots, torres troncocónicas destinadas a la vigilancia y como hito en el territorio; los recintos de taula, que tenían asignada una función ritual y en cuyo interior se ubica una estructura formada por una columna y un capitel en forma de T; o los enterramientos en cuevas, generalmente en barrancos, llegando a crear auténticas necrópolis, constituyen la base de la llamada cultura talayótica, una de las principales señas de identidad culturales de Menorca.

 

De los más de 1.500 yacimientos arqueológicos diseminados por los 700 km2 de superficie que tiene la isla hay una de decena de ellos imprescindibles para descubrir y admirar la más pura esencia de la Menorca prehistórica.

     1–Naveta des Tudons. A 9 kms de Ciudadela. Es el auténtico icono de la cultura talayótica menorquina gracias al excelente estado de conservación con el que ha llegado a nuestros días como a sus características tipológicas, que lo convierten en una construcción única en el mundo. Un tipo de tumba que solo se encuentra en esta isla. En su interior se hallaron restos de más de un centenar de individuos, junto con ajuares y pequeños recipientes de cerámica donde se depositaban las ofrendas. Fue construida uniendo piedras de dimensión media encajadas en seco, sin mortero.

 

     2–Torre d’en Galmés. En la carretera de Alaior a Son Bou. El poblado talayótico mejor conservado de Menorca, con sus 5 hectáreas, ubicado sobre una colina desde la que se domina la zona sur de la isla. De entre sus numerosas casas la más monumental es la conocida como ‘Círculo Cartailhac’. También puede admirarse su sistema de recogida de agua de lluvia, con aljibes de diferentes dimensiones. Asimismo destaca por su alto grado de conservación una de las salas hipóstilas utilizadas como almacén y varias cuevas con diferentes usos. Antes de llegar al poblado se halla el Centro de Interpretación, que recrea con imágenes y objetos la vida en el poblado.

     3–Poblado talayótico de Trepucó. Unos 2 kms al sur de Maó. Uno de los más grandes de la isla. Se conservan dos talayots, una parte de la muralla con dos torres cuadradas, restos de viviendas y uno de los más monumentales recintos de taula de la isla. El talayot mayor y la taula se localizan en el centro de una fortificación de planta en forma de estrella, construida en el s. XVIII.

 

4–Talatí de Dalt. Por un desvío a 4 kms de Maó en la carretera principal que lleva a Ciudadela. Poblado talayótico con uno de los recintos de taula más monumentales y bellos de la isla. Tiene una configuración muy particular porque una columna y su capitel se apoyan sobre el lateral de la T central, caídos accidentalmente. También destaca su conjunto de casas que conservan su cubierta de losas colocadas de forma radial, sustentadas por columnas.

5–Torralba d’en Salort. Por la carretera de Alaior a Cala’n Porter. Poblado prehistórico en el que se encuentra el recinto de taula mejor conservado de la isla, con una T que alcanza los 5 metros de altura, además de un hipogeo, una sala hipostila y restos de talayots y otros elementos.

 

6–Necrópolis de Calescoves. En la carretera de Sant Climent a Cala’n Porter. Espectacular conjunto de cavidades –más de noventa– excavadas en las paredes de los barrancos y la costa, utilizadas para enterrar a los muertos. Además, desde el siglo IV a.C. hasta el VI d.C fue importante lugar donde fondeaban los barcos de las potencias comerciales del Mediterráneo.

 

7 –Necrópolis de Cala Morell. A unos 12 kms al norte de Ciudadela. Este conjunto de 14 cuevas excavadas en un barranco es uno de los más espectaculares cementerios prehistóricos de la isla, en una cala de gran belleza, entre acantilados.

8–Navetas de Rafal Rubí. Cerca de Alaior, a unos 4 kms de Maó por un desvío desde la carretera Me-1. Dos tumbas parecidas a la des Tudons pero más pequeñas y la particularidad de estar muy próximas una de la otra. Dos tumbas colectivas con una losa perforada de acceso a la cámara interior.

 

9–Cornia Nou. Situado en Maó, se accede desde la carretera que conecta con el aeropuerto. Conserva dos talayots de diferente tipología: el menor presenta un corredor cubierto de losas que lo atraviesa diametralmente y está articulado con una muralla. Se cree que fue la entrada al poblado. El talayot grande, que supera los 10 metros de altura, conserva imponentes escaleras en la parte superior y, adosados a su base, se pueden apreciar espacios de manipulación de alimentos.

 

10–Poblado talayótico de Binissafullet. Por la carretera de Sant Lluís a Binissafúller. Pequeño poblado que destaca por la variedad de restos que conserva y los acebuches que lo envuelven. En medio del recinto resalta un talayot de planta circular y un recinto de taula restaurado en 1990.

 

Al margen de estos 10 monumentos, para complementar cualquier aproximación a la cultura talayótica es de obligada visita el Museo de Menorca, en el antiguo convento de Sant Francesc, en Maó, que alberga piezas prehistóricas halladas en las excavaciones arqueológicas; y también el Museo Municipal de Ciudadela, ubicado en el palacio Can Saura, con una exposición sobre la prehistoria de Menorca, con la particularidad que en su interior pueden verse los restos de una excavación de tumbas musulmanas aparecidas en la remodelación del edificio.

 

Más información en www.menorca.es